CAPÍTULO 21

243 40 5
                                    

Al entrar al lugar Melissa lo miró extrañada, algunas cosas estaban apenas construyéndose y otras ya estaban terminadas y eran muy lindas.

Este hombre tenía buen gusto.

― Bienvenida la academia renacer ―dijo mientras las comisuras de sus labios se levantaban.

― ¿Qué es este lugar? ―Preguntó algo confundida de que la llevara ahí.

― Este lugar, es mi hijo―soltó de pronto.

― ¿Tu hijo?

― Si.

Al verla tan llena de curiosidad sin saber porqué le contó:

― Cuando era un chamaco, de unos 15 años y solo pensaba con la cabeza de abajo...

Melissa lo interrumpió y no lo dejó terminar.

― ¡Ah! ¿Y es que acaso algo de eso ha cambiado? ―Soltó señalando la chaqueta que tapaba su entrepierna.

Este no pudo evitar sonreír, sin duda esta lo hacía volver a sus locos comienzos.

― No me provoques señorita, ¿acaso no te ha quedado claro que la Bestia no conoce los límites cuando se refiere a ti? ―dijo atrayéndola a él y dándole un casto beso.

Al escucharlo sonrió, estaba muy dispuesta a acompañarlo y llegar a todos los límites del placer.

― Bueno, cuando tenía esa edad, embaracé a la hija de la empleada del rancho.

― ¿Qué tú qué? ―Espetó Melissa. ―La Bestia acabó hasta con la jaula del gallinero.

Sonrió este divertido al escucharla.

― Seguro que también cogiste buena burra ―añadió esta con guasa.

Tacher rodó los ojos.

― No soy un depravado ―dijo más serio de lo que esperaba mientras Melissa al ver su cara no dejaba de reír.

― Bueno, resumiéndote la historia antes de que me arrepienta y no te cuente nada más, mi hijo murió tiempo después, muerte de cuna, algo así le llamaron.

De inmediato esta dejó de reír y lo miró con compasión.

― Lo... lo... lo... siento ―dijo Melissa tartamudeando mientras borraba la sonrisa de su rostro y ponía cara de espanto.

Al sentirla tan apenada este soltó una carcajada.

Amaba sacarla de sus casillas.

― Te la creíste ―dijo mientras no podía dejar de reír por su cara de espanto.

Melissa lo miró con cara de querer matarlo.

― Idiota. Con esas cosas no se hacen bromas.

Si él supiera lo que se siente perder a un hijo, no saldría con estas babosadas ―pensó.

Tacher sonrió al verla tan incómoda.

─ Bueno, entonces deja de reírte de mí para poder contarte.

Melissa asintió con la cabeza mientras rodaba los ojos.

─ Este lugar fue creado por Damian, por Marcus y por mí, hace ya algunos años. Está creado en honor a las personas que perdimos ―dijo tomándola de la cintura y haciendo que esta le siguiera el paso. ― Yo lo hice en honor a mi hermano.

― ¿Tu hermano? ―Preguntó dándose cuenta que no conocía nada de la vida de Tacher.

― Si, él murió cuando apenas yo tenía 15 años, pero aún su recuerdo está en mi mente como si fuera ayer. ―Sonrió con tristeza.

POR PRIMERA VEZ DESPUÉS DE MUCHAS VECES. [COMPLETO]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora