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Capítulo diecisiete - Año nuevo. 

31 de diciembre, 5:30 pm.

Pasé éstos días escribiéndole al rubio y contestando sus cartas, hablamos sobre muchas cosas, nos contábamos anécdotas, etc.

Le estaba mandando la última carta del año, ya que me dijo que iba a prepararse para la noche, yo iba a hacer lo mismo.

Me despedí en la carta, la até a la pata de Hedwig y, sin tener que decirle la dirección, salió volando por la ventana.

Cuando Ron salió de la ducha, cogí la ropa que me regalaron Sirius y Remus y entré al baño.

20 minutos después, ya estaba limpio, y vestido para la noche.

Llevaba unos vaqueros negros, unas converse del mismo color, y una sudadera azul oscuro. Creo que no hace falta decir quién me regaló qué.

Intenté peinarme, sin resultado, cómo siempre. Me coloqué las gafas y me puse unos guantes negros de lana, con agujeros para los dedos, cortesía de Sirius.

Bajé al piso de abajo, la mesa de diez plazas estaba puesta, aún no había comida ya que Molly estaba terminando de prepararla. Me acerqué a ella y me ofrecí a ayudar.

Sobre las seis y algo, se escuchó un ruido de la chimenea en el salón.

—¡Oh, deben ser Remus y Sirius! —exclamó la mujer.

Corrí hacia el salón, y al lado de la chimenea estaban ellos.

—¡Cachorro! —dijo el pelinegro emocionado.

—¡Sirius! —una sonrisa se formó en mi cara, corrí hacia él y le di un gran abrazo.

Al separarnos me sacudió el pelo. —¡Qué grande estás! Cómo has crecido desde agosto. —dijo el animago escaneándome.

Solté una risa, es cierto que no los veía desde agosto, cuándo pasé un mes en Grimmauld Place. Me giré hacia el hombre lobo. —¡Remus!

—Hola, Harry. —dijo con el tono tranquilizador que le caracteriza. Me acerqué a él y también le di un abrazo. —Vaya, estás más alto. —dijo al separarnos

—Ya quisiera yo. —dije haciéndolos reír.

Molly cruzó el salón hasta ellos. —Sirius, —le abrazó. —Remus, —le dio otro. —que alegría que estéis aquí. Podéis dejar los regalos bajo el árbol, y poneos cómodos, por favor, estáis en vuestra casa.

—Gracias, señora Weas... —comenzó a decir el castaño.

—Molly. —interrumpió la pelirrojo.

El hombre rio. —Gracias, Molly.

Una vez acomodados, se sentaron en el sofá, Remus estiró el brazo por el respaldo detrás de Sirius, y yo me senté en un sillón al lado.

—En fin, cuéntanos, ¿Qué tal Hogwarts? —comenzó en mayor.

—Cierto, ¿El torneo? —preguntó el pecoso.

—Bueno, la primera prueba la superé, gané el huevo de oro. —dije orgulloso.

—¡Ese es mi cachorro, todo un ganador! Yo confiaba en ti. —dijo el de pelo largo.

—Gracias, padrino, pero aún no descubrí cuál es la segunda prueba, y mi escoba quedó destrozada. ¡Imagina qué me puede pasar en las siguientes pruebas!

—No te preocupes por eso, ya lo descubrirás, como hiciste con la primera. Y no creo que te vaya a pasar nada grave.—me tranquilizó el más alto.

Suspiré. —Si, tienes razón.

𝑵𝒐 𝒕𝒂𝒏 𝒆𝒏𝒆𝒎𝒊𝒈𝒐𝒔 [𝑫𝒓𝒂𝒓𝒓𝒚]जहाँ कहानियाँ रहती हैं। अभी खोजें