Egoísmo [AU] | EcuPer

Cadeon Sorceri

Los ojos grises parpadearon lentamente mientras se abrían. Fue el rostro de una persona con orbes del color del sol que le dio la bienvenida después de un largo tiempo de letargo.

"¿Quién es?" Pensó en un primer momento.

Su mirada luego se enfocó en lo que rodeaba a esa persona a su lado, y en consecuencia también a él. Era un inmenso campo lleno de una diversa vegetación. Al costado se asomaba un riachuelo calmo, pero a parte de eso, no había más.

—¿Dónde estoy? ¿He muerto?

Miguel estuvo atento a sus reacciones ahora que estaba consiente, averiguando por su cuenta, el resultado de la extracción de su memoria. 

—Uh...¿Hola?

El humano permaneció en silencio por unos segundos procesando mejor la situación en que se encontraba. Rebuscó en sus memorias por algún indicio del modo en que llegó allí, o el conocimiento de donde se encontraba, hasta darse cuenta que ni siquiera sabía quién era.

—Yo...¿Dónde...? —negó— ¿Quién soy?—murmuró levantando su mirada al rostro moreno.

Miguel apretó a escondidas sus dedos formando un puño por la culpa de borrarle sus memorias.

—Yo...no lo sé.—mintió— solo te encontré muy mal herido en la orilla del río y con el poder que tengo te sané. —habló bajo.

Miguel no mentía muy bien. Solo alguien que lo conocía muy bien sabría que cuando miente su tono de voz disminuye considerablemente, o de igual manera, puede desviar la mirada hacia otro lado.

—Oh...

—Uh...—se mordió el labio inferior antes de continuar— bueno, tenías graves contusiones en tu cabeza, quizás tuviste fuertes golpes en ella que te hicieron perder la memoria.

—¿Eso es posible?

—Bueno... eso es lo único que se me viene a la mente como para que pueda explicar tus nulos recuerdos. —nuevamente bajó el tono de su voz.

Cadeon lo observó por un par de segundos y después esbozó una ligera sonrisa.

—Muchas gracias.

—De nada.

—Yo todavía no sé quién soy. Mi mente está en blanco. 

Miguel hace un momento lo había invitado a sentarse más alejados del riachuelo, y más cercanos a los arboles frutales. Había cortado algunas manzanas y se las había entregado para que se alimente. Necesitaba hacerlo si quería recuperar fuerzas.

—Lo que sí puedo saber con certeza es que eres un humano. Un mortal entre muchos inmortales.

—Eso... ¿Es malo?