CAPÍTULO 26

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Los días pasaron y Fany era feliz viendo como todos se preocupaban por ella, aunque por momentos le embargaba la tristeza, sabía que pronto llegaría el momento de volver a su realidad y debía salir de esa casa como le había tocado salir de todas en las que había entrado, pero en esta, se sentía bien, con las personas más perfectas del mundo. Amaba jugar con Vic, cocinar con Soledad, ver películas con Melissa, hacer sus controles con Luna y hacer las pijamadas con Max.

Para Melissa las cosas se le ponían un poco más difíciles, con dos niñas ya de vacaciones en casa y el trabajo más pesado que nunca por las festividades novembrinas, no había parado. Esta necesitaba buscar otro empleo, uno que no acarreara tanto tiempo, uno en donde tuviera el tiempo de disfrutar con su hija y de ella misma, por eso había renunciado en Bogotá y vino a entrar en un trabajo peor.

A veces no es el trabajo que quieras, si no el que te toque ―pensaba, pero no perdía las esperanzas. Algún día encontraría un empleo bien pago y con unos horarios más flexibles.

En las noches después de que las niñas se dormían, salía a la terraza a mirar pasar la noche mientras se tomaba una copa de vino. Los resultados de los exámenes de paternidad aún no llegaban y ya comenzaba a desesperarse, a pesar de que sabía cuales serían los resultados, esta quería pasar esa página y terminar con esa historia.

¿Por qué se demoraran tanto unos estúpidos resultados? ―Pensaba mientras suspiraba cansada. Necesitaba pedir vacaciones pronto.

A pesar de lo caótica que era su vida, tenia varias personas que le pintaban la vida de colores, en especial Max y Luna, sus locos amigos que pasaban metidos en su casa con las niñas ayudándola en todo lo que pudieran. Por otro lado, Tacher seguía sin aparecer, pero con todo el trabajo y las niñas, esta ya había pasado de él y lo había puesto en un segundo plano.

―    ¡Siempre has estado en un segundo plano, cariño! ―Dijo esta en voz baja, mientras negaba con la cabeza y miraba por la ventana en el transcaribe. Ya iba rumbo a su casa después de un día laboral un poco mejor.

No sabía porqué estaba pensando en Tacher en ese momento, y a pesar de que trataba de sacarlo de su cabeza, ella solo pensaba en las locuras con las que este salía y lo feliz que la hacían los retos de su Bestia.

¡Ya! ¡Suficiente! ―Se regañó a si misma y se colocó de pie, ya había llegado.

Después de caminar algunas cuadras, esta por fin llegó a su edificio, necesitaba volver a bañarse y dormir como por una semana de corrido. 

─     Señora, ha venido el chamito, ese de la mensajería y le ha traído un papel.

Melissa abrazó a Fany quien le abría la puerta y se fueron a la cocina, pero nada más entrar, abrió sus ojos sorprendida. Un gran helado de los que le gustaban a Vic, junto a estas en la mesa, pero el doble de grande.

Tenía ocho bolas de helado de distintos sabores, y ocho espirales de helado de máquina sabor a arequipe, sobre  una montaña del mismo helado pero sabor vainilla, los cuales estaban encima de unos deliciosos brownies cubiertos con chocolate. Sin olvidar los chip de chocolate, las gomitas, y el arroz blanco.

Hoy les daría un coma diabético a todas, ese helado era para mínimo 10 personas.

―    ¿De dónde sacaste eso? ―Le preguntó extrañada a su hija.

―    Pues del congelador.

Melissa rodó los ojos mientras Soledad y Fany comenzaban a reír.

Vic la miraba mordiéndose el labio como su madre lo hacía para controlar su cuerpo y no soltar una carcajada.

POR PRIMERA VEZ DESPUÉS DE MUCHAS VECES. [COMPLETO]Where stories live. Discover now