19

18 3 0
                                    


Lo escucho señor Domínguez...

Sin darse cuenta habían caminado en silencio cada uno perdido en sus pensamientos hasta llegar a la cafetería del amigo de su suegro, pero emanuel se sorprendió al darse cuenta de que no se había sentido incómodo con ese silencio, este le hizo seña de que se siente y eso hizo, hicieron su pedido el cual fue café para el señor Domínguez y un té junto con un agua para Emanuel al no tomar café.

Hace cuanto que nos conocemos Emanuel?...- la tranquilidad en su voz no me daba un buen panorama.

Y como si eso no fuera poco vio demasiadas películas como para saber que su suegro podía dispararle en cualquier momento porque en todas las películas el malo siempre habla tranquilo, tiene mirada relajada, se sienta con la espalda apoyada en la silla, con las piernas cruzadas y con las manos sobre estas, por lo que no quiere ni pensar en la posibilidad de que por debajo de la mesa lo esté apuntando con un arma directo a sus pelotas.

Dígame Ema señor, prácticamente es como un tío....- sonrió pero el no.

Cuida bien tus palabras Ema...- capte al instante lo que quiso decir por lo que rápidamente me retracte esforzándome en sonreír para no mostrar mi nerviosismo.

Me corrijo, es el mejor amigo de mis padres desde antes que nazca...

Y tú amas a mi hijo?...- mi sonrisa se borró al escucharlo, pero asentí lentamente.

- hace cuanto?...

Hace unos ocho años aproximadamente...- se sorprendió al escuchar una respuesta tan rápida y por la seguridad con la que se lo dije.

Porque aproximadamente?...

Porque creo que es más señor...- ahí sí pude ver la sorpresa en su mirada aunque está solo duró una milésima de segundo.

- Sebastian siempre fue bueno conmigo, me defendía si me molestaban incluso hasta de mi propio hermano y...

Entonces lo tuyo es admiración o gratitud no....- negué interrumpiendo lo que estaba por decir.

No le voy a negar que lo admiro, pero yo creo que me di cuenta de que no era admiración y de que en verdad me gustaba cuando lo ví durmiendo en mi cama boca abajo, todo desparramado, ese día recuerdo que justo tenía las ventanas abiertas de mi cuarto por lo que le daba todo el sol de frente, parecía las películas cuando le muestran las escenas perfectas que parecen sacadas de computadora, ¿me explico?...- asiente.

- ese día no pude evitar quedarme mirandolo fascinado porque no solo la imagen era irreal sino que se lo veía tan tranquilo durmiendo que parecía un ángel, su mirada estaba relajada y su boca hecha un pico al estar durmiendo boca abajo y cuando fui consciente de lo que pasaba me encontraba sentado en el piso contra la pared y lo había dibujado....   algún día se lo mostraré...

Aún lo tienes?...- asiente.

- me encantaría verlo...

Se lo mostraré apenas pueda, yo nunca se lo di a el por vergüenza pero...

El no sabe?...- niego.

No sabe de ese ni de ningún otro, Sebastian duerme en mi cuarto pero jamás entró cuando no estuve o a tocado algo que sea mío...

Pensé que dormía con tu hermano....- niego.

Según el mi hermano se mueve mucho y mi cama es más cómoda, pero tranquilo que para la hora que llegan normalmente ya estoy levantado...

No me gusta la vida que lleva, pero es adolescente, yo fui igual, asique solo me queda por pedir todos los días por el, que se cuide y que encuentre a alguien que lo cuide incluso mejor que yo...

Ya lo encontró...

Después de eso se quedaron hablando de otras cosas sin importancia, Emanuel por su lado se fue relajando con el correr de los minutos y el señor Domínguez se dio cuenta de que era mas inteligente de lo que creía y que este quería trabajar en una brigada como la suya, por lo que el lo ayudara en todo lo que pueda para que en el dia de mañana pueda ocupar su cargo porque el se encargaría de enseñarle todo lo que su abuelo le enseño a el, decidieron volver cuando el señor Domínguez recibió un mensaje de su mujer diciendo que en unos minutos estaría la cena.

Debo confesarte algo...- me miró sonriendo, lo copie.

Te escucho....

Engaño a mi mujer....- al escuchar eso dejo de caminar y cuando el pensó que no diría nada o que lo cubriria, para su sorpresa le di una piña en la boca que lo hizo tambalearse.

¡¡No le preguntare los porque, porque eso es algo que no me incumbe, pero esa piña se la tiene merecida porque ella es una de las mejores mujeres que conozco y no se merece que usted le esté haciendo eso!!.... mejor me voy porque....

Era un chiste Ema.....- había comenzado a alejarme furioso ante lo dicho por mi suegro pero me quede estático en mi lugar, pestañeo varias veces antes de girarme y mirarlo.

¡¡¿Que?!!.....- lo mire sorprendido.

Como oistes...- se limpia la sangre que aun salía de su boca antes de continuar hablando.

- era un chiste, pensé que no me lo creerías o que solo te irías o me dirías que no quieres saber nada al respecto, no que me golpearias aun sabiendo quien soy...

Sebastian me matara....- seguramente pudo ver el pánico en mis ojos y solo rio.

No lo hará cuando sepa el porque me golpeastes... - camina hasta estar frente a mi.

- por cierto, buen gancho Ema, recuerdame no hacerte nuevamente chistes de mal gusto...- rio pero yo no lo hacia.

-Ema relajate, ya te e dicho que es un chiste y si tu miedo es que te mate por esto, quedate tranquilo de que no lo haré, ¿sabes porque ?..- niego.

- primero porque me caes bien, y segundo porque eso solo demostró lo importante que es mi familia para ti...- asiento comenzando a caminar junto a el.

Si, no solo porque es la mejor amiga de mi madre sino porque yo la quiero mucho, ella siempre fue muy buena conmigo y es una excelente mujer ... despues de mi madre obviamente...

Siguen caminando mientras ríen de anécdotas que el señor Domínguez comenzó a contar de su trabajo para volver al ambiente agradable de minutos atrás, cuando estan por abrir la puerta su suegro lo detiene.

A, me olvide de decirte lo que iba a decir antes de que se me ocurra ese estúpido chiste...

Que era?....

Que Cairo no me gusta para el, es muy serio y Sebastian necesita a alguien que disfrute de la vida como tu...

Gracias Max...

Bienvenido a la familia Emanuel....- nos abrazamos un momento sonriendo.

Muchas gracias Max...

Max?...- al mirar al costado está su mujer en la puerta mirándolos con sorpresa.

¡¡ SEBASTIAN, YA LLEGARON Y EMANUEL ESTÁ VIVO!!...- gritó mirando hacia la escalera, con Max entramos riendo.

Al fin, donde fueron?...- salta a mis brazos haciendo puchero y olvidándose de que no estábamos solos.

Perdon amor, nos distrajimos...- deja un pequeño beso en mis labios.

Cenaremos o no?...- los ojos de Sebastian se abrieron de la sorpresa al mirar hacia el costado y ver a sus padres.

Creo que tenias unos once la última vez que tuve un recibimiento así...- se baja de mis brazos y corre a su padre.

Papi, te extrañe mucho...

Yo igual hijo...- besa su frente y lo vuelve a abrazar.

Ese día para sorpresa de todos el señor Max invito a Emanuel a quedarse a dormir al haberse pasado muy rápido la hora y cuando se dieron cuenta ya eran las dos con treinta de la mañana, al llegar al cuarto de Sebastian ambos se pusieron un pijama ya que no quedaría bien que solo duerman de short según Emanuel, por suerte había en su casa un pijama de Jairo ya que este en casa agena no dormía en short y sin remera, el era muy educado en ese sentido y no veía bien andar por casa ajena como si fuera la suya, aunque en su casa tampoco lo hacía salvo que estén metidos en la pileta.

Mi Futuro EsposoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora