Mi Futuro Esposo

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Los días siguieron su curso y Sebastian ya tenía su rutina armada sin darse cuenta, por las mañanas caminaba, luego volvía para desayunar con su madre y su abuela, luego se cambiaba y se iba a la facultad, al volver esta un rato con su madre mientras ella cocina y el hace los trabajos a un costado de la isla haciendose compañia mutuamente, luego cenaba con su familia para finalizar en su cuarto, los fines de semana se veía con los chicos y en algunas ocasiones entre semana cuando no tenia ningun pendiente por hacer o simplemente no tenía ganas de estar encerrado aprovechaba a verlos, ellos también habían empezado la facultad por lo que ya no tenían la misma libertad de antes, pero no había un día en que no se hagan una llamada grupal por Whatsapp para saber cómo iban con sus estudios y en algunas ocasiones se ayudaban con lo que no entiendan en sus estudios.

Emanuel estudia Diseño de interiores y exteriores, Jairo estudia Derecho Penal, Carla para Traumatología, Ismael Licenciado en RRHH, Marco para Martillero Público, Yoana Event Planner como le gusta decirle a ella o más conocido como Organizadora de Eventos, Octavio Contador.

Jimin se encontraba sentado en el sillón pegado a su ventana que su madre le mandó a hacer para que pueda estar contra este mientras lee sus libros de la facultad o de algún autor que le guste, su semana había estado llena de trabajos, aún no se acostumbraba a no saber nada de Ema ya que una de las cosas que habían pactado fue no hablar hasta el momento de la salida, pero se arrepintió cuando Isabella le contó lo que hablaron en la llamada que le había hecho, eso lo hizo arrepentirse porque el ya se sentía apto como para hablar con el, pero no sabía si Emanuel lo estaría por lo que no correría el riesgo de ser rechazado.

Más días pasaron llenando a Sebastian nuevamente de trabajos por entregar, cosas por leer, resúmenes por hacer y sentía que en cualquier momento iba a colapsar porque Emanuel era el único que lograba calmarlo y no estaba y eso lo llevó a estar terminando su cuarta taza de té para los nervios que su madre le trajo pero simplemente pensaba que estos no hacían mucho efecto en el, porque no solo se acercaba la fecha de cinco exámenes importantes para su carrera sino que se acercaba la fecha de la primera salida de su Emanuel, pero ese no era el problema base, lo que a él realmente lo aterraba era el pensar que al salir ya no quiera verlo, que quiera que solo queden como amigos o peor aún, que haya conocido a alguien ahí dentro porque nadie podía decir que el no era guapo y no podría tener a la mujer que quiera con solo sonreír.

Odia cuando le sonríe a alguien que no sea el porque tanto las mujeres como los hombres quedan estúpidos cuando lo hace y Emanuel lo sabe, una parte de él quiere ser positiva, quiere pensar que cuando vuelva lo primero que hará será ir a verlo a el, que le va a decir lo mucho que lo extraño y a sus besos pero realmente ve esa posibilidad muy lejana. Los días continuaron pasando, una semana para ser exactos y aunque Sebastian ya estaba más relajado porque en sus trabajos y exámenes le había ido bien, estaba triste porque su suegra le había dicho que hubo un problema en la escuela con unos chicos y que por culpa de ellos nadie saldría hasta la otra semana, en parte eso lo dejaba más tranquilo porque podía prepararse mentalmente para ese día, pero por otro no, porque se había hecho mucha ilusión con que ya lo vería en menos de tres días.

Enojado consigo mismo por seguir teniendo ese miedo a ser dejado y no poder hacerlo a un lado, se puso lo primero que encontró y salió de su cuarto para desayunar algo antes de irse a ver con los chicos, pero cuando bajó y vio a un chico hablando animadamente con su madre se queda observandolo para saber quién era y enorme fue su sorpresa cuando esté se giró y lo miró sonriendo, Sebastian no lo podía creer, miro detrás de el y su madre asintió sonriendo por lo que no era su imaginación, su Ema estaba ahí, había vuelto y por el bolso junto a él supo que había ido primero a su casa.