23 | Poder de perdida y renacimiento

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Aparco justo frente a la entrada ya abierta del instituto, bajo las escaleras a toda prisa desesperado, la puerta de concreto estaba cerrada, estaban dentro.

- ¿Por qué haces esto? - quiso saber Clark.

- Eres mi hermano - retiro la chaqueta de Clark y arremango su camisa - Y Stiles se volvería loco si algo te sucediera.

Decir eso resultaba más doloroso de lo que se pensaba, pero era verdad, veía la manera en que se preocupaba.

- ¡Derek! - escucho golpear la puerta - ¡¿Están ahí?! - pregunto.

Tomo a Clark y lo recargo contra un muro mientras él se retiraba la chaqueta.

- Necesito que te relajes y no pienses en nada – pidió el lobo.

- Es difícil cuando está del otro lado gritando – dijo con una breve sonrisa.

- ¡Derek! – grito una vez más.

- Solo aguarda – pidió sujetando el brazo de Clark.

- ¿Aguardar?, necesito que me digas que sucede, que ... que puedo hacer – su voz sonó preocupada - ¡Derek, vamos abre la puerta – golpeo un par de veces más la puerta.

El lobo cerro sus ojos concentrándose.

- Vete Stiles – pidió, escuchándolo jamás lograría centrarse.

- Por favor, no hagas nada tonto, solo abre la puerta Derek – era una batalla perdida desde el inicio al pedirle tal cosa, por ello solo prefirió concentrarse en Clark.

Pensó en Cora, la primera y última vez que lo intento, pero ahora era diferente, se trataba de Clark, que, aunque tuvieran complicaciones, era su hermano y Stiles, el jamás se perdonara eso

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Pensó en Cora, la primera y última vez que lo intento, pero ahora era diferente, se trataba de Clark, que, aunque tuvieran complicaciones, era su hermano y Stiles, el jamás se perdonara eso.

Sujeto con mayor fuerza su brazo y las venas negras comenzaron a hacerse notorias a través del suyo como el de lentes.

- ¿Qué ... haces? – pregunto Clark sintiendo como su dolor desaparecía y sus poderes comenzaban a volver, sus fuerzas se recobraban poco a poco.

- Te dije que te relajaras – dijo aun con los ojos cerrados.

Sus ojos de pronto se abrieron divisando como el color rojo desaparecía de ellos, siendo remplazados por un dorado de beta.

Observo como el lobo caía al suelo exhausto.

- Cediste tu poder ... para salvarme – dijo en medio de la ignorancia, pues nunca creyó que hiciera eso por él, mucho menos después de lo Stiles.

- Te lo dije – expreso – Eres mi hermano.

Su corazón se sintió diferente, como si descubriera un nuevo sentimiento del que no podría darle nombre.

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