Inicio de sus Pesadillas | Parte 3

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Lara, la tercera hija de los monarcas del reino Sillian, en su momento, fue una dulce joven que repartía cariño a su familia y conocidos; asimismo siempre se encargaba de brindarles alegría incluso en los días más oscuros.

Sus padres normalmente se reunían con muchos aliados del reino inmortal, en donde hablaban de finanzas, asuntos políticos, comercio y otros temas. En una de esas tantas reuniones, Lara a escondidas observó al joven heredero del reino Livádi, quien acompañaba a sus padres por primera vez.

El chico era alto, elegante, apuesto y con un aura muy calmada y atractiva. Lara se enamoró de él en cuanto lo vio. Para ella era como un cuento de hadas. El amor a primera vista.

Tiempo después, supo que fue comprometida con dicho heredero fey. Apenas supo de la noticia, su corazón se llenó de alegría, sabiendo que estaría al lado de la persona que amaba. No importaba que todavía no llegaba a la edad de adultez, mientras antes pudiera estar con él, sería mejor.

Sin embargo, en cuanto contrajo matrimonio con Francisco y se mudó a vivir en su reino, todas las ilusiones que su mente creó en base al amor que sentía por él, fueron quebradas al saber la verdad.

El apuesto noble fey que tanto quería, amaba a alguien más; no solo eso, sino que esa otra persona era en realidad su destinado, aquel que le fue otorgado por los cielos.

Lara no podía mentirse a sí misma, durante mucho tiempo le guardó rencor al sorceri por el simple hecho de ser la única persona en el corazón de Francisco. Ni siquiera en la noche de consumación de bodas pudo pasarla con el emperador, sino que tuvo que aguantar con lágrimas en su rostro, que el mayor se fuera a la habitación del hechicero, porque sí, al no poder casarse con su destinado, lo hizo su amante.

Si bien a Lara no le faltaba nada material, para ella vivir en ese castillo fue una tortura. Tenía que soportar día con día, como Miguel era preferido por sobre ella. Ni los pequeños atisbos de felicidad al procrear al futuro heredero, pudieron ayudarla.

Lara odiaba al sorceri Miguel, lo odiaba tanto, o eso creía.

La noche que llegó Francisco en uno de sus tantos viajes, escuchó desde su habitación los gritos y bulla provenientes del nivel inferior. Ella no sabía muy bien el lío que se armó, pero se hizo una idea cuando tiempo después, Francisco llegó a la habitación donde se encontraba para tirar las cosas de sus lugares; asimismo no pudo evitar oír los lamentos y súplicas del hechicero. Ella no sabía lo que sucedía con exactitud, pero tenía miedo de preguntar.

En todo el tiempo que conoció a Francisco, jamás vio su faceta de descontrol y enojo. Fue algo que la asustó haciéndola temer por su seguridad.

Un par de días después, al amanecer, ella se encontraba allí. Alejada pero observando el castigo que se le infligía a un guardia llamado Cadeon.

¿Muerte por calcinación? Eso era cruel incluso para ellos. Su corazón saltaba contra su pecho temiendo lo peor. Una de sus manos fue a su vientre con el fin de calmar al niño en su interior.

No obstante, a la crueldad demostrada por el actual emperador, Lara siguió quedándose allí, observando cada suceso. Vio a Miguel llegar, llorar, suplicar, gritar y rogar para que se detengan. Vio también cómo Francisco se alejó de manera indiferente, no atendiendo ni siquiera a la persona a quien decía amar.

¿Por qué le hacía eso? ¿No todos eran débiles al sufrimiento de su destinado? ¿Y por qué castigaba de tal forma al guardia?

¿Por qué le hacía eso? ¿No todos eran débiles al sufrimiento de su destinado? ¿Y por qué castigaba de tal forma al guardia?

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⏰ Last updated: Apr 03 ⏰

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