Capítulo 2

691 73 17
                                    

Desearía decir que ayer por la tarde pesque algún tipo de gripe y por ende no tuve que asistir al infierno del instituto pero no, mi suerte es tan maldita que ni una gripe puede darme

¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.

Desearía decir que ayer por la tarde pesque algún tipo de gripe y por ende no tuve que asistir al infierno del instituto pero no, mi suerte es tan maldita que ni una gripe puede darme.

El punto es que no tuve ningún maldito accidente que me sirviera como excusa para no asistir.

¿Podía faltar por placer puro? Si, claro que podía.

¿El director se molestaría? Ni en lo más mínimo, creo.

El problema no era ni la escuela ni el maldito director, era que el grandioso y magnífico de Jackson Downer no podía tener un hijo irresponsable, le daría un infarto posiblemente si se enteraba que no asistía o que le había roto la nariz a Adam. Y hacer enojar a el gran Downer era como ir a retar al diablo en persona.

Una idea bastante descabellada cruzó mi mente de repente.

¿Y si me caía por " accidente" de las escaleras? Romperse una pierna es un gran sacrificio que estoy dispuesto a hacer si de esa forma me ahorro el ver a la lunática. Si tenia suerte quizás me rompía ambas piernas y de esa forma era mas tiempo de descanso, aunque también era más tiempo en casa... tiene ventajas y desventajas muy reñidas.

No te arrojarás de las escaleras Jayson. Me reprendió mi cabeza, aquella parte coherente de mi no me dejaba hacer tantas idioteces como quería y era un verdadero fastidio el tener a una pequeña vocecita diciéndome que no podía lanzarme de unas escaleras.

Sin más remedio me levante de la cama con la idea de tener que ir a la escuela, quizás si tenía suerte me ahogaba en la ducha o me apuñalaba con algo en la cocina.

Me coloque la ropa con pereza mientras maldecía internamente al instituto y al director.

Me mire al espejo al terminar, realmente no había mucho que hacer ya que como ventaja mía yo no era feo ni en lo más mínimo, podría ponerte trapos o incluso un saco de papas y seguiría viéndome bien, aún así estaba obligado a salir de mi cuarto con ropa "decente" y cara de alegría, si mis padres me vieran con cara de querer matarme seguramente me darían un castigo y además una explicación de tres horas sobre porque debemos vernos bien en todo momento, no podían dejar que su único hijo varón arruinaría la imagen de la familia.

Así que tenía que esforzarme por no lucir tan mal, aunque para mis padres siempre vestía como vagabundo, resulta que si usas ropa un poco más grande de lo usual te califican como tal.

Baje las escaleras con la esperanza de que no estuvieran pero en el momento en que vi la cabellera rubia de mi madre supe que no saldría de la casa con la misma energía de antes. La tortura empezaba antes de lo esperado.

—¡Buenos días, cariño! —La sonrisa que tanto se esmeraba por poner se borro en el instante en que me vio — ¡Jayson Downer tu cabello está hecho un desastre!

—Que sorpresa que pienses eso, el tuyo igual se ve increíble por cierto — Solté con ironía.

Ya empezamos. Fabuloso

𝖫𝗈𝗌 𝖯𝖾𝗇𝗌𝖺𝗆𝗂𝖾𝗇𝗍𝗈𝗌 𝖣𝖾 𝖩𝖺𝗒 Donde viven las historias. Descúbrelo ahora