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Me senté en el último escalón de la escalera. Las calles de Alexandria se encontraban totalmente vacías a esta hora. 

Exhalé el humo del cigarro y la pequeña nube desapareció en cuestión de segundos.

Dejé el cigarro en mi boca y subí el cierre del chaleco, la brisa nocturna movía mi cabello y mantenía mi nariz y mejillas algo coloradas.

No había logrado dormir esta noche, ni tampoco las anteriores a esta desde el día en el que la mayoría se enteró de lo de Duncan, mucho menos desde lo ocurrido en la enfermería.

Escuché pasos desde el interior de la casa y me giré hacia la puerta.

— ¿Amelie? — Carl apareció por debajo del umbral y cruzó sus brazos sobre su pecho por el frío. Su cabello estaba desordenado, vestía su pijama y tenía sus pies descalzos.— ¿Qué haces aquí? — le mostré el cigarrillo.

— Es más de media noche, ¿por qué estás despierto? — quise saber. 

— Bajé a tomar un vaso de agua. — caminó hasta sentarse junto a mí.

Levanté un poco mi pie y apagué el cigarro en la suela de mi zapato para no molestarlo con el humo. 

— ¿Sabes? Nunca imaginé estar en un lugar como este. — le confesé. — Sin tener que esconderme y escapar de los muertos.

— Nosotros tuvimos algo así, — contó con tristeza. — pero nos lo quitaron. Fue antes de conocerte. 

— Sí. — asentí lentamente.— Rick me contó un poco de eso cuando nos conocimos.

No muy lejos, se escuchaban los ruidos que emitían los caminantes fuera de los muros, que contrastaban a la perfección el silencio nocturno de Alexandria.

Oye, Amy. — lo miré. — Quería pedirte perdón. — fruncí mi ceño.

— ¿Qué? — pregunté divertida, pero al verlo jugar con sus manos mi sonrisa se borró. — ¿Por qué? — pasó sus ojos a la calle.

— Cuando nos conocimos, yo...— hizo una pausa. — te dije que te ayudaría a buscar a quién tú estabas buscando. — pasé saliva y también miré hacia el frente.

— Carl, está bien. — me apoyé en mis rodillas.

— No, no lo está. — ladeé mi cabeza para mirarlo. — Yo te lo prometí. — frunció su ceño.— Y no lo cumplí.

Comencé a jugar con mis manos, sin saber qué decir ante sus palabras.

— ¿A qué va todo esto? — me atreví a preguntar. 

— El otro día...— bajé mi cabeza.

— Nada pasó el otro día. — hablé con calma.

— Por favor, Amelie. —  hizo una pausa.— Ya no soy un niño que no se da cuenta de las cosas que suceden a su alrededor.

Una sonrisa triste se coló en mi rostro.

— Es verdad. — estuve de acuerdo.— Supongo que lo notaste, ¿no es así? — asintió.— De todos modos, sí cumpliste tu promesa.

— No, no lo hice.— contrajo sus cejas.

— Ya no estoy sola, nunca más, ¿recuerdas? — sus ojos brillaron un poco.— Carl, tal vez lo perdí a él, pero te gané a ti. — golpeé su hombro con el mío. — A todos ustedes. — apoyó su cabeza en mi hombro. — Solo eso necesito.

— Pero nosotros no lo sustituimos.

— Tienes razón, ustedes son mejores. — sonrió.

— Me refiero a que quizá deberías intentar salir con alguien.— fruncí mi ceño. — Hay muchas personas aquí.

𝐋𝐎𝐘𝐀𝐋𝐓𝐘 || 𝙳𝚊𝚛𝚢𝚕 𝙳. /𝙽𝚎𝚐𝚊𝚗 𝚂.Where stories live. Discover now