Lazos [Rui].

Capítulo 6

—No me gusta que me miren así. —dijo Rui a lo que Fuyuka desvío su mirada con miedo.

¿Cuándo se dio cuenta de que lo veía?. Solo había sido un segundo. Apretó su Kimono y no dejaba de mover las manos aún sin soltar la tela, estaba nerviosa y Rui lo supo con ese simple acto.

Siendo sincera,que más deseaba ella que alejarse del lado de Rui e irse a un lugar muy lejos y sola; pero por más que quisiera no podía,en cambio solo tenía la opción de hacer ese acto de nerviosismo. Si es que Rui no le prohibía que lo hiciera ahora mismo.

La fría brisa la hizo tener un escalofrío y el movimiento del tronco le causó un pequeño gritó sobresaltado. El miedo le recorrió el cuerpo y se obligó a no moverse o mirar hacía abajo, porque entonces estaría pérdida.

Ambos se encontraban sentados sobre la rama alta de un árbol,demasiado alta para su gusto. Fuera humana o demonio si caía de ahí su cuerpo se rompería en mil pedazos,podía afirmarlo. Suponiendo que Rui era quien casi siempre la llevaba ahí era de saber que a él no le daba miedo caerse.

Entonces la duda le regresó,¿qué era a lo que Rui le tenía miedo?. Todos en la familia le temían, ¿pero él? ¿Cuál era su temor?.

Sin darse cuenta la oji-plata miro de nuevo a su hermano,sin dejar de lado el temor pero con un poco de una nueva de curiosidad; debía ser suicida si aún después de que él le dijera prácticamente que no lo mirará,ella lo volvía a hacer.

La única luz era la de la luna,que hacía que los ojos de ambos niños brillaran,como una mirada inocente y con sueños. Eso ya no era posible, en ninguno. Rui se mantenía viendo el gran círculo que la luna formaba, sin pestañear o siquiera dar signo de respiración, su rostro era tan frío como a la vez tan calmado.

Fuyuka mordió sus labios con frustración,nerviosismo, miedo; quizá una combinación de todas.

¿Cómo podía estar así?. Tan tranquilo e indiferente. Esa misma mañana había dejado amarrada a su hermana hasta que le diera el sol. Luego de torturarla,la había dejado morir sin dudar o mostrar una emoción por su acto tan atroz.

Lo mismo había sido con quienes ya no estaban en la familia.

Rui nunca dudaba,ni mostraba misericordia y eso solo le demostraba lo que pensó en un inicio,la primera vez que vio la muerte de alguien a quien obligadamente debía considerar familia; a Rui ellos le daban igual.

Se paralizó cuando la quinta luna se dio la vuelta de imprevisto. Asustandola. Quiso retroceder olvidándose que se encontraba sobre un árbol a más de diez metros.

—Te dije que dejes de mirarme.

Su mano resbaló,lo que hizo que todo su cuerpo se fuera de lado y cayera de la rama; Fuyuka alcanzó a sostenerse con su otra mano. En el momento en que sus ojos miraron hacía abajo su corazón se alteró aún más. Estaba tan alto,todo se veía tan pequeño desde ahí. Ahogó su gritó de miedo,pues este era más grande que sus granas de gritar.

—¡Rui! —sin pensar llamó al chico que se mantenía sentado aún sobre la rama,mirando con escépticismo —. Ayúdame,¡por favor!.

Oh,frialdad. En los ojos de Rui había tanta frialdad que aterraba. Pero existía una chispa de emocion... de una emoción que conocía perfectamente...

Estaba enojado. Rui estaba enojado con ella.

—¡Lo siento,lo siento! ¡No volveré a mirarte!. Lo lamento,perdóname...

Fuyuka comenzó a llorar. Ya no sabía que más hacer...

Él siempre se enfadaba.

¿Iba a morir? ¿La iba a asesinar ahora mismo?. ¿Cómo a su hermana esta mañana?.

¿Cómo a...?. Sollozo con más fuerza,su agarre se volvía más y más débil. Iba a caer. «Yuka... Ayúdame... »

—Deja de pensar en él —ordenó con voz helada. Un dedo resbaló de la rama; el corazón se le detuvo y Fuyuka miró a Rui una vez más —. Te he dicho que lo olvides. Esta muerto —quiso gritarle que se callará pero el nudo en su garganta aumentó ante sus palabra llenas de resentimiento —. Él no merecía estar en nuestra familia. Era un egoísta.

«No es cierto... ». No era cierto. Él fue solo... solo... un niño.

Rui dirigió su mano a la de Fuyuka,acariciando sus dedos con sutileza.

—Fuyu... ¿Tú no vas a ser egoísta,verdad?.

Esa pregunta estaba tan llena de amenazas ocultas.

Negó desesperadamente,su cuerpo temblaba aterrado por el contacto con él; su mirada la congelaba y el sonido de su voz le causaban un terror enorme. Era un demonio... Lo vio endurecer sus ficciones aún más,como una roca sin mostrar una brecha más allá de ese pequeño gesto de disgusto con la nariz.

—Eres una mentirosa. —y con esa palabra golpeó la mano de la chica con tanta fuerza que la albina gritó de forma desgarradora.

Fuyuka espero que fuera la última vez que viera los filosos y tan fríos ojos de Rui verla desde arriba; y no abrir los ojos nunca más.

2/6
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