(II)8. ¿Por qué jugar conmigo? (Parte dos)

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The Reason -Hoobastank

HADES CAVALLI

La semana había sido muy caótica pero valía la pena. Tenía a mi familia conmigo, y eso no tenía comparación. A pesar de que Ada aún estuviera bastante molesta, yo sabía que podría ganarme su perdón, y seríamos felices, como siempre lo habíamos querido.

Aquella mañana, una inesperada visita llegó, Hillary Clark, una gran amiga de hace años y su pequeña hija. Recuerdo que nos conocimos en el hospital el día de su parto, cuando yo había ido a ver las ecografías de Ada, recuerdo que había olvidado el sobre con las impresiones y regresé, pero me equivoqué de habitación, entrando a una sala de parto, un doctor me había pedido quedarme, y yo acepté. 

No supe el porque. Tal vez porque me imaginé a Ada sola, el día del parto, y como me hubiese gustado que alguien hubiera estado con ella. Desde ese momento, Hillary y yo fuimos buenos amigos. Ella alguna vez me había hablado sobre el padre de Elle, era un mal hombre, quien la trataba muy mal, por eso se había separado de él, poco después supo que había muerto por una congestión alcohólica. Respecto a la pequeña Elle, prácticamente la había visto crecer, algo que lamentablemente no pude hacer con mis hijos.

Desayunamos en un ambiente poco cómodo después de que Hillary le contara a Ada sobre como nos conocimos, sabía que ella me reprochaba internamente por estar con Hillary el día de su parto y no -del todo- en el suyo. O al menos, con ella sabiendo que yo estaba allí. Aún recuerdo el día del nacimiento de mis hijos, y como me sentí una basura al no poder apoyar a mi chica aquella vez. Aún recuerdo cuando cargué a mis hijos por primera vez. El primero en nacer fue Gael, después llegó Lea. Para ser sincero, yo mismo le propuse los nombres a Shawn para que hablara con Ada, y ella aceptó. Los amaba, a los tres. Pero aún así, sabía que jamás podré perdonarme el hacerlos sufrir.

Me encontraba en la sala de estar esperando a Ada para llevarla a su trabajo, sabía que se había sentido incómoda al ver a Hillary y Elle allí, debía hablar sobre eso con ella, aclararle que Hillary no era más que una muy buena amiga para mí.

-Así que ella es la famosa Ada- habló Hillary llegando a mi lado.

-Sí, así es.

-Es muy agradable- sonreí -pero al parecer no estaba de muy buen humor.

-No.

-Es que, entiéndela, si tú estuvieras en su lugar, reaccionarías igual, incluso peor.

-Si la entiendo, quiero darle su tiempo, hacer que vuelva a confiar en mí.

-Eso va a ser un poco difícil ¿no lo crees?- preguntó caminando en mi dirección.

-Sí, supongo que sí...- justo cuando estaba por llegar a mí, su zapato se atoró con la alfombra, causando que ella tropezara, por fortuna, pude tomarla antes de que cayera- ¿Te encuentras bien?- pregunté ayudándola a incorporarse.

-Sí, gracias- sonrió -sabes que llego a ser demasiado torpe algunas veces- reí, claro que lo sabía.

-Agradece que reacciono rápido, entonces.

-Hades, respecto a lo que hablábamos- giró a las escaleras para verificar que no hubiera nadie cerca- sólo dale tiempo, ella necesita asimilarlo- acarició mis hombros - eres el hombre que cualquier mujer desearía, y ella lo sabe también, pero esta furiosa justo ahora, no razonará eso. Pero descuida, puedo apostar que todo va a estar bien, y se dará cuenta del maravilloso hombre que tiene- sonreí y la abracé, ella tenía razón, debía darle tiempo -ahora, anda, ve a buscarla, ya tardó demasiado y sé que no quieres que llegue tarde.

Cuando dejes de amarme ©Donde viven las historias. Descúbrelo ahora