Capítulo 8 ;; Mereces.

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—No te voy a comprar el segundo tomo de Harry Potter.

Amery se cruza de brazos, ofendidísima.

—¡Pero...!

—Fin de la discusión —responde Malcolm con indiferencia y se recarga sobre el mostrador, dirigiendo sus ojos a mí.

—¡Entonces le voy a decir a Soph que ahora es mi tía favorita!

Se gira hacia ella.

—¿No era yo?

—Ya no. Seguro que Soph sí me compraría el libro.

Malcolm termina por bufar y, completamente dominado por una niña, se dirige a la estantería y toma "Harry Potter y la Cámara Secreta", mirándolo con cierto desagrado.

—No puedo creer que leas esto —niega y lo deja sobre el mostrador.

Mientras lo envuelvo en papel de regalo a pedido de Amery, miro a Malcolm con el ceño fruncido.

—¿Cuál es tu problema con Harry Potter?

—Es fantasía.

—¿Y?

—No es real. ¿Qué sentido tiene?

Ah. Ya me olvidaba que él es del tipo de "pff, ¿sueños? ¿Y eso para qué?"

—No está mal olvidarse del mundo real de vez en cuando —susurro y cuando me alcanza dinero, niego y le entrego el libro a Amery. —No es necesario. Se lo regalo.

Malcolm me ignora por completo, abre la caja registradora y guarda los billetes.

—¡Ey! No toques eso —le doy un golpe en el pecho.

—Tarde.

—Idiota.

—Loca.

—¡Gracias, gracias, gracias! —chilla la pequeña, abrazando el regalo contra su pecho. —Tío, tu novia me gusta mucho.

Digamos que me acostumbré a que la gente crea que somos pareja, pero de todas formas el calor asciende hasta mis mejillas.

—Él y yo no...

—Por ahora —me interrumpe Malcolm, guiñándome un ojo, a lo que contesto poniendo los míos en blanco con diversión, como siempre.

Soy consciente de que en algún momento tendremos que hablar de lo sucedido y por suceder. Sin embargo, ninguno de los dos parece dispuesto a dar el primer paso.

Es recién en ese momento en el que, de la nada, me doy cuenta de algo.

—Espera. ¿Ella no es hija de Sophia, entonces?

Malcolm niega.

—No. En realidad, ni siquiera es mi sobrina —se encoge de hombros con diversión, supongo que por mi mueca de estupefacción.

¿Cómo es posible? ¡Si son igualitos!

—Es la hija de mi primo. Estaba en la fiesta de Soph, ¿no te ha hablado?

Intento hacer memoria, pero al único chico al que recuerdo es a uno con la cara llena de pecas que me invitó a bailar, y dudo que sea él por razones obvias.

—No, no lo creo. ¿Cómo era?

—Alto, rubio, con muchas pecas...

Oh, oh.

—Eh... —tuerzo los labios. —No, ni idea.

Me estudia por unos segundos, como si notara que estoy mintiendo, y al final no dice nada. Se limita a asentir y revisa la hora en su reloj.

Sobre el amor y otros clichés (‹‹Serie Lennox 1››)Where stories live. Discover now