CAPÍTULO 7

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Al cerrar la puerta, Melissa subió hasta su habitación con disimulo y solo al entrar a esta, se permitió soltar un suspiro de placer. Estuvo a punto de perder el control allá abajo y casi no podía contener su excitación, así que se regañaba a sí misma por haber dejado que la situación llegara hasta esos extremos.

Aun jadeante por lo que acababa de pasar, esta puso las manos sobre la encimera del baño y mirándose en el espejo se dijo:

— Recuerda que tus gemidos no los merece ningún hombre por más bueno y candente que esté.

Se regañaba mientras negaba con la cabeza, al darse cuenta lo desalineada que estaba y los pelos de loca que traía. Así que, para recomponerse, decidió tomar una ducha y cambiarse de ropa, estaba tan húmeda y el olor de Tacher le recorría todo el cuerpo que no podía volver a la fiesta de esa manera.

Cuando Tacher por fin se recompuso, después de darse un baño y cambiarse de ropa, por una que Damián tenía en su despacho, se pasó las manos por su cabello mojado y suspiró. Hace muchos años que no le había tocado solucionar esos problemas de la manera que Melissa le obligó hacerlo hoy. Minutos después, este salió con unos hermosos jeans azules y una camisa azul cielo y sobre esta, una hermosa chaqueta gris de Burberry. Se dirigió a la sala de juegos a ver si las niñas habían cumplido lo acordado. Al llegar al lugar, y con el bullicio de todos los invitados, se acercó a las niñas que bailaban en un lateral de la zona de juegos. Al verlo, estas salieron corriendo en su encuentro.

— Tío, ¿nos puedes leer un cuento?

— Claro que si preciosa.

Mientras se dirigían hacia los estantes y comenzaban a buscar entre los libros infantiles un cuento, estas caminaron hacia el estante continuo a este mientras buscaban en otra sección algún cuento divertido. Tacher estaba entretenido cuando de pronto escuchó:

- ¿Por qué lloras Vic? ―Preguntó April.

- Es que yo no tengo un papá que me lea cuentos ―dijo señalando a Damián del otro lado de la sala, quien tenía en sus piernas a las gemelas del cumpleaños mientras les leía una historia.

Tacher abrió los ojos y un escalofrío le recorrió el cuerpo mientras su corazón se encogió, pero antes de poder decir algo, escuchó a April decir:

- ¿Qué le pasó a tu papá? ¿Se fue al cielo?

Las niñas nunca habían tenido esa conversación.

- No.

- ¿Se fue a otra ciudad?

- Tampoco.

- ¿Entonces?

La niña sentía más curiosidad mientras esta le respondía y Tacher no podía dejar de escuchar.

- No lo sé, yo nací y ya no tenía papá ―dijo está encogiéndose de hombros, mientras se limpiaba las lágrimas que no dejaban de caer.

- No puedes nacer y solo no tener uno ―respondió April mientras Vic se encogía de hombros.

Tacher extrañado por lo que decía la niña y lo que había dicho Melissa sobre su padre hace un rato, la miró confundido, pero este acercándose más a las niñas iba a intervenir, cuando April lo miró y sonriendo dijo:

- Sabes, tengo una idea.

- ¿Cuál? ―Respondió Vic.

April volvió a mirar a Tacher y con una sonrisa en los labios dijo:

- Como hoy la hija del tío Tacher no pudo venir y tu papá no está, por hoy pueden ser padre e hija postizos, de mentiritas, así ninguno de los dos extraña al otro.

POR PRIMERA VEZ DESPUÉS DE MUCHAS VECES. [COMPLETO]Where stories live. Discover now