Desconectar

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~Capítulo 12

Sin más pensarlo, abrí la puerta de golpe, aun observando la acción que había tenido mi hermana al besar a Federico mientras él intentaba separarse aun sorprendido.

-¡Serás puta!-grité corriendo hacia ella.

Juro que le quitaría todos los pelos de su preciada melena pelirroja. Así tendríamos en algo en que no nos pareciéramos.

Mi hermana se quitó de encima de Federico haciendo un gritito de terror, seguramente, al ver la cara de psicópata que se me había puesto.

Antes de que llegara a abalanzarme a ella Federico me sujeto de la cintura haciéndome que no apoyara mis pies en el suelo pataleando con ganas.

-¡Suéltame!-le grite a Federico- ¡Te mato guarra! ¿Cómo te atreves?-esto, ya iba para mi hermana.

Si, se me había ido un “poquitín”, la pinza. Muchas cosas que tenía acumuladas de mi hermana, ahora, ya era el remate total.

-¡Sarah! Yo…de verdad, que no… ¡te lo juro!-decía mi hermana

-¡Venga cállate! No necesito que te intentes excusar, ¡se lo que he visto!-intenté forcejear otra vez para que Federico me soltara, pero no me sirvió de nada-¡Federico, suéltame!

-No, Sarah, tranquilízate por favor, ha sido un mal entendido-me empezaba a susurrar en la oreja haciéndome que me estremeciera, pero no con eso iba a hacerme bajar la furia que tenía dentro.

-Sí, un malentendido, me tropecé y…

-¡Para de excusas! Os vi detrás de la puerta, eres una guarra.

-¿Y que hacías escuchando las conversaciones de los demás?-me preguntó Federico aflojando el agarre.

-Te vine a buscar y…. ¿qué hago dando yo explicaciones? ¡En todo caso tienes que ser tu quien me explique porque coño estas con mi hermana en los vestidores!

Ya está, todo me superaba. No podía más. Algún día de estos me iba a dar algo, seguro. Harta de todo, me solté con fuerza de Federico y miré con cara de odio a mi hermana para después salir corriendo de los vestidores. Vale si, otra vez estaba huyendo, pero no podía más. Para una vez que había encontrado a un chico guapo y cariñoso, mi hermana se abalanzaba a él. La vida era muy injusta. ¿Habría hecho algo en la otra vida para merecer esto? Puede. Nunca lo sabría. Y si lo había hecho, me arrepentía.

Por un momento pensé que Federico correría detrás de mí pero no fue así. Se quedaría en los vestuarios el muy…

La campana anunciando que el recreo acababa no había sonado. Apenas quedarían minutos. Con esos minutos que los serviría para salir del instituto, no tenía ganas de seguir con las clases. Solo quería irme a mi casa. Recorrí todo el patio y fui al lado más alejado, donde nadie iba a estar ahí. Miré a ambos lados para asegurarme que nadie estaba cerca y así tener la oportunidad de saltar la valla e irme a mi casa.

Cuando tuve la certeza de que no había nadie empecé a escalar la valla lo mejor que pude. La verdad es que no se me estaba haciendo difícil, no era la primera vez que hacía esto, muchas otras veces me había escapado del instituto y por suerte, nadie se había dado cuenta. Era la suerte de ir a un instituto tan grande que los profesores ni se preocupaban por pasar lista o poner faltas de asistencia-a no ser, que no llegases a la puerta del instituto a tiempo y el capullo del conserje te dejase fuera durante una hora y poniéndote una falta-

La valla era por lo menos 2 metros de altura y, quieras o no, daba su respeto y un poco de cosa. Ya llegando al final de un lado de la valla para poder saltar al otro alguien me pilló.

Como dos gotas de aguaWhere stories live. Discover now