45. Sin precedentes

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—Pero ¿cómo? —musité, confusa—

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—Pero ¿cómo? —musité, confusa—. Aún faltan días para que sea luna llena en mi mundo... ¿No era una regla que el portal interdimensional solo funcionaba en plenilunio?

Lax guardó silencio, lucía tan perplejo como yo, su entrecejo arrugado en un permanente gesto de desconcierto. Había regresado de la apresurada reunión privada que acababa de sostener el equipo. Apenas había encontrado un par de minutos para actualizarme de lo que estaba sucediendo.

—Yo también pensaba eso. Todos en la nobleza creíamos que era una imposibilidad —confesó también en susurros, como si temiera que alguien nos encontrara charlando sobre esto—. Pero el príncipe Ovack dice que nunca fue imposible, sino más complicado. Que se necesitan ciertos... requisitos para hacerlo. Que antes no era una alternativa, pero ahora está seguro de poder lograrlo. Solo que podrá hacerlo una sola vez.

—¿Podrá? —repetí, descompaginada. Los recuerdos de Ovack que había espiado mediante sueños no habían sido claros sobre esto, pero ahora estaba cayendo en cuenta de algo que debí haber tenido presente desde el principio: Ovack podía crear portales entre ambos mundos.

Por supuesto. Él tenía sangre de la familia real... Aún no comprendía bien cómo se extendía ese poder. Si todos eran bendecidos con él o solo algunos, si era heredado o solo los príncipes y princesas podían crearlos. Si era prerrequisito ser un creador para poder generar portales o era un don independiente. Era el enigma de la familia Fes.

—¿Y cuáles son esos requisitos? —proseguí.

—No lo sé. No ha querido revelar esa parte. Es potestad de su familia guardar los secretos de su poder. No sé si esto se ha hecho antes o es algo novedoso. Desde mi perspectiva, esto no tiene precedentes. Al menos ninguno que se haya registrado en la historia pública.

Entendí entonces que la naturaleza de los portales del plenilunio era un misterio incluso para los dafezen. No me estaba dando buena espina estos secretos que Ovack quería mantener incluso con sus seguidores cercanos.

—Me imagino que alguien le ha dicho que lo piense mejor —aventuré—. No van a atacar a Orbe con estas prisas, ¿no? ¿Y si algo sale mal? Parece una decisión apresurada.

—Todos han estado de acuerdo con él —replicó Lax—. Todos secundaron su decisión. En unas horas abrirá el portal.

—Pero ¿no está precipitándose? —contrapuse—. Es decir... con lo que ha sucedido con el señor Faztes...

Lax pareció dubitativo. Ovack ni siquiera se había permitido un momento de duelo. Ni siquiera había tenido la oportunidad de acercarme a él. De inmediato se había prestado para asumir el papel que le correspondía... Pero, a pesar de que un enfrentamiento directo con Orbe era inevitable, esto se me antojaba muy apresurado. Lo cual me sorprendía y a la vez no, viniendo de él.

Él siempre había sido algo calculador con sus decisiones. Pero también lo había visto actuar por frenesí si es que juzgaba que tenía la oportunidad de salir airoso con alguna artimaña... como cuando secuestró a Míro. Me pregunté si es que acaso esta era una de esas ocasiones o si su juicio estaba nublado.

Plenilunio (versión revisada)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora