Nix

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Era lunes por la tarde; faltaba media hora para el término de las clases de ese día y consecuente examen en el curso que impartía Miguel. El sorceri yacía sentado en el banco de su escritorio observando hacia al frente a todos sus alumnos. Ellos estaban tranquilos resolviendo los ejercicios matemáticos en sus carpetas; y el maestro del aula bordeaba sus recuerdos del día anterior.

Miguel solo pudo dejar de pensar en el pasado cuando la hermana menor de Francisco -María- interrumpió su charla con preguntas sobre el almuerzo y otras frases que Miguel no le dio mucha importancia; es más aprovechó esa oportunidad para irse de la pastelería. No obstante, antes de irse, por la amabilidad del humano, llevó consigo algunos pasteles para llevar hasta su casa. Francisco quería darle como obsequio aquellos dulces al ver lo mucho que le gustaban al hechicero. Como consecuencia, en el presente, traía consigo un par de tápers lavados y secos para devolver.

Ese domingo fue extraño, recordó sucesos de un pasado indoloro, sucesos que le hacían preguntarse "¿Por qué?" "¿Por qué todo había resultado así?"; inmediatamente después de esa pregunta, recordó las razones que aún lastimaban su corazón y estabilidad emocional. Fue así que, al llegar la noche, tiró los pasteles al tacho de basura, bebió una gran cantidad de cerveza demoniaca y mientras se lastimaba con su daga poco a poco se tranquilizaba hasta el amanecer. No iba a correr el riesgo de dormirse otra vez, ciertamente las pesadillas eran mucho peores que sus recuerdos o sus heridas; por lo menos en ellas no podía escuchar las vívidas voces de "ellos", de aquellas personas que no pudo proteger.

Al sonar el timbre que daba término a las clases, y después de recoger los exámenes de sus alumnos, Miguel se acercó a María Burgos cuando la mayoría ya había salido, para así entregarle los tápers de su hermano, sin embargo, la pequeña se negó con una sonrisa pícara y con un "Oh, bueno, no creo poder llevar todo eso dentro de mi mochila hasta llegar a mi casa, pero no se preocupe, profesor, mi hermano vendrá a recogerme así que puede usted mismo dárselos".

Como consecuencia de su falta de negación y que la menor no entendiera sus expresiones -sus ahora casi nulas expresiones- ahora estaba a su lado, en el portón de salida de la institución, esperando la llegada de Francisco.

Como consecuencia de su falta de negación y que la menor no entendiera sus expresiones -sus ahora casi nulas expresiones- ahora estaba a su lado, en el portón de salida de la institución, esperando la llegada de Francisco

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Desde lo lejos pudo percibir la silueta del profesor Prado al lado de una niña pequeña, que suponía era su hermana. Francisco se acercó a paso lento con una amable sonrisa mientras un leve rubor se acentuaba en sus mejillas.

—Profesor Prado, hola. —el mencionado asintió levemente con su cabeza.

María recorría su vista alrededor de su hermano y atrás de él buscando a alguien más.

—Uh...es una sorpresa verlo aquí. Uh, digo, este es su lugar de trabajo, solo me refiero a la salida, ya sabe, al lado de mi hermana. —su voz titubeaba al formular sus oraciones mientras que un estoico Miguel no decía nada y lo dejaba avergonzarse a sí mismo.

Suspiró.

—Creo que sabe lo que estoy tratando de decir, ¿no?

Después de unos cortos pero largos segundos de silencio para Francisco, Miguel le contestó elevando un poco los tápers que tenía en sus manos, señalándolo con obviedad.

Egoísmo [AU] | EcuPerWhere stories live. Discover now