Capítulo 25 ;; Segunda oportunidad.

507 78 31
                                    

—¿Qué es eso?

Malcolm señala la pila de papeles sobre mi escritorio. Creo que ya es hora de decírselo. Me giro hacia él con una sonrisita, mordiéndome el labio, y me devuelve la mirada con temor exagerado.

—Me asustas, cariño.

—Es un manuscrito.

—¿Un... manuscrito?

—Ajá —asiento con timidez. —Hace dos años comencé una novela que se llamaba "El Reino Que Cayó 100 Veces", pero logré terminarla hace unos días... Y estaba pensando en que quizás podría intentar... ya sabes... llevarla a una editorial algún día.

Suelto un chillido cuando Malcolm me levanta en el aire.

—¡Malcolm, no respiro!

—¡Estoy tan feliz por ti! —me deposita suavemente en el suelo y sus labios se encuentran con los míos. —Estoy seguro de que lograrás cautivarlos. Confío en ti.

—Gracias. De verdad.

—Pero... ¿Puedo leerlo?

—Eh... Yo... No estoy segura de que...

—¿... me guste? —completa. —Eso es imposible. A ver, muéstrame.

Se acerca a la pila, pero me interpongo en su camino, nerviosa.

—Lo que pasa es que debe tener muchos errores, y...

Esquiva mi cuerpo y toma los papeles.

—¡Malcolm!

—Vamos, cariño —hace un pequeño puchero. Es totalmente impropio de él, lo que me confirma que de verdad quiere leerlo. —Por favor.

—¡Está bien! Puedes leerlo. Pero que sea cuando no estés conmigo.

—Es que quería leerte en voz alta...

Una sonrisa se asoma entre mis labios.

—¿De verdad?

—¿Puedo?

—Vale... Pero sólo por esta vez.

Se recuesta en la cama y abre sus brazos hacia mí, así que me acurruco en su pecho.

—¿Empiezo?

—Sí, pero recuerda que soy principiante y que puede que ten...

Lo primero que pude percibir fue el aroma salado y fresco del océano, junto con el sonido de las olas al romper en la línea costera. Abrí los ojos apenas...

Nos pasamos la mayor parte del sábado por la tarde de esa forma. Y no necesito nada más.

A las ocho, nos levantamos y nos preparamos para ir a cenar con su madre.

Lo primero que pensé cuando me lo ofreció fue "¿en serio?" y no estaba dispuesta a volver a casa llorando otra vez, pero... creo que todas las personas merecemos segundas oportunidades.

Antes de bajar del auto, ya en la puerta del restaurante, Malcolm toma mis mejillas para que lo mire.

—América... Pase lo que pase, recuerda que no tienes que complacer a nadie, ¿está bien?

Sonrío. Me siento mucho más tranquila que la vez anterior porque, al menos, ahora sé con qué me puedo encontrar.

—Lo sé.

—Eres increíble —besa mi frente. —¿Vamos?

Es el mismo restaurante al que fuimos. Sólo espero que los camareros me estén mirando por el vestido de flores que llevo y no porque me recuerden.

Sobre el amor y otros clichés (‹‹Serie Lennox 1››)Where stories live. Discover now