58. Lindo Día

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EMMA BETANCOURT.

Emoción, nervios, felicidad. Un montón de emociones recorrían mi cuerpo a la vez. Estaba muy feliz, todo estaba saliendo tan bien.

—Diviértete mucho, preciosa. Te voy mañana.

Susurró en mi oído Black para que solo yo lo escuchara, en estos momentos había agradecido que Domma se haya volteado y nos haya dado un poco de privacidad a Black y a mí, yo solo asentí con una sonrisa la cuál fue correspondida.

—Cuando llegues a la residencia puede que haya algo para ti.

Agrego con las cejas alzadas con diversión, su aliento olor a menta chocaba con mi nariz causando un cosquilleo. Mis cejas se juntaron al escuchar eso, no pude preguntar nada cuando se inclinó hacia a mí y depósito un beso en mi frente, casi hago una mueca cuando se separó de mí, yo le hubiera dado un beso en los labios, pero había dos porblemas, Dominic no estaba más de cinco metros de distancia y no traía mi bálsamo labial para mis labios secos.

Me separé de Black cuando él dejó de rodearme con sus brazos, sentí un poco de frío cuando me separé de él, Black es muy calientito, fácilmente podría dormir a su lado calientita sin ningún tipo de manta.

Se despidió de ambos. Dominic no tardó en tomarme de la mano y encaminarme hacia la puerta. Cuando estuvimos afuera del departamento donde Black se quedó apoyado en el marco de esta.

—Nos vemos mañana, hermano.

Se despidió Dominic colocándose mi mochila sobre sus hombros.

—Adiós.

Me despedí con una pequeña sonrisa, Black desvío su mirada hacia a mí y me dedicó una pequeña sonrisa que no noté tan natural, tal vez era porqué Dominic se encontraba aquí.

—Bye.

Se despidió borrando su sonrisa apoyando su cabeza en el marco de la puerta, Dominic me tomó de la mano y comenzamos a caminar hacia su motocicleta, mis cejas se juntaron al ver cómo él se sentó en la parte trasera de la motocicleta y me extendió un casco con una sonrisa.

—Manejaras solo por hoy a mi bebé.

Habló con una sonrisa, mi boca se abrió en sorpresa al igual que comencé a sonreír. Hace mucho que no manejo una motocicleta, sin pensarlo mucho tomé el casco y me lo coloqué para subirme a la bebé de Domma que rodeó con sus brazos mi estómago.

—Solo no me mates.

Pidió con cierto temor en su voz.

—Sí, sí, lo que digas —comenté sin importancia.

Quería asustarlo así que giré el acelerado haciendo que las llantas rechinaran contra el pavimento y Dominic gritara peor que una mujer asustada, solté una carcajada cuando dejé de acelerar. Ese gritó jamás se me olvidará.

•••

—¡DÄMONENBRUDER!

Grité con todas mis fuerzas al reconocer esa cabellera castaña y esa espalda ancha que se encontraba a lado de un Jeep de color gris oscuro. Mi emoción incrementó el triple cuando aquel hombre se giró sobre su porpio eje y pude verle, una sonrisa se formó en los labios de mi hermano permitiéndome ver sus dientes. Sin pensarlo mucho salí corriendo con toda la velocidad que me podía brindar mis piernas, mi corazón estaba latiendo a una velocidad impresionante que hasta podía pensar que se iba a salir de mi pecho en cualquier instante. Al estar cerca de mi hermano pegué un brinco, Abdiel al parecer se lo esperaba ya que de inmediato me atrapó entre sus brazos soltando una carcajada de felicidad.

Un Simple ErrorDonde viven las historias. Descúbrelo ahora