CAPÍTULO 9

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Una semana después la casa era un caos y no solo porque mañana el padre de Melissa cumplía años y estas le llegarían como regalo de cumpleaños, sino también porque dos días atrás, Andrés, se apareció afuera del apartamento reclamando a la niña para llevarla al parque.

¿Acaso estaba enfermo? ―Pensaba esta.

Cuando Melissa lo vio casi le dan mil ataques, así que tomó la decisión de no solo irse, sino de hacerlo de inmediato. Se había enterado por Ena que Roxana, había dejado Andrés y le había dicho que el hijo que estaba esperando no era de este, lo que fue un shock muy fuerte para él, tanto que ahora anda loco buscando esa paternidad por todos lados.

Pero que se olvide de mí Vic, ella no tenía velas en ese entierro.

Por todo eso, de un día para otro comenzaron a empacarlo todo, mientras Soledad, estaba feliz por la noticia ya que toda su familia era de Cartagena. Esta era la hija de Encarnación, la señora que por muchos años le ha ayudado a su madre en la casa. Por otro lado, Melissa, había tomado la decisión de volver más por desesperación que por gusto y tenía muchos sentimientos encontrados.

Su peor tragedia había pasado en esa ciudad y después de lo sucedido, no había vuelto a pisar esas tierras. Se había jurado no volver nunca más y lo había conseguido hasta hoy. Diez años después volvería. Todos sus familiares siempre tenían que viajar a Bogotá para pasarse fiestas o algún día especial, aunque ella antes de Victoria no era nada apegada a esas festividades, así que, aunque hablaba mucho con ellos, se veían una o dos veces al año.

Melissa decidió no contarle del todo a Victoria que se mudarían, ya que dependiendo como le sentara el calor y el lugar le iría diciendo, de lo contrario se mudarían para otra ciudad que no tuviera nada que ver con Cartagena o Bogotá.

Así que por lo pronto solo debían salir de donde estaban ―pensaba, sin querer aceptar que más que por su hija, era ella la que no quería volver ahí.

― Mamá, mamá, ¿dónde está mi chaqueta favorita? ―Gritó Vic desde su habitación.

― Ya la he metido en el equipaje.

― No mamá, esa es la que me voy a poner.

― ¿Yo no te dije anoche que sacaras todo lo que necesitaras que lo iba a guardar?

Melissa negaba con la cabeza, mientras Vic corría por toda la casa, esta era la primera vez que iría a la casa de sus abuelos y estaba realmente emocionada.

― ¡Si, pero eso se me olvidó!

― ¡Usas la mía tesoro! ―Gritaba Melissa mientras organizaba todo en cajas.

― Es que necesito varias, mamá ―respondió asomándose en la puerta de su habitación.

Melissa al verla le hizo una seña con la cabeza para que esta entrara; rodó algunas cosas de la cama ocupada por todo lo que le faltaba empacar en la mudanza, para hacer un lugar y poder sentarse con su hija.

― Mi amor, a donde vamos no vas a necesitar la chaqueta.

― ¿Por qué mamá?

― Cielo, porque allá no hace frio.

Al escucharla, la niña abrió los ojos.

― ¿No?

― No, allá es calientito y hay que estar con ropa más ligera.

― Toda mi ropa es de frio.

― Lo sé, por eso al llegar compraremos algo.

La niña asintió y cuando iba a ponerse de pie, volteó la mirada hacia donde Melissa y extrañada preguntó:

POR PRIMERA VEZ DESPUÉS DE MUCHAS VECES. [COMPLETO]Where stories live. Discover now