Capítulo 15 (Una Noche).

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Siento el cuerpo pesado y los brazos entumecidos

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Siento el cuerpo pesado y los brazos entumecidos.

Los recuerdos que cruzan por mi cabeza son borrosos y no logro averiguar donde es que me encuentro, siento el aire frio calando en mis huesos y la comodidad de una cama pero...¿Cómo fue que llegué a mi cama? ¿Estaré en mi habitación realmente? ¿Qué pasó con el Armario embrujado y el duende?

Tengo el vago recuerdo de una señora de bata blanca intentado hablarme y varias personas más mencionando mi nombre pero sigo sin poder orientarme.

Despierto luego de varias horas con la cabeza adolorida y la garganta reseca como si hubiera dormido durante un largo rato, algo no me permite moverme con total libertad y en cuanto abro los ojos es que veo los cables conectados a mí desde un monitor de hospital, ¿Cómo rayos llegue a un hospital? Y más importante aún ¿por qué estoy en un hospital?

—¿Jay? —Escucho aquella voz familiar a mi lado y en cuanto mis ojos se enfocan del todo bien, logro reconocer el cuerpo de Allan —¡ Joder por fin! No te muevas, llamaré a la doctora y así te podrán revisar.

—¿ Qué rayos hago aquí? ¿Qué pasó? —Analizo su rostro de lado a lado viendo sus rasgos preocupados y el nerviosismo en él.

—Es una larga historia, iré por la doctora y después hablamos de todo, no te muevas.

—Como si tuviera alguna opción —Me mira con burla y se pone de pie para después salir de la habitación extraña en busca de la aparente doctora.

Repaso la habitación de arriba abajo viendo el blanco de las paredes y las decoraciones horribles en cada rincón, hay demasiada luz y el dolor de cabeza solo empeora debido a ello, cierro los ojos intentado recordar algo de lo que pasó luego de haber cerrado los ojos junto con la rubia pero nada logra llegar a mí.

Luego de varios segundos de espera, Allan vuelve con una señora de bata blanca y cabello castaño, me sonreía con aparente amabilidad y una muy extraña confianza que me parece más que incomoda.

—Parece que ya has despertado —Inicia viéndome con atención, Allan regresa a su sitio de antes colocándose a mi lado en el sofá y sonriendo de igual forma, ¿por que todo mundo sonríe? —Antes que nada, un placer verte del todo consciente, soy la doctora Miller y estaré a cargo de tu recuperación. ¿Qué tal te sientes?

La miro con sospecha ocasionando que ella sonría de forma aún más brillante, ¿Qué le parece tan divertido?

—Bien, ¿Qué pasa conmigo? ¿Por qué estoy aquí?

Lo último que tengo en la cabeza es la imagen de la rubia y el no verla aquí me da una ligera sospecha de que otra vez nos metimos en lío sin saber.

—Veo que tienes unos problemas con tu memoria.

—¿ Eso es malo doctora? —Inquiere mi amigo con confusión, y vaya que yo estaba peor, aun no sabia ni que había pasado con el duende y todo estaba yendo  demasiado rápido como para poder entender del todo.

𝖫𝗈𝗌 𝖯𝖾𝗇𝗌𝖺𝗆𝗂𝖾𝗇𝗍𝗈𝗌 𝖣𝖾 𝖩𝖺𝗒 Donde viven las historias. Descúbrelo ahora