🍬Carta 20

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«El destello de tus ojos bajo las estrellas es deslumbrante»
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¿Regalarme una llave?
¡Extraño e intrigante, pero tierno!

¿Mirar las estrellas en un árbol?

¡La mejor idea!


Recuerdo
Meses atrás

—¿Y si no soporta nuestro peso? —reí con nerviosismo.

—No te preocupes, es un árbol fuerte —sonrió y tomó mi mano para que mi cuerpo dejara de tambalearse.

Al salir de clases, Santi me dijo que quería mostrarme un lugar muy especial.

—Wow —alcancé a decir.

—Hermoso, ¿No? —dijo mirándome.

—¡Divino! —respondí apreciando la vista.

Caminamos y caminamos hasta llegar a un lugar boscoso, que no estaba muy lejos de mi casa.

—¿Vienes seguido aquí? —le pregunté.

—Si, es mi lugar para cuando estoy triste —sonrió con nostalgia y cerró los ojos.

En el corazón de ese bosque hay un árbol inmenso. Sus ramas son gruesas y largas, sin contar lo frondosas que son sus hojas.

—Me encanta —dije imitando su acción.

—Nunca había traído a nadie a este lugar —susurró—. Hasta hoy.

Abrí lo ojos—Gracias por compartir tu lugar especial conmigo.

Él imitó mi acción y esas orbes verdes me recibieron haciéndome estremecer de nervios. Aunque ha pasado ya un tiempo de conocernos, no me he acostumbrado a tenerlo así de cerca.

Su cercanía provoca mil emociones y efectos en mí que es increíble y aterrador.

—No, gracias a ti —susurró—. Ahora este lugar es mucho más especial para mi.

Sonreí a causa del intenso revoloteo de las mariposas debtro de mi estómago.

Mi cabello comenzó a moverse con locura a causa de una ráfaga de viento.

—Uy, puf, puf —sople los mechones que estaban en mi cara, ya que no quería soltarme de la rama.

—Ven, te ayudo —río con ternura, y con su mano los colocó ordenadamente tras mi oreja—. Listo.

Su mirada no se despegó de la mía y vi como una chispita se encendió en sus ojos.

—Gracias —susurré sin dejar de verlo.

—De n-ada —tratamudeo acercándose a mí.

Cada vez estuvimos más cerca, y yo contribuí, no me aleje.

Las estrellas en el cielo nos acogían haciendo que la escena fuera mucho más hermosa.

—Santi, yo... —dije sin voz.

Estuvimos a centímetros de distancia, pero mi chico de mirada verde desvió su rostro y cerró los ojos. Un suspiro salió de su boca.

El silencio incómodo se hizo presente en la escena.

Mi mirada estaba en el lado opuesto a él, mi rostro estaba rojo, ¡Estuve muy cerca de él, de sus labios!

«Pero no se puede tener todo en la vida»

Ugh, rayos

—Traje algo para ti —dijo al fin, rompiendo el atroz silencio.

Sacó una pequeña llave de su pantalón y tomó una de mis manos.

—Es para ti —sonrió colocando la pequeña llave en la palma de mi mano—. Cuidala por favor.

La miré por un instante, ¿Una llave?

—Claro —sonreí—. Gracias, Santi.

—Esto abrirá algo que es muy importante —me dijo—. Más adelante sabrás que es.

Asentí sin comprender.

—Es muy pequeñita —reí con ternura—. Siento que la extraviare.

—Humm, es verdad —dijo—. Oh, espera, ya sé.

Quitó una cadenita que se encontraba en su cuello y me la entregó.

—Puedes colocarla aquí, así la cargaras siempre contigo —sonrió—. Cerca de tu corazón.

Me sonroje y asentí, luego sentí como Santi me colocaba la cadenita al rededor de mi cuello ya con la llave en ella.

—Se ve perfecta, Caramelito —sonrió.

Pasamos las horas hablando de cada cosa que se nos ocurría, hasta que nos percatamos que la noche había caído.

—Debemos irnos —dije sonriendo.

—Solo necesito mostrarte una última cosa —suplicó y yo asentí.

Me tomó de la mano y me llevo hasta una rama altísima.

—Mira —me indicó señalando el cielo.

Yo obedecí a lo que me dijo y quedé encantada con la belleza del cielo esa noche.

Volví mi vista al chico y su mirada encantadora me hipnotizo. El brillo de la luna impactaba directo a sus ojos, haciéndolos ver mucho más hermosos de lo que ya eran.

—¡Es una noche hermosa! —dije con emoción.

—Tu sonrisa la hace hermosa —me dijo viéndome fijo, con una sonrisa en su rostro—. Valy, yo te...

Alce mi vista con curiosidad. Los latidos de mi corazón se aceleraron.

—Ufff —bajó la mirada con tristeza.

No pude decir nada, solo me lancé sobre él y le di un fuerte abrazo.

—Te quiero mucho Santi —susurré.

—Yo te quiero más, Caramelito —dijo dándome un tierno beso en la frente, decorando su rostro con una dulce sonrisa genuina.

Fin del recuerdo

Gracias por regalarme tan lindos momentos a tu lado.

Te quiero mucho, Thiago.

Hasta mañana,
Mi chico de mirada encantadora.

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Los quiere, Kaiby
<3

Mi chico de los ojos tristes © || En ProcesoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora