Un mal día

1.3K 29 0
                                    

 ~Capítulo 5

Llevaba ya 2 días de silencio total. A mi madre le hablaba lo justo para que aun se diera por aludida que estaba enfadada y de momento, parecía entenderlo y me daba ‘’tiempo’’ para poder hablar las cosas ya que dentro de pocos días mi hermana volvería junto con mi padre. En otras circunstancias me hubiera ilusionado de volver a verlos, pero era todo lo contrario. Queria que volvieran a Inglaterra y me dejaran en paz. ¿Para que volvían otra vez en mi vida si ellos mismos habían querido desaparecer de ella años atrás? ¿Y mi madre? Se le había ido la cabeza. Mi padre le habría dicho cuatro palabritas para encandilarla y ella, ya se arrastra a él. Joder, ¿por qué yo?

**

Eran las 7 y media de la mañana y como de costumbre, iba a llegar tarde al instituto. Me acabe de poner mis Vans rosas que quedaban a juego con una sudadera rosa chicle de la marca Conver. Ideal para ir cómoda al colegio.

Bajé las escaleras a toda prisa colgándome mi mochila a mi espalda, cuando llegué a la puerta pegué un grito diciéndome que me iba y salí por la puerta escopeteada.

-Mierda, mierda, mierda-maldecía en susurros. Mi despertador era pésimo. ¡No había sonado!

Empecé a correr calle abajo porque veía que no llegaba. Cuando ya veía a lo lejos mi instituto donde los últimos alumnos en llegar ya estaban entrando, pegué mi último sprint que-por mala suerte-solamente sirvió para gastar energías ya que cuando estaba casi delante de la puerta, el conserje miró la hora y desvió su mirada para mí sonriéndome arrogantemente, para después, cerrar las puertas en mi narices. ¡Sería imbécil!

-¡Mierda!-grité pegando una patada a la puerta del instituto ya cerrada. Ahora no podría entrar hasta la siguiente hora.

-Qué carácter-me dijo alguien por detrás

Me gire y vi a un chico no muy alto, de ojos marrones y pelo negro sonriéndome de medio lado.

-No estoy para chistes-me senté en el suelo apoyando mi espalda a la puerta del instituto.

El chico no dijo nada pero siguió mirándome. Intimidaba. ¿No tenía otra cosa que hacer? Había comenzado el día mal y perfectamente sabía que yo podía ser muy capulla por así decirlo si alguien intentaba hacerse el listillo en mi estado de ánimo.

Después de unos largos minutos en silencio el chico se sentó a mi lado sin avisar.

-Me llamo Federico

Le miré con una ceja alzada-¿Federico?-repetí. Lo siento pero es que me hacía gracia su nombre. Si, a veces podía ser muy infantil en estas cosas.

-Si ¿Pasa algo?

-No, no…-aguante una carcajada y respiré hondo para tranquilizarme-Yo Sarah

-Encantado. ¿A sí no llegaste a entrar eh?

-Bueno, como puedes observar, estoy aquí fuera del instituto, esperando que el estúpido conserje abra la puerta para que entre a la siguiente hora. Si, se podría decir que creo que no llegue a entrar.

Federico soltó una carcajada que me descoloco. Todo lo había dicho con ironía ¿No lo pillaba? ¿O se creía más listo?

-Buena deducción Sarah-me guiño un ojo-¿Sabes? Me recuerdas mucho a una persona. Te pareces demasiado a una persona que conozco.

-¿A sí? Que bien

<<¡Pilla las indirectas chaval! No quiero hablar ahora mismo>>

-Aunque, tú eres más guapa

¿¡Qué, qué, qué!? Esto se salía de lo normal. En menos de 4 días me habían dicho guapa 2 chicos. Cuando a lo largo de todos de estos años, ni dios se había fijado en mi. ¿Qué había pasado con este cambio repentino?

Y entonces…me volví a acordar de Alan. En verdad, ese chico me había gustado mucho más de lo que pensaba. Como en solo una noche podía despertarme las ganas de saber más de el y llegarlo a conocer, pero claro, ya me había dejado tonta perdida el beso que me dio como despedida. Ojalá pudiera verlo otra vez y poder hablar con él…

-¿Eh Sarah?-me pregunto Federico sacándome de mis pensamientos

-¿Uhmm?

-Te estaba diciendo que dentro de poco el conserje abrirá la puerta y aunque me encantaría verte como te caes para atrás al abrir la puerta, voy a ser bueno y te diré que mejor que te levantes

-Mmm…creo que te debo un ¿gracias?-me levanté y me volví a colgar mi mochila en la espalda

-De nada nena-me dijo en tono chulesco que hizo que soltara una carcajada

-Muy gracioso Fede

-¿Fede?

-¿No te puedo llamar a si? O mejor quieres que te llame ¿Rico?

-Creo que me quedare con….Federico.

-¡Esa no era una opción!-dije haciéndome la ofendida

-Pues te tendrás que aguantar, lo siento, pelirroja-me volvió a guiñar el ojo y cuando ya iba a protestar el conserje abrió la puerta y Federico entro.

Ya después de clases, salía con mis amigas-de las que estaban ya enteradas de absolutamente todo, des de lo de Alan, hasta lo de mi hermana Sandy y mi padre-

Como cada día al salir de clases íbamos a un Starbucks a cogernos un café para después ir a la biblioteca y hacer los deberes allí. Era ya como una tradición de cada tarde. En mi casa nunca me concentraba y siempre acabando sin hacer absolutamente nada.

Íbamos andando juntas cuando una moto vieja de color azul me llamo la atención. Me quedé mirándola para saber si era la que yo pensaba que era y en efecto, era una Vespa.

No había otra explicación de que si esa moto estaba allí, el podría estar también aquí y así como una maniática empecé a buscar entre los alumnos al chico de ojos verdes que me tenía atontada des de esa noche.

Alguien de golpe me cogió un poco del brazo y pensando que era Alan sonreí para mí misma, pero al girarme me encontré con nada más y nada menos que Federico.

-¿Qué quieres?-le pregunté un poco fastidiada

-Emm…Sarah ya sé que no nos conocemos de nada pero me preguntaba si tu…-le corté

-No tengo tiempo de verdad Federico. Mañana me lo puedes decir ¿sí? Muchas gracias.

Me quité de su agarre y al girarme la moto de color azul estaba montada por alguien. Ese debía ser… ¡Alan!

Empecé a correr esquivando alumnos que taponaban el paso pero cuando estaba a punto de llegar, la Vespa aceleró y otra vez, lo perdí.

-Joder, hoy no es mi día.

Volvía a perderlo.

Como dos gotas de aguaWhere stories live. Discover now