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Capítulo seis - El trabajo.

Dragones.

Dragones...

¿¡DRAGONES!?

Estaba boquiabierto mientras observaba a aquellos dragones encerrados en las jaulas, Hagrid a mi lado chasqueó los dedos para que espabilara.

—¿Estás bien, Harry? —Me preguntó. Yo negué lentamente la cabeza sin apartar los ojos de aquellas criaturas.

Dragones.

Tendría que luchar contra DRAGONES.

***

A la mañana siguiente desperté, habiendo dormido escasas horas, hice mi rutina de mañana y me dirigí al gran comedor.

—Pero, Harry, ¿Estás seguro de que los dragones son para la primera prueba y no para otra cosa? —me preguntó Hermione.

—Pues claro, ¿Para que otra cosa podría ser? —Respondí mientras intentaba comer algo.

—No lo se... —suspiró. —Pero que os hagan luchar contra... Animales tan salvajes y peligrosos... Me parece un poco irracional.

—Dumbeldore ya nos avisó, dijo que eran pruebas mortales, ¿No te acuerdas?

Tras unos segundos de silencio ella se enderezó. —No te preocupes, aún falta tiempo y... Podemos buscar hechizos de defensa en la biblioteca... O preguntarle a Hagrid como combatirlos.

Me giré hacia ella. —Tienes razón... Pero ahora con lo del estúpido trabajo de pociones tendré menos tiempo.

—No te preocupes por eso, yo también buscaré algo por mi cuenta. —me sonrió.

Suspiré y le devolví la sonrisa. —Gracias, Mione.

***

Ya eran las cinco cuando entraba por la puerta de la biblioteca, busqué a mi compañero por todas las mesas hasta encontrarlo en una apartada de las demás, al fondo del todo. Estaba sentado leyendo un libro pociones, dejé mis cosas en una silla y me senté en frente suya.

Levantó la mirada del libro para después mirar a su muñeca. —Bueno, medianamente puntual. —cerró el libro y lo apartó. —Muy bien, Potter, el trabajo es sencillo, solo hay que buscar tres cosas que, juntándolas con la saliva de centauro, formen una poción de sueño.

—Ajá, ya... ¿Y como hacemos eso? —pregunté.

—Con esto. —me puso un libro en frente. —Ahí hay algunos ingredientes que podrían funcionar, solo hay que encontrarlos.

—Bien, ¿Y como sabes que están aquí? —volví a preguntar mientras abría el libro.

—¿Tienes más preguntas o podemos empezar esto ya? —dijo irritado.

—Está bien...

Abrí el libro y comencé a leer, no sabia que buscaba exactamente, pero mi cabeza estaba en otra cosa. Estuvimos un rato sin hablar, él a lo suyo y yo a lo mío, cuando lo escuché carraspear.

—Y bien... ¿Ya sabes cual es la primera prueba del torneo? —preguntó cambiando de página.

—Um... Si. —me miró.

—¿Y cuál es? —alzó las cejas.

—No creo que deba decírtelo, a parte, no es asunto tuyo.

Él suspiró. —Como quieras. —volvió a concentrarse en su libro unos segundos, al igual que yo. —Pero si me lo dices podría ayudar.

Volví a mirarlo. —¿Por que querrías ayudar? —pregunté curioso.

—Porque se que sin ayuda acabarás probablemente muerto o con un poco de suerte gravemente herido nada más de empezar. —respondió con un tono sereno.

Me quedé en silencio planteándolo, no le faltaba razón. Decidí hacerlo, ¿Qué era lo peor que podría pasar?

—Dragones. —murmuré.

—¿Cómo?

Carraspeé. —Dragones. —dije aún en un tono bajo.

—Habla más alto, Potter.

—Tengo que luchar contra Dragones, contra un jodido Dragón. —dije en un tono firme. Malfoy se quedo con la boca entre abierta mirándome, antes de echarse a reír. —No te rías, no va en coña. —él me miró, y al ver que tenía expresión seria dejó de reírse.

—¿Me estás jodiendo? —negué con la cabeza. Él se echó hacia atrás en su silla, pensativo. —¿Tienes idea de como hacerlo? —volví a negar, soltó una risa sarcástica. —Siempre te pasan estas cosas.

—¿Vas a ayudarme o solo vas a reírte de mi? —le pregunté con los brazos cruzados.

—Vale, vale... —dijo levantando las manos, después se quedó unos segundos en silencio. —Tal vez en algún libro de dragones...

—Hermione ya me dio esa idea.

—Bien, pues... —se quedó callado, le hice un gesto para que continuara. —No se me ocurre nada mas. —dijo levantando los hombros.

Suspiré. —Está bien, sigamos con el trabajo.

—Tu no me dices que hacer, Potter. —dijo ceñudo y siguió leyendo, puse los ojos en blanco e hice lo mismo.

Tras un par de horas por fin cerré el libro. —Vale, ahora solo hay que conseguir: polvo de hadas, semillas de planta de fuego y escamas de tritón. —dijo Malfoy leyendo un papel en la que había ido escribiendo y tachando varias posibilidades.

—¿Y de dónde sacamos todo eso? —pregunté.

—Ya me encargo yo. —dijo mientras cerraba su mochila y se levantaba. —El viernes a la misma hora en las mazmorras. Adiós cara-rajada. —se despidió y salió se mi campo visual.

Me hundí en la silla. —¿Mazmorras? —dije para mi y suspiré.

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𝑵𝒐 𝒕𝒂𝒏 𝒆𝒏𝒆𝒎𝒊𝒈𝒐𝒔 [𝑫𝒓𝒂𝒓𝒓𝒚]Where stories live. Discover now