24. Enhorabuena.

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Is There Someone Else?- The Weeknd.

Un olor fuerte llegó a mi nariz, logrando que saliera de mi sueño. Abrí lentamente los ojos, tratando de acostumbrarme a la blanca luz que había en la habitación.

-¿Cómo te sientes, Adabelle?.- Preguntó la mujer morena frente a mí. Por su bata blanca y su atuendo en general, supuse que era la doctora. No la conocía, pero en realidad no me importaba, no le di mucha importancia.

-Mejor.

-Eso es bueno.- Dijo ella.- Soy la doctora Daisy  Huss. Un gusto.- Ajustó sus anteojos y miró el expediente que tenía entre su manos.- Tengo una pregunta muy importante para ti.- Asentí.- ¿Catalogarías lo que sucedió cómo un ataque?. 

-No lo sé. Solamente sentí náuseas y un mareo muy fuerte. No más.- Me encogí de hombros, no quería dar demasiadas explicaciones a una desconocida.

-Bueno, de igual manera, mandé a que te realizaran algunos exámenes de sangre. Podría ser algún desorden alimenticio o problemas de presión arterial. Tu doctor me dio la autorización para hacerlo.- La miré extrañada.

-¿Steve?.- Pregunté, ella asintió.

-Yo traté de evitarlo.- Me sobresalté al escuchar la voz de Jason detrás de mí. No lo había notado.

-¿Qué haces aquí?.

-¿Creías que te dejaría tirada en el suelo del jardín?.- Sonrió.

-Bueno no...- Comencé. 

-Ahí está.- Interrumpió. Lo miré extrañada. 

-Disculpen, los resultados están listos.- Dijo una enfermera entrando a a la habitación, miró a Jason coquetamente, él le devolvió la mirada, miré a  ambos con una ceja alzada y una pequeña sonrisa. Era bueno que todos tuviéramos a alguien con quien sentirnos bien. 

-Claro, gracias linda. Puedes retirarte.- Agradeció la mujer. 

La chica asintió y se retiró.

-Bien, Adabelle. Veamos los  resultados.- Dijo y comenzó a abrir el sobre de color blanco. 

-Tranquila, bella durmiente. Todo va a estar bien.- El pelinegro junto a mí trataba de tranquilizarme.

-Sé que va a estarlo. Seguramente sólo fue por causa del estrés. Hace días que me siento igual.

-¿Te has sentido mal éstos días, Adabelle?.- Preguntó la doctora.

-Sí. Pero supongo que es normal, a veces cuando paso por situaciones que me estresan en sobremanera me siento así.- Expliqué, puesto que los sucesos de los días anteriores me tenían muy mal. 

-No lo sé, Adabelle. Steve dijo que estabas mejor.

-Steve no sabe nada.- Negué.

-Es tu psiquiatra.

-Sí, y también un corrupto.- Murmuré, pero sólo Jason pudo escucharme. Él rió. 

-Según lo que arrojan los resultados, todo está bien. Tu presión arterial es correcta, no tienes problemas en la sangre y...- Miró las hojas de papel extrañada, con el ceño fruncido. Después sonrió.- Y oh, felicidades, Adabelle.

-¿Por qué?.

-Los resultados indican que estás embarazada. Enhorabuena.- Enmudecí. 

¿Qué?

Embarazada.

No.

Puede.

Ser.

-Eso no es posible.- Musité cuando pude encontrar mi voz. 

-Oh, si lo es. Estás en estado de gestación de tres semanas.

-¿Có... Cómo es posible?.- Pregunté en un hilo de voz.

-¿En verdad quieres saber el cómo?.- Habló Jason con el ceño fruncido.- Creo que no necesitas una explicación para eso. Supongo que lo imaginas ¿no?. 

No dije nada, no podía.

Estaba embarazada. 

Sería madre. 

Oh por Dios.

-¿Estás bien, Ada?.- Escuché nuevamente al pelinegro después de unos minutos. 

-No.

-Creo que lo mejor será que nos retiremos. ¿Puede volver a la habitación?. Creo que estará mejor allá.- Pidió al ver mi estado. 

-Claro, puede irse. Pero te daré una cita con el ginecólogo la siguiente semana. Él te dará vitaminas y los cuidados que debes llevar. Mientras tanto, solamente come bien, no te expongas a mucho estrés y descansa.

-Gra... Gracias. Y por favor, no le comente esto a nadie. Ni siquiera a Steve.- Ella asintió.

-Le debo discreción a mis pacientes, descuida.

Jason me ayudó a bajar de la camilla. Aún no procesaba que estaba embarazada.

¡Había una pequeña vida en mi vientre!.

-¿Qué vas a hacer?.- Preguntó el chico junto a mí una vez que llegamos a la habitación. Hades no estaba ahí, agradecí eso. 

-Nada.

-Puedes deshacerte de él si no lo quieres y...- Se encogió de hombros. 

-¡No!. No voy a "deshacerme" de él. Mi hijo no es el culpable de nada.- No podía hacer eso. Recordaba perfectamente una parte de mi etapa de libertinaje, una que me había dado una gran enseñanza. Conocí a una chica, ella tenía 17 años solamente. Y estaba embarazada a causa de una viol*ción.  Recuerdo que le pregunté por qué no había interrumpido su embarazo. Y ella, a pesar de todo, me dio una gran lección de vida. "- Mi madre me obligó a no hacerlo. Pero con el tiempo entendí que así cómo yo no tuve la culpa de lo que pasó, mi pequeño tampoco la tiene. Además, a pesar de todo, él me da fuerzas. Algún día entenderás esto. Sabrás lo que se siente tener a alguien en tu vientre, querer protegerlo y evitarle cualquier daño.-"

Y la entendía, ahora lo hacía. Y quería proteger a mi hijo. 

Mi hijo.

Que extraño sonaba eso.

-¿Vas a decirle a Hades?.- No, definitivamente no. 

-No.

-Va a enterarse tarde o temprano. ¿Lo sabes no?.

-Pues prefiero que sea tarde.

-Adabelle...- Comenzó. Interrumpí. 

-No. No te atrevas a cuestionarme.

-¿Qué vas a hacer?.- Preguntó nuevamente.

-Debo alejarme de Hades.- Respondí -Y escapar de aquí. 

Cuando dejes de amarme ©Donde viven las historias. Descúbrelo ahora