Él vivía con la cabeza en otro mundo y la vista en su cuaderno, su forma de ver al mundo era algo caótica y realista, tanto así que no se permitía tener sueños que no estuvieran sujetos a la realidad.
El Caos en el que vivía no le permitía averigu...
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Tomo mi mochila y ordenó los libros que debía llevar hoy a clases mientras le contesto los mensajes a Jay, qué ya había llegado y estaba esperándome abajo para ir juntos a la escuela.
Desde la primera vez que lo hizo hace unos días no había dejado que volviera a ir en bicicleta, ahora era él quien me venía a buscar y al finalizar las clases me llevaba a comer antes de traerme a casa.
Estos días habían sido definitivamente muy extraños para mí, en especial por que Jayson me había dejado absolutamente claro que le gustaba, y no solo con palabras sino también con su trato.
Era tanto que ahora todo mundo en la escuela sabia que Jayson Downer estaba "encantado" por mí, y como no notarlo si Jay prácticamente nunca se alejaba de mí, incluso en el almuerzo hacía de todo para cargar mi charola, comprar mi comida y conseguir todo lo que quisiera, era como si ahora fuera mi sombra o algo parecido, no se alejaba ni dos segundos.
Incluso se ofrecía a cargar mi mochila y mis libros; cuando teníamos clases juntos siempre se sentaba detrás de mí y cuando nuestras clases eran separados siempre aparecía en la puerta al finalizar.
Ahora la mitad de la comunidad estudiantil femenina quería ser mi amiga y Amanda se burlaba cada que ponía cara de espanto por la preguntas que me hacían las chicas sobre Jay, una incluso me llego a preguntar si ya lo había visto desnudo y fue tan incómodo que quise mudarme a otro estado.
De un día para el otro Jayson Downer había hecho que todos pusieran sus ojos en mí, él había logrado algo que yo no en toda mi vida, hacer qué ellos me consideren "popular", y claro tenía sus ventajas, como que ahora nadie se atrevía ni siquiera a mirarme feo por que le tenían miedo a Jay o que la mayoría me saludaba al pasar por los pasillos, era extraño pero me sentía como si tuviera tanto poder qué lo admito, me gustaba en cierta parte.
—¡Mamá, me voy a la escuela! —Grito con fuerza mientras bajo las escaleras y tomo una manzana al pasar por la cocina.
Hoy se me había hecho tarde y ni siquiera había desayunado bien.
Al salir de mi casa lo primero que veo es el auto de Jay, el cual por cierto ya me estaba analizando de arriba abajo con aquella sonrisa.
—¿Se te hizo tarde? —Me subo al auto y me pongo el cinturón sin voltearlo a ver.
—Si, no pude desayunar y esto es lo que conseguí —Le mostré la fruta y hizo una mueca.
—Eso no es un buen desayuno.
—Jay, tu desayunas esto la mayor parte del tiempo.
—No estamos hablando de mi, ¿Tienes álgebra a primera hora, no? Debes comer bien.
