Capítulo 29 (Una Noche)

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Si me dijeran hace tan solo unos meses que justo ahora estaría perdidamente confundido por culpa de la demente que se acercó a hablarme en el pasillo de la escuela, les juro que habría pensado que era una estupidez

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Si me dijeran hace tan solo unos meses que justo ahora estaría perdidamente confundido por culpa de la demente que se acercó a hablarme en el pasillo de la escuela, les juro que habría pensado que era una estupidez.

No entendía como había pasado de querer alejarme de ella a estar de un maravilloso humor solamente porque había descubierto que estaba celosa, había descubierto por fin que la rubia estaba celosa por mí y eso me había alegrado de una forma que no puedo explicar del todo.

Simplemente me sentía eufórico al verla y saber que sentía algo por mí, sus celos me lo decían pero aunque yo lo supiera gracias a alguien más no me era suficiente eso, necesitaba que ella lo dijera, necesitaba oírlo de su boca y entonces si podría tomar el siguiente paso.

Desde que me di cuenta que Maxine ocasionaba algo en mí lo único que quise fue demostrarle que no era un total idiota amargado como ella decía, quería mostrarle algo más de mí , quería que ella también sintiera lo que yo.

Mis planes se basaban en acercarme un poco y resolver que rayos me pasaba con ella para luego eliminar ese sentimiento, claro que no me sirvió de nada por que en cuanto me hice mas cercano a ella no pude evitar querer quedarme así, me gustaba la forma en la que ahora podía tratarla, me gustaba tomarla de la muñeca sin que me mirara mal, me gustaba poder decirle que se veía bien aunque la palabra bien no la definiera del todo, me gustaba molestarla y me gustaba que me hablara de cualquier tontería que se le ocurría, simplemente me gustaba más estar así y no pude evitar querer mucho más.

Estas últimas semanas me estuve volviendo loco intentando descifrar que hacer, no podía simplemente alejarme de ella por que no quería hacerlo, no podía hablarle de lo que me pasaba por que era demasiado egocéntrico como para que ella me dijera que era un idiota, no podía hacer nada más que seguir adelante.

Confieso que más de una vez estuve a nada de decírselo pero Allan me ayudó a ver que no era lo correcto, al menos no era el momento, aun recuerdo sus palabras y lo nervioso que estaba por decirle lo que me pasaba, incluso me costó hablar de ese tema con Allan y era mi mejor amigo, no podía ni imaginar cómo sería con Maxine.

Había ido a su casa aquella tarde solamente para soltarle por fin lo que me había estado confundiendo tanto.

-Lo que te pasa, querido amigo, es que te sientes atraído por nuestra rubia loquita y ahora si puedo decir que te lo dije -Su sonrisa me irritó más de lo normal.

No había ido hasta su casa caminando solamente para que se burlara de mí.

-Eres un idiota, vine hasta aquí para que me ayudaras no para que te rieras de mí.

-¿En qué quieres que te ayude? ¿Qué nunca te había gustado alguien? Si bien que tuviste varias novias.

-Si pero es... distinto, ellas no me caían mal al inicio.

𝖫𝗈𝗌 𝖯𝖾𝗇𝗌𝖺𝗆𝗂𝖾𝗇𝗍𝗈𝗌 𝖣𝖾 𝖩𝖺𝗒 Donde viven las historias. Descúbrelo ahora