Al cerrar la puerta, Melissa subió hasta su habitación con disimulo y solo al entrar a esta, se permitió soltar un suspiro de placer. Estuvo a punto de perder el control allá abajo y casi no podía contener su excitación, así que se regañaba a sí misma por haber dejado que la situación llegara hasta esos extremos.
Aun jadeante por lo que acababa de pasar, esta puso las manos sobre la encimera del baño y mirándose en el espejo se dijo:
— Recuerda que tus gemidos no los merece ningún hombre por más bueno y candente que esté.
Se regañaba mientras negaba con la cabeza, al darse cuenta lo desalineada que estaba y los pelos de loca que traía. Así que, para recomponerse, decidió tomar una ducha y cambiarse de ropa, estaba tan húmeda y el olor de Tacher le recorría todo el cuerpo que no podía volver a la fiesta de esa manera.
Cuando Tacher por fin se recompuso, después de darse un baño y cambiarse de ropa, por una que Damián tenía en su despacho, se pasó las manos por su cabello mojado y suspiró. Hace muchos años que no le había tocado solucionar esos problemas de la manera que Melissa le obligó hacerlo hoy. Minutos después, este salió con unos hermosos jeans azules y una camisa azul cielo y sobre esta, una hermosa chaqueta gris de Burberry. Se dirigió a la sala de juegos a ver si las niñas habían cumplido lo acordado. Al llegar al lugar, y con el bullicio de todos los invitados, se acercó a las niñas que bailaban en un lateral de la zona de juegos. Al verlo, estas salieron corriendo en su encuentro.
— Tío, ¿nos puedes leer un cuento?
— Claro que si preciosa.
Mientras se dirigían hacia los estantes y comenzaban a buscar entre los libros infantiles un cuento, estas caminaron hacia el estante continuo a este mientras buscaban en otra sección algún cuento divertido. Tacher estaba entretenido cuando de pronto escuchó:
- ¿Por qué lloras Vic? ―Preguntó April.
- Es que yo no tengo un papá que me lea cuentos ―dijo señalando a Damián del otro lado de la sala, quien tenía en sus piernas a las gemelas del cumpleaños mientras les leía una historia.
Tacher abrió los ojos y un escalofrío le recorrió el cuerpo mientras su corazón se encogió, pero antes de poder decir algo, escuchó a April decir:
- ¿Qué le pasó a tu papá? ¿Se fue al cielo?
Las niñas nunca habían tenido esa conversación.
- No.
- ¿Se fue a otra ciudad?
- Tampoco.
- ¿Entonces?
La niña sentía más curiosidad mientras esta le respondía y Tacher no podía dejar de escuchar.
- No lo sé, yo nací y ya no tenía papá ―dijo está encogiéndose de hombros, mientras se limpiaba las lágrimas que no dejaban de caer.
- No puedes nacer y solo no tener uno ―respondió April mientras Vic se encogía de hombros.
Tacher extrañado por lo que decía la niña y lo que había dicho Melissa sobre su padre hace un rato, la miró confundido, pero este acercándose más a las niñas iba a intervenir, cuando April lo miró y sonriendo dijo:
- Sabes, tengo una idea.
- ¿Cuál? ―Respondió Vic.
April volvió a mirar a Tacher y con una sonrisa en los labios dijo:
- Como hoy la hija del tío Tacher no pudo venir y tu papá no está, por hoy pueden ser padre e hija postizos, de mentiritas, así ninguno de los dos extraña al otro.