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Los días siguieron pasando y cinco de los nueve fines de semana en los que Sebastian durmió con Emanuel o su Ema cómo le dice él y solo el porque no deja que nadie le diga así, pero no porque Sebastian tenga privilegios, sino porque se enoja con Emanuel si escucha a alguien más llamarlo así, entonces para que esté no se enoje, a todo el mundo le dice que se llama Valentino  y que le pueden decir Valen, luego le guiña un ojo si está presente y este sonríe satisfecho.

Eran las ocho de la noche cuando Emanuel se encontraba tirado en su cama a la espera de que esté la comida cuando el grito de su madre hizo que deje el teléfono a un lado y baje para ver qué necesitaba guardándolo en su bolsillo, el no era como otros chicos que se enojan cuando sus madres lo llaman para pedirle algo y están jugando a los juegos en su pc, el amaba pasar tiempo con su madre y si era en la cocina al ser algo que le guste hacer y sean muy pocas las veces que solicita su ayuda más aún.

En qué te ayudo ma?...- niega.

Necesito que te vayas ya a lo de Sebastian?...- la miro sin entender.

Que? porque?...

Me llamo la señora Tekin, dijo que lo vio llegar muy ebrio y está acostado en el frente de la casa, ve, mételo en su casa y quédate con el...

Yo?...- hago gesto de desagrado.

Si tú, tu hermano no está y sus padres están en lo de su abuela...- ruedo los ojos.

De acuerdo...- contesto fingiendo que no me gustaba la idea.

Al llegar a la casa de este un poco agitado por la corrida colocó sus manos sobre sus rodillas tratando de recuperar la respiración, luego se acercó tocando primero su mano para comprobar que tuviera pulso, al sentir que si comenzó a revisarlo para buscar sus llaves, al tomar el celular este se encendió dejando ver una foto de ellos juntos dónde está Sebastian mirando el cielo y el con la cabeza apoyada en su espalda.

Emanuel recordaba ese día en el que fueron a un festival todos vestidos igual, lo que no sabía era que existía una foto.... esa foto, estaba tentado a desbloquearlo al saber la contraseña pero prefirió no hacerlo, con mucha dificultad lo puso de pie y lo llevó hacia el interior de la casa para llevarlo a su cuarto y acostarlo, al llegar este calló como bolsa de papas sobre la cama, luego prosiguió a hacer lo de costumbre, le quitó su gorra, su cadena, su campera, la camisa que llevaba atada en su cintura, las zapatillas y en esta ocasión sí se encontraba en un dilema al no saber que hacer.

Porque él sabía cómo era Sebastian con su cama, por lo que dentro de unas horas cuando despierte estaría furioso de saber que había manchado todo su amado acolchado blanco, pero por otro lado sabía que era muy osado el sacarle el pantalón y acostarlo solo en boxer, después de pensarlo unos segundos se decidió por sacárselo, prefería más que se enoje por haberlo desnudado a qué se enoje porque lo acostó con toda la ropa sucia, ya casi terminaba solo le faltaba sacárselo, pero este sintió la mano sobre su parte íntima.

Estás todo mojado, ensuciaras todo el acolchado...- hablo rápido cuando colocó una mano sobre la suya y lo miro.

Luego miro hacia su costado y maldijo sacando su mano para que termine de desnudarlo pero cometido el error de querer sacarlo todo de una sola vez cosa que hizo que se le trabe en los tobillos y tenga que agacharse para poder quitarlo bien, al levantarse Sebastian estaba sentado mirándolo.

- perdón yo....- otra vez me volvió a jalar dejándome a horcajadas frente a él pero no hablaba. 

- que?....- no pude terminar de hablar de la sorpresa cuando ocultó la cara en mi cuello.

Amo tu perfume cuando estás recién bañado...- me sonrojo agradeciendo que este no me esté mirando.

- qué haces aquí?...- pregunta aun aspirando mi perfume.

Mi Futuro EsposoWhere stories live. Discover now