Lo necesario

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Una aparente joven de mediana estatura, cabello color azabache, ojos carmesí, labios magullados, y de igual manera que todos los encerrados en ese lugar, su cuello era adornado por un collar metálico que le impedía usar sus poderes; yacía en el suelo abrazando sus piernas mientras recordaba el cómo era ser prisionera de una manera inservible. Hasta hace días todavía seguía luchando por salir de ese tétrico lugar; más ahora, solo se resignaba a lo inevitable.

Sarahí observaba de vez en cuando a su compañero de celda, Lazarus era un curador que había sido secuestrado más tiempo que ella; ahora él descansaba en una esquina con la respiración pesada. De su pecho descubierto relucía las grapas en línea vertical que trataban de cumplir la misma función que un hilo médico para cerrar aberturas de operaciones. Ya había dejado de sangrar, y ahora su metabolismo inmortal le ayudaba a que se cierre toda abertura como si no hubiera alguna; pero con las grapas puestas eso sería difícil. La carne se uniría junto a aquellos instrumentos metálicos. Sin embargo, eso parecía el lado bueno de todo lo que había sufrido el curador cuando lo aislaron para investigar. Muy pronto sería su turno. Sarahí temblaba del miedo, cualquier cosa era mejor que estar encerrada allí.

Sus orbes confusos captaron la presencia de alguien más apenas en ese instante, elevó su rostro para poder apreciar mejor a aquel individuo, y cuando recordó al hechicero, supo que estaba equivocada, sí había algo peor, y ese era encontrarse con el sorceri de sus pesadillas. 

Bastó un segundo para que el estoico Miguel tocará a la hechicera y la trazara junto a él hasta una cueva que había apartado para sus cometidos.

Como si su destino fuese el de ser prisionera, nuevamente descansaba en una esquina de la recién construida celda de tierra reforzada con la protección de Miguel

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Como si su destino fuese el de ser prisionera, nuevamente descansaba en una esquina de la recién construida celda de tierra reforzada con la protección de Miguel. Se protegía a sí misma observando con cautela y temor al sorceri derrotado en el suelo.

Hace unos minutos tuvieron una discusión muy fuerte, Miguel enloqueció y destruyó todos los objetos materiales del lugar; no obstante, al final se las arregló por mantenerla encerrada construyendo esa celda con alguno de sus poderes robados.

Por lo menos, ya no tenía en su cuello aquel collar de anulación. El sorceri había pagado una suma muy fuerte por la mano de un guardia de alto grado para deshacer el grillete. En teoría, Sarahí podía utilizar su poder para salvarse e irse de allí; lamentablemente su don era inservible contra Miguel. No era su culpa, solo tuvo mala suerte en toda su vida.

Sarahí notó que Miguel se levantaba de su sitio, esbozaba una sonrisa tenue en conjunto con una mirada fría y vacía.

—Incluso ahora...—murmuró el menor— no puedes soltarme.

Se enderezó con el semblante estoico y un aura aterrador.

—Bien. —se dirigió a la famélica mujer— haré lo necesario para liberarme.

Seguidamente se trazó.

Seguidamente se trazó

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Egoísmo [AU] | EcuPerWhere stories live. Discover now