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Capítulo trece - La duda. 

Al día siguiente estaba desayunando con mis amigos en el gran comedor, no hacía mucho caso a lo que hablaban, ya que tenía la cabeza en otra parte.

Miré disimuladamente hacia la mesa de Slytherin, me di cuenta de que un rubio ya estaba observándome, y nuestras miradas chocaron durando unos segundos. Pero cuándo mi corazón empezó a latir desconvocado, la aparté. 

—¿Verdad, Harry? —me preguntó Hermione.

—¿Qué? —dije mirándola, ella y Ron esperaban mi respuesta. —Ah, si, exacto. —dije fingiendo saber lo que me preguntaban.

—No tienes ni idea de lo que te estamos hablando, ¿Verdad?

—No. —dije bajando la cabeza. —Lo siento, chicos. ¿De que hablan?

—De que estás más perdido que yo en adivinación. —dijo Ron, habiéndonos reír.

—Si, estás así desde ayer por la tarde, cuando volviste de buscar la varita de Blaise. —la castaña y es pelirrojo intercambiaron una mirada cómplice.

—Si, lo se. Es que... —levanté la cabeza y los miré. ¿Y si les parecía mal? No podía quedarme sin ellos. No quería perderlos.

—¿Harry? —dijo Ron al quedarme callado.

—Yo... —no sabía que decir. Me levanté y salí corriendo del gran comedor.

Los leones se miraron entre si, preocupados, y buscaron con la mirada a las serpientes, que se habían quedado mirando hacia la puerta. El rubio miró a los leones, y se levantó.

***

Me senté en un banco, en el patio. Estaba comenzando a nevar, y la nieve empezaba a cuajar, tapando el verde del césped.

Me eché para adelante, apoyando los codos en mis rodillas y las manos tapándome la cara.

Estaba hecho un lío. ¿Me gustaba Malfoy? ¿Desde cuándo me gustaban los chicos? ¿Siquiera yo le guastaba a él?

Si me pongo a pensarlo, siempre me puso nervioso su sola presencia, aunque nunca me lo planteé por el odio que le tenía. El calor en el pecho que sentía cuando estábamos juntos...

Alguien saltó por detrás del banco, y quedó sentado en el respaldo de éste, sacándome de mis pensamientos. —Potter, Potter...

Me acomodé en el banco. —¿Malfoy? ¿Me has seguido? —pregunté mirándolo.

—Bueno, saliste corriendo del gran comedor. Me preocupaste. —dijo mirándome a los ojos.

Sentí otra vez ese calor agradable en el pecho. Negué con la cabeza. —No es nada, estoy bien.

—Tus ojos rojos no dicen los mismo. —dijo, apuntándome con el dedo índice. Se sentó al lado mío, en el asiento del banco. —¿Qué ocurre? ¿Es por el torneo? ¿Te están molestando otra vez? Dime un nombre y lo borraré de Hogwarts.

Yo reí. —No, no es por eso. —dije frotándome los ojos con las manos.

—¿Entonces por qué es? —me preguntó, doblando la cabeza como un cachorro.

Miré hacia la nieve en el suelo, pensando en cómo decirle lo que tenía que decirle sin decirle realmente lo que pasaba.

—Tengo miedo. —se hizo un silencio, el rubio escuchaba atentamente. —Miedo de que Mione y Ron me dejen de lado... Justo ahora.

—¿Por qué iba a pasar eso?

—Es... Privado. —le miré. —Lo siento, no es fácil de asimilar, ni siquiera para mi. Pero es algo que tal vez a mis amigos no les guste, y me puedan dejar de hablar. Y no quiero que eso pase.

𝑵𝒐 𝒕𝒂𝒏 𝒆𝒏𝒆𝒎𝒊𝒈𝒐𝒔 [𝑫𝒓𝒂𝒓𝒓𝒚]Where stories live. Discover now