Discusión

76 16 22
                                    

Después de la celebración en el palacio del emperador, Miguel y Cadeon se fueron a seguir la fiesta en el pueblo junto a los demás cuidadanos, quienes para ellos, se divertían mucho más que los nobles feodales, prolongando así su compañía hasta altas horas de la noche.

Desde hace varios años que el sorceri no se divertía tanto como ese día, sin miramientos, sin juicios sobre su persona ni resentimiento alguno, ahí solo era un simple inmortal para los demás.

Así fue que regresó al palacio con una sonrisa sincera por la enorme paz que sintió esa noche. Al ingresar a su propia habitación, su sonrisa pacífica se extendió más al ver a quien tanto esperaba, a su emperador.

— ¡Francisco!

Ese era el momento, después de tanto podía tener un momento a solas con él, podía aclarar el conflicto pasado y disculparse con su destinado, podían volver a lo de antes.

Miguel estaba tan feliz que solo quería lanzarse a los brazos del mayor y disculparse por todo, quería besarlo y atesorarlo. Lo extrañó tanto.

Francisco, quien se levantó de la cama en el cual estaba sentado esperando a Miguel, se levantó, revelando su rostro áspero y serio. Ahí fue cuando la sonrisa del hechicero menguó.

— ¿Quién era él?

— ¿Qué? —Miguel estaba extrañado por la pregunta así como también por el cambio de ambiente.

— Ese bastardo con quién bailaste y coqueteaste.

Francisco en verdad trataba de controlar lo enojado que estaba desde que los vio, incluso ahora se abstenía de levantar la voz.

— ¿Cómo? ¿Coquetear?

Francisco apretó sus labios.

Miguel, quien ante la situación, se volvió lento y torpe, recordó al final que la persona de la que hablaba no era nadie más que su protegido Cadeon.

— ¿Te refieres a Cadeon?

— Incluso sabes su nombre. —dijo el mayor entre dientes.

Los ojos dorados no se permitieron pestañear al ver oscurecerse los claros orbes de su destinado.

Francisco, te equivocas, no es así. —se acercó a su emperador— Cadeon es solo un niño, es un amigo, no es nada de lo que piensas, te lo aseguro.

— ¿Amigo? ¿Por qué deberías ser amigo de él o alguien más?

Miguel se quedó callado por la sorpresa.

— ¡Eres mi destinado, Miguel! ¡Mi pareja! Todos lo saben. Que hagas eso solo ...

Francisco no terminó de decir lo que pensaba, por más molesto que estuviere, pensó que era demasiado, incluso para él.

— ¿Qué? ¿Me estás diciendo que no puedo tener amigos? ¿Que pase mis días en soledad? ¿Permitiéndome vivir solo cuando tú estás?

— No lo hago por eso y lo sabes. —el mayor desvió la mirada— Los nobles hablan, sabes lo que dirán de ti, yo no quiero eso, no lo mereces.

— Tú...—la voz de Miguel tembló— realmente no sabes que he estado en la "boca de todos" desde que empecé a vivir aquí ¿No?

Francisco volvió a dirigir su mirada al menor.

— Cada día de mi vida es así, cuando no estás, siempre están murmurando e inventando cosas sobre mí. No es algo nuevo. — las lágrimas se acumulaban en sus ojos— Desde el día de tu boda, siempre ha sido así para mí, lleno de completa tristeza y soledad.

Egoísmo [AU] | EcuPerWhere stories live. Discover now