Especial Parte II: Visitas

103 21 54
                                    

La oportunidad estaba en pie, todos los "Bertas" [1] se organizaron planeando el momento y ocasión propicia para aislar al protector de los sorceris junto al heredero feodal, quien llevaba consigo el veneno capaz de acabar con la vida del enemigo número uno para la gran mayoría de inmortales. Miguel Sorceri.

Uno estaba frente al otro, la mirada dorada era afilada sin descuidarse de ningún detalle; por otro lado, la mirada clara de Francisco estaba desprovista de malicia alguna, se enfocó en los orbes ámbar acariciándolos a la distancia con su simple vista.

—¿En verdad crees que puedes vencerme? ¿Tú solo? 

Miguel evocó una barrera de protección sobre él mientras sostenía su espada en mano. Francisco, en cambio, no respondió, siempre cuidó sus expresiones y sus pasos lentos al acercarse.

—¿Qué? ¿No tienes lengua con qué soltar improperios? —se burló ladino.

Nuevamente el mayor no le contestó. Miguel, dejó de reírse y cuidó cada paso del fey.

Hace algunas horas, supo que con su propia fuerza y destreza jamás derrotaría al sorceri de la protección y la memoria. Miguel era hábil incluso sin sus poderes, sus reflejos eran buenos ante cualquier mínimo descuido; incluso si Francisco pudiera blandir su espada envenenada hacia su cuello, la protección de Miguel haría rebotar dicho ataque. No existía algún punto débil en él.

Su única alternativa era hacerle bajar su guardia ante él, así que junto a Phoenix [2] idearon la mejor manera de introducir el veneno en el hechicero. Buscaron a una bruja de la "Casta de hechicería" [3] y de esa manera, encapsularon con magia el líquido mortal en la boca del feodal, de tal forma, que el veneno no afecte a Francisco, pero sí a Miguel.

En la actualidad el heredero fey extendió su mano, con su sola mirada el sorceri entendió su silencio.

Miguel bufó en respuesta.

— ¿Qué? ¿Quieres escapar conmigo? ¿Planeas traicionar a tu gente?

La mano extendida seguía en el mismo lugar.

—Jamás iré contigo, principito. —se burló.

Francisco dejó de extenderle su mano; incluso soltó la empañadura de su espada al suelo. Miguel frunció su ceño con extrañeza y se mantuvo alerta cuando el más alto se acercó sin arma alguna.

"No puedo hablar, es la condición para que la magia funcione", "Si no puedo convencerlo con mis palabras, lo haré con mis acciones, aún si arriesgo mi vida en ello". Pensó el feodal mientras se acercaba.

Tan solo a un paso de distancia, y con la mano de Francisco extendiéndose para tocar la contraria, aquella chocó con una barrera de protección.

—Escúchame bien, principito. —escupió Miguel con la mirada airada acercando su rostro al ajeno— No sé qué es lo que intentas, pero no funcionará. —dijo entre dientes.

Los orbes claros del heredero al trono denotaron desilusión pero de inmediato volvieron firmes con una gentileza y anhelo que hasta el mismísimo sorceri podría descifrarlo.

Francisco tocó la barrera hasta que poco a poco Miguel la hizo desparecer; en consecuencia, el fey tomó delicadamente su mano, no realizó ningún ataque de muerte, él siguió tocando y admirando a su destinado. Su otra mano la elevó con lentitud hacia la nuca de Miguel, y en un abrir y cerrar de ojos ya tenía una espada rozando su cuello. Miguel siempre estaba alerta, incluso cuando su barrera se desvaneció.

Egoísmo [AU] | EcuPerWhere stories live. Discover now