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Después de esa tarde Ulises y yo nos volvimos muy buenos amigos, él dejo de ir al Instituto de forma presencial pero afortunadamente su mamá lo ayudaba para las clases en línea y le iba mejor, por lo que él me había contado.

Para ser exactos llevábamos dos mes y medio de amistad, estábamos a 15 de octubre y para ser sinceros, me vivía más en la casa de Ulises que en la mía. Al principio nos costó, pero decidimos olvidar todo e iniciar con nuestra amistad desde cero.

Aun le enseñaba cosas, aunque era más porque su especialista le decía que tenía que repasar lo aprendido, sin embargo, nos la pasábamos más charlando, bromeando e incluso peleando en ocasiones.

Aquella tarde habíamos terminado de ordenar su ropa por colores en las repisas. Así sería más sencillo para él elegir su ropa, por lo que le había dicho su instructor.

Él sabía dónde estaban sus playeras y cuál era el orden de los colores en el que estaban acomodadas, así como también sabía dónde estaban sus pantalones y zapatos.

Me daba mucho gusto verlo más animado y menos irritable.

Él acudió a terapias, así como yo y por lo que nos chismeábamos ambos íbamos bien en nuestro tratamiento, se podría decir que éramos buena influencia.

En todo este tiempo había conocido facetas muy lindas especialmente la infantil, se la pasaba jugándome bromas en doble sentido, molestándome, haciéndome enojar y ruborizarme. Sin duda alguna, era insoportablemente encantador, juguetón, coqueto, simple, bromista y tenía un carácter del demonio, pero fuera de eso era la mejor compañía.

Hasta podría decir que MinLing le tenía envidia.

—Es que sí, Nicole, no puede haber amor sin atracción—Comento mientras se recostaba en su cama con la mano izquierda atrás de su cabeza.

—Claro que si existe el amor sin atracción física, que a ti nunca te haya pasado, eso ya es otro asunto—Tome asiento en el banquito.

—¿A ti te ha pasado? —Inquirió alzando las cejas con superioridad.

Yo me ruborice por completo. Por supuesto que no me había pasado, mi experiencia en el amor era casi nula. Solo tuve dos relaciones, una en secundaria la cual duro seis meses y con Mauro que habíamos durado poco tiempo también.

—¡Por supuesto que Sí! —Sabía que mentir era malo, pero esta era una mentira piadosa.

Ulises se soltó a reír a carcajadas mientras se revolcaba en el colchón de su cama.

—¡No te rías! —Dije aventándole un cojín que vi en el suelo.

Él se sentó de golpe y pregunto—¿Que se siente besar a una persona que no te gusta físicamente?

—Averígualo y después me dices—Una brillante idea se me paso por la mente—¿Que pasaría si conocieras ahora mismo a una persona que te gustara emocionalmente?, sé que aun tienes en mente a Sally, pero como la vida es tan buena contigo te da una segunda oportunidad de enamorarte, imagina que es la mujer de tus sueños, sentimentalmente hablando y ahora piensa que no puedes verla, ¿Como sabrías que te atrae físicamente si no puedes verla?

Ulises volvió a reírse a carcajadas, hoy parecía que había comido payaso.

—Solo a ti se te ocurre todo eso y déjame decirte que el cuerpo es muy sabio—Él rio y después se puso serio—No sentiría atracción emocional por ella si no hubiera algo que me gustara de su físico, puede ser su aroma, su voz, la suavidad de su cabello o de su piel.

—¡Eres imposible! —Bufe rodando los ojos al cielo.

Ulises volvió a reírse—¡Lo siento Nicole!, pero lo admito ¡Existe el amor si atracción física!, ¿Contenta? —Soltó alzando las manos como si lo estuviera amenazando con una pistola.

Rei igual a carcajadas, ambos éramos imposibles, vi el reloj de su pared y vi que marcaban las cuatro en punto, si salía ahora mismo llegaría a tiempo a mis clases de piano.

—Tengo que irme Uli.

¿Había sido mi imaginación o él acababa de hacer una mueca?

Frunció el ceño—¿Tan pronto?, ¿Qué hora es?

—Son las cuatro en punto, tengo que ir a mis clases de piano—Pude ver que él se tensaba.

—¿Tocas el piano? —Pregunto con disgusto.

Este chico no era bipolar era tripolar.

—Sí, desde los ocho años, al principio quería ser pianista, pero ahora quiero ser maestra.

Él sonrió—Eres sorprendente Nicole, me gustaría escucharte alguna vez.

—¿Y para que después me moleste?, no gracias.

Él negó con la cabeza aun sonriendo.

Sería algo aburrido ir a la clase, solo era ir a ver a los niños que concursaban para una beca en la academia, por lo que dijo la profesora no contaría la asistencia para nuestras calificaciones.

—¿Te gustaría ir conmigo a la feria en la noche? —Pregunte sonriendo.

—Me siento feliz porque me invites, pero yo paso.

Hice una mueca, la última vez que salió de su casa fue cuando apareció en la tienda.

—¿Por qué no quieres ir? —La decepción se filtró en el tono de mi voz.

—Solo...—Dijo encogiéndose de hombros—No.

Me senté sobre la cama nuevamente y supliqué—¡Por favor, vamos!, ¡Sera divertido!

—Lo siento Nicole, pero suelen ir los adolescentes hormonales ahí y no quiero que me vean así—Dijo un poco triste.

—Me encantaría que fueras conmigo.

Él alzo la vista sorprendida y pude ver la duda en su mirada vacía.

—Por favor—Suplique—Solo será hoy, si no te gusta o te sientes incomodo nos vamos, ¿Está bien?

Esperaba que dijera que sí, de lo contrario solo iría a mi casa a aburrirme, ya que no llegaba al concurso de los niños en la academia.

Se mordió el labio y tras unos minutos me sonrió

—Esta bien Nicole, vamos a la feria. Además así puedo presumirle a mi psicólogo que mi fin de semana fue más divertido que el suyo.

Grite de la emoción como niña pequeña y sin pensarlo lo abrace, mientras le agradecía, él solo reía, su sonrisa me trasmitía una paz muy linda y también hacía que mi corazón latiera muy rápido.

Sin siquiera pensarlo, fundí mis labios en su mejilla con un beso de agradecimiento. Cuando me di cuenta de lo que acababa de hacer me separé al instante y el silencio se extendió entre nosotros.

—Te veo en la noche, es en la feria de VounsMike.

Él asintió lentamente y sonrió diciendo—Nos vemos en la noche Nicole, no llegues tarde, de lo contrario te molestare.

Sin decir una palabra más, salí precipitadamente de la habitación, sin duda alguna, esta sería nuestra noche. Ambos habíamos pasado por tanto y era momento de empezar a disfrutar de nuestras vidas, tal vez no era casualidad, ni el destino, pero de lo que si estaba segura es que disfrutaría de mi amistad con Ulises Webster.

Hasta podría decir que el Azul y verde eran mis colores favoritos, no porque fueran un ojo de cada color, sino que eran colores muy lindos y trasmitían amor.

¡Mierda!, sin pensarlo, cada día sentía una conexión inigualable con él, solo esperaba que nunca acabara y que nuestra amistad fuera única.

Aunque No Pueda Verte ©Onde histórias criam vida. Descubra agora