🍬Cajita de recuerdos

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«Con tan solo recordar el día en que te oí cantar pude revivir muchos momentos lindos que pasé a tu lado»
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POV Valeria.
Actualidad.

Una sonrisa apareció en mi rostro al recrear esa imagen en mi mente.

Él tras el teclado.

Era tal su pasión por la música, que aún recuerdo esa mirada encantadora que desbordaba un brillo peculiar cuando tocaba su instrumento favorito.

Era mágico poder apreciar su talento.

Era increíble como cada nota hacía desaparecer su dolor y lo compensaba con un momento ameno siendo él mismo, siendo feliz y pleno.

—Recuerdo que al llegar a mi casa comencé a cantar frente al espejo —entrecerré los ojos al sonreír a causa del recuerdo que vino a mi mente—. Tú más que nadie sabrá qué fue lo que sucedió.

Le hablé con la esperanza de que escuchaba cada una de mis palabras.

—Toc, toc —espantada cerré la cajita y voltee mi rostro en dirección a la puerta— ¿Puedo pasar?

Mi angustia seso al escuchar la voz de mi mamá.

—Pasa mami, está abierto.

La puerta se abrió haciendo un estruendoso rechinido ya que estaba muy vieja.

—Te traje algo para que comas, Vale —colocó una bandeja sobre la cama, está tenía un delicioso plato con cóctel de frutas.

—Muchas gracias, mami.

Mi mamá se sentó en la orilla de la cama hundiéndola un poco.

—¿Qué es eso? —dijo posando sus orbes miel sobre la caja.

—Es mi cajita de recuerdos —sonreí con nostalgia—. Pero no te preocupes mami, estoy bien.

—Hija, por favor no te dañes más —gateo en la cama hasta llegar a mí y acarició mi cabello.

Bajé la mirada y bufe.

Nadie comprendía como me sentía, nada para mi ha sido fácil pero soy consciente de que debo afrontar todo sin temor a quebrarme de nuevo.

Necesito confrontarlo. Con todo lo que he tenido que vivir, he aprendido que por más que trate de escabullirme y escaparme de los problemas y tristes recuerdos, estos son demasiado audaces y al menor descuido te atacan para quebrarte.

Y lamentablemente el daño es mayor. Así que es mejor confrontar todo con anticipación, antes que crezcan y las heridas que provoquen sean difíciles de revertir.

—Tranquila —susurré chocando nuestras miradas—. Necesito hacer esto.

Mi mamá asintió no muy convencida y se bajó de la cama.

—Bueno —me miró sonriendo—. Pero come un poco, está delicioso.

Moví mi cabeza en señal de afirmación y la vi salir del cuarto.

Talle mis ojos con suavidad y tomé la siguiente carta decidida a leerla.

—Mi chico de los ojos tristes —dije al abrir el sobre y comencé a leer.

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Los quiere, Kaiby
<3

Mi chico de los ojos tristes © || En ProcesoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora