VI

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Llegamos por fin a las orillas del parque, el tránsito era denso ya a las 6 de la mañana, muchos corrían para llegar a su trabajo, se podían ver ya varios autos en circulación aún bajo el cobijo de la oscuridad, todos tan apresurados sin notar nada más que su reloj y mostrando su preocupación en la cara, vaya forma de comenzar el día, yo generalmente a estas horas iba partiendo de la cama donde me hubiera tocado estar y cuando salía de donde fuese me echaba a andar con tranquilidad notando esta angustia siempre en las personas a mi alrededor.

—Hemos llegado a la penúltima parada.

—¡Ja! ¿Sigues insistente? Hasta ahora no me has convencido. Y exactamente ¿A donde vamos?

—Hasta la cima.

Habíamos parado en un edificio alto, era de los más altos que había en la ciudad y estaba justo frente al parque. Yo había ya pasado varias veces frente a el pero sin tomarle importancia. Era solo un edifico mas para mi, uno de 60 pisos, que de extraordinario podía tener la madriguera de "godinez".

— ¿Y esta es tu última carta qué jugaras?, ¿Mostrarme un edifico?

—Si no le temes a las alturas no es cualquier edificio, apuesto a que nunca has entrado y no sabes que hay dentro.

—Sí, es una madriguera de "godinez"— le dije en tono aburrido

—Jajajaja, anda vamos que esto está por comenzar.

—¿Como, vamos a entrar? Pero esta cerrado aun Dan.

—¿Y qué ?, ¿Acaso temes a algo?

—Para nada.

—Entonces vamos— Acto seguido me tomo la mano y me llevo hacia la puerta trasera del edificio, parecía que frecuentaba el lugar pues con destreza supo abrir la puerta trasera y nos metimos al edifico.

—Bien, jamás he cogido de esta forma. Vaya que me has sorprendido.
Estaba por besarlo para iniciar la noche (o lo que quedaba de ella) de pasión, cuando su carcajada me detuvo.

—Tranquila, aún no. Debemos llegar hasta allá arriba.
Me corto la inspiración y eso es lo pero que podía pasarle a una mujer como yo, estuve a punto de irme, pero algo me detuvo, mi maldita curiosidad. Después de tanto que carajos habría allá arriba. Así que sólo disimule mi enojo.

—Estas loco si piensas que subiré  todas estas escaleras. ¿Quieres que llegue?, Tendrás que cargarme.

—Esta bien, anda trepa.
Jamás pensé que diría que si, y si en verdad aguantaría a subir todos esos escalones conmigo a cuestas, así que acepte. Él se dio la media vuelta, y trepe en él como de caballito, sujetándome a su pecho, vaya que se cuidaba el muchacho aunque no se notaba a simple vista, me carga y me sujeto de las piernas.

—¿Lista?, Andando.

Hizo unos ademanes como de quien se prepara para un trabajo duro, movió las piernas como si estuviera trotando en su mismo lugar y avanzó, he de admitir que eso fue gracioso, llegamos a las escaleras y entró por el pasillo de junto. Llamo al ascensor y entró, seleccionando el último piso.

—Ves, te dije que si iba a poder Jajajaja—su carcajada fue estruendosa y contagiosa

—Eres un idiota, pero bien jugado—Nada me gusta más que me hagan reír con idioteces

—Si usted gusta puede quedarse en mi espalda hasta que lleguemos.

Eso me hizo entrar en razón y bajarme. No tardo mucho el ascensor en llegar al piso 50, al salir era un pasillo con varias puertas imagino que a muchas oficinas pequeñas, el me tomo y guió a una de esas puertas. Que daba unas pequeñas escaleras que igual daban a otra puerta pequeña.
Las subimos y al llegar estábamos en lo más alto que podíamos llegar del edifico.

—Aquí es chica del bar.

—Es impresionante como se ve el cielo desde aquí.

Estaba por amanecer, así que comenzaba a notarse in pequeño azulado claro en el cielo y como lo más negro se iba minimizando. Aún no se notaba nada de la luz del sol.

—Esto aun no es todo, anda ven. Ahora si no me sueltes.

Yo no dejaba de contemplar el cielo.

—Asomate.

—Son autos Dan—le dije como si no los hubiese visto antes

—Desde aquí solo parecen pequeñas luces que avanzan, esas son estrellas que se mueven en el pavimento. Y cada una contiene un deseo que debo cumplir. Como las que están arriba. Pero estas las tenemos abajo y nosotros podemos ser participes de esos deseos. Podemos ser un deseo, podemos acercarnos y tocar las estrellas con un solo dedo.
Vaya forma de ver la vida, esa noche el me había mostrado una forma diferente de ver mi entorno. Otro ángulo de la vida y el, el era un chico bueno.

—Vaya Dan, no había visto de esa forma a todas esas personas correr, siemore las veo apresuradas pero no había pensado mas allá.

—Chica del bar, aunque no parezca no lo habías notado por que al igual que ellos tú también corres.

—¿Qué?

—Dime cuando el tiempo corre, ¿Tú también  corres?
Ahora entendía esa frase que me había dicho en el trayecto del Uber. Era cierto yo también corría con mis pensamientos y no veía que las personas tambien eran personas con sus propias batallas y sueños.
El sol comenzaba a mostrar sus primeros rayos  y el cielo se pintaba un poco de amarillo muy tenue, algo de naranaja, un azul claro que iba oscureciendo hasta lo poco de noche que quedaba.

Para variar Dan volvió a interrumpir cuando sentía magia —Es tiempo  de irnos o te derretiras.

—¡Oye ya basta de eso, que no soy una bruja! No me derreti con el agua. Y además quisiera ver el amanecer desde aquí.

—Hoy no chica del bar, para ver el amanecer como si fuera el primero del.mundo, no ea el lugar apropiado. Un día te llevaré a verlo en otro lugar donde te sentirás como si nunca antes hubiera amanecido.
Acto seguido me tomo de la mano y salimos de ahí. Se escuchaba y veía mas movimiento en el edifico. Comenzaban a llegar los godinez, y bajamos como si fuéramos uno mas. Nadie nos prestaba atención todos iban en su mundo y yo creo que estaba en el mundo de Dan, y esta vez me tocaría preparar el desayuno.

Continuará...

Elizabeth Santillan
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FEMME FATALE-Disponible en FísicoWhere stories live. Discover now