CAPÍTULO 19

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Al día siguiente Melissa estaba un poco más tranquila, pero recordando que Andrés llegó hasta la escuela de su hija el estrés le volvió al cuerpo, así que dejando la razón a un lado decidió no llevarla a la escuela, a pesar de que no tenía a nadie de confianza con quien dejarla, ya que la Nana y Soledad seguían en la clínica, Max tenía un super evento y sus padres aún estaban donde su hermana, así que después de desayunar y con el miedo de que la descubrieran y se quedara sin empleo, las dos salieron rumbo al hotel.

― Vic, hoy te irás conmigo al trabajo, así que, te pido por favor, que hagas lo que te pido.

― ¿En serio me llevarás a tu trabajo?

La niña no cabía en su asombro. Desde pequeña siempre le había pedido que la llevara a sus distintos trabajos, pero su madre nunca le hizo caso.

― Sí cielo, pero debes comportarte.

Al llegar estas fueron directo a la guardería del hotel y diciéndole a la encargada que era sobrina de algún huésped, la inscribió. Antes de irse a su lugar de trabajo, le pidió más de una vez a su hija que se comportara y que por ningún motivo saliera del lugar, ya ella vendría a verla en cuanto pudiera, pero a pesar de su advertencia, le indicó como llegar a donde esta estaba por si sucedía algo urgente. Hoy le tocaba recepción.

Cuando Vic se quedó sola miró el lugar y se dispuso a explorarlo, pero no habían pasado ni treinta minutos cuando ya estaba a punto de la desesperación, había encendido la televisión, dibujado y hecho todo lo que la encargada le puso hacer, pero como toda niña de 6 años, al estar en una guardería llena de niños mucho más pequeños que ella, se las ingenió y salió en busca de su mamá, la merienda que le habían dejado se la había comido apenas llegó y esta quería un helado.

Vic caminó con sigilo por todo el hotel, recordando el recorrido que su madre le había dicho y tratando de que las cámaras no la vieran. Esta prestaba atención a todo lo que veía, era un lindo lugar y tenía mucha curiosidad de recorrerlo. Mientras se acercaba a donde su madre le dijo que estaría, entraba por algunas puertas pensando que se encontraría un tesoro y se desilusionaba al darse cuenta que no había nada interesante, pero cuando esta llegó al área de la cocina, casi se le sale el corazón al ver como una chica entraba a un closet lleno de mecatos. Con maestría esta se fue acercando mientras se escondía de todos, porque donde su madre se enterara de lo que estaba haciendo, esta la dejaría sin sus cosas favoritas de por vida. Cuando por fin estuvo cerca, esta se dio cuenta que una cámara estaba justo mirando a la entrada y suspiró. ¿Será que todo había sido en vano?

Tratando de pensar como solucionar su gran problema, iba a meterse en uno de los carritos que ingresaban al lugar, cuando se percató que los siguientes empleados que entraban colocaban un código para abrir y cerrar las puertas, lo que le hizo pensar que si entraba seguro no salía. Con toda la inteligencia prodigiosa con la que había nacido para hacer travesuras, esta se escondió en otro lugar y esperó. Diez minutos después un joven que había entrado salía con el carrito lleno de todas las cosas más ricas que ella hubiera visto en la vida.

¡El cielo si existe! ―Pensó cuando vio sus mecatos favoritos.

Con su plan ya listo, espero que se diera vuelta para cerrar la puerta y antes de que este presionara el código, Vic se acercó y tomó una bolsa gigante de doritos picantes y una bolsa de gomitas en forma de chile. Con toda la rapidez que pudo salió del lugar, no sin antes tirar tres platos, dos vasos y una olla, haciendo un estruendo terrible, para lo que a entrar debajo de la mesa con prisa nadie se logró percatar que había sido ella.

¡Qué salvada! ―Pensaba con el susto en el cuerpo y su corazón a mil por hora.

Sin querer perder tiempo y que la descubrieran al recoger lo que había tirado, gateo hacía otras dos mesas que estaban más cerca de la puerta de salida y quedándose detrás de una linda y gran masetera que la cubría por completo, esta abrió sus mecatos y comenzó a comer, mientras se chupaba los dedos cada vez que se le acumulaba el picante. Cuando terminó de comer su gran paquete de doritos, la boca le ardía, y no queriendo tentar a su suerte y volverse acercar al closet, esperó que abrieran la cocina y salió del lugar con cautela. Mientras caminaba de regreso a donde su madre, entró al baño y subiéndose en el muro abrió la llave y puso su boca en el chorro, necesitaba agua.

POR PRIMERA VEZ DESPUÉS DE MUCHAS VECES. [COMPLETO]Onde histórias criam vida. Descubra agora