Caminata

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 ~Capítulo 28

-¿Qué has dicho?-le pregunte levantándome de la cama.

-Lo que has escuchado, me vengo aquí.

-No te puedes venir aquí.-dije totalmente desconcertada de todo lo que me había dicho.

-¿Por qué? ¿Dónde está el problema? Estaré contigo.

-Porque no puedes dejarlo todo y venirte aquí. No permitiré que tú hagas lo mismo.

-¿No entiendes que lo único que quiero es estar contigo?-me dijo Federico levantándose también de la cama y acercándose otra vez a mí. En esos mismos momentos no quería tenerlo cerca, sino me desconcentraría y le abrazaría llorando como una niña pequeña rogándole que hiciera eso que quería hacer, quedarse conmigo. Pero mi parte racional me decía que él no tenía por qué sacrificarse por mí, no era nada justo.

-No Federico. No hay nada más que hablar, no te vendrás aquí.-le dije yendo a la puerta de la habitación para salir lo antes posible pero me obstruyo el paso poniéndose delante.

-Tu no me vas a decir si vengo o no. Ya lo tengo todo arreglado. Mis padres han visto bien que estudie aquí, además, ellos saben de la huida de mis primos, tus padres están como locos buscándote, aunque ya te tienen localizada, no tienen nada que hacer para que puedas volver a España, no sabía la razón del porque no te podían traer aquí y…-se rasco la cabeza haciendo una mueca.-hasta que no he llegado aquí, no he sabido lo de bueno, tu matrimonio.-dijo esto último con pesar.

-No…no me hables de mis padres.-En esos momentos, era un tema delicado. Sabía perfectamente que mis padres sabían mi paradero y que mi madre estaría muy decepcionada conmigo. De lo que pensase mi padre o mi hermana me traía sin cuidado pero lo que pensara mi madre sobre mí, me dolería y mucho.

Aparté de mi camino a Federico y con torpeza (por mi pie) me dirigí a la puerta de nuestro apartamento para salir, necesitaba aire, estaba harta de estar encerrada en esas cuatro paredes blancas. Había llegado a Londres y ni siquiera había salido a visitarla porque querían que por unas semanas no me encontraran en ningún lado si es que mi padre ponía a detectives (cosa que lo había hecho porque había escuchado en alguna conversación del tío de Alan y él hablando sobre eso, pero no le había querido dar importancia, yo sabía perfectamente que me estaban buscando)

Fui directamente al ascensor ya que sabía que corriendo escaleras abajo, lo único que conseguiría seria que me pegara una buena torta. Antes de que las puertas del ascensor se cerraran pude ver como Alan y Federico salían del apartamento e iban corriendo hacia el ascensor para pararme, pero en esos mismos instantes las puertas se cerraban.

-No volveré muy tarde.-dije mientras ellos intentaban llegar antes de que se cerrasen por completo, pero no consiguieron nada.

Sabía que los dos irían corriendo las escaleras para llegar antes que yo y atraparme e obligarme entrar otra vez en el apartamento, pero no contaban que yo era más lista e iría al parking, donde no se puede entrar si no tienes la llave y solamente puedes abrir des de dentro. Aprovechando que no me verían fuera, subirían a coger las llaves del parking y en ese momento, saldría lo más rápido que pudiera para salir de ese edificio. Después de esperar medio minuto, abrí la puerta del parking que si se subían unas escaleras, daban al recibidor del edificio, subí poco a poco (como mi pie me lo permitía) y viendo que no había nadie en el portal, salí escopeteada.

Menos mal que llevaba ropa adecuada para salir, bueno, menos la única zapatilla de andar por casa que llevaba puesta porque la otra llevaba el pie vendado y no cabía. Miré rápidamente el nombre de la calle y el número, por si algún caso me perdía, y empecé a andar calle abajo sin saber dónde iría, por lo menos quería sentirme por una vez des de que estaba en Londres, libre, sin preocupaciones.

Como dos gotas de aguaWhere stories live. Discover now