Capítulo diecinueve

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TAYLOR

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TAYLOR

Dos años y nueve meses D.B.

Malas noticias. Pésimas noticias que me negaba a aceptar. ¿En qué momento mi vida se había vuelto tan impredecible? Me gustaban las sorpresas, me encantaba la adrenalina de experimentar lo desconocido, pero no me gustaba cuando no se cumplían las promesas.

No estaba furioso, desilusionado quizás y con ganas de encerrarme en el gimnasio o en los brazos de Genesis. Ese día me habían anunciado que la sucursal de la discográfica en Nueva York iba a cerrar para siempre y se trasladaría de manera definitiva a San Francisco. Podía entender que las empresas en crecimiento eran poco confiables con las decisiones a largo plazo; sin embargo, había creado una vida con mi esposa en la ciudad y tenía que decirle adiós a alguna de sus partes.

Podía dejar el trabajo por un tiempo o mudarme a la otra punta del país y viajar todos los fines de semana. Ninguna de las opciones me agradaba y aun así eran mejores que obligar a Genesis a seguirme. No iba a tomar una decisión sin escuchar su opinión, éramos un equipo y respetaba la manera en que funcionábamos, una de las partes fundamentales de nuestra relación era tomar decisiones importantes juntos y no tener secretos con el otro.

Llegué a casa con un humor de perros después de la hora de la cena, me había tenido que quedar en esa horrible e interminable reunión y, en consecuencia, me había saltado la única comida que compartía a diario con mi esposa. Había estado tan ocupado y preocupado durante todo el día que no había sido capaz de contestar ni un mensaje de texto.

Nuestras mascotas anunciaron mi llegada y mientras acariciaba sus suaves pelajes, escuché los pasos de Genesis en la escalera. Me sonrió nada más verme e intenté hacer lo mismo y verme sincero. Había estado presente en largas reuniones de personal donde tuve que presenciar cómo se les decían a sesenta personas que tenían que mudarse a San Francisco o buscarse un nuevo trabajo.

—Hola, cielo —saludé.

—Buenas noches, amor.

Como si supiera lo que necesitaba, me abrazó con fuerza y enterró su rostro en mi pecho. Me permití entonces respirar profundamente y la sostuve en brazos por lo que pareció una eternidad. Me sentía como la mierda y estaba muerto de hambre.

Dos cuartos (RVB4.5)حيث تعيش القصص. اكتشف الآن