~16~

336 22 10
                                    

Corrí por las grandes avenidas rumbo a la parada del autobús que me llevaba directo a casa de Ulises. Estuvieron a punto de atropellarme dos veces mientras corría como una verdadera suicida.

Nada me importaba. Necesitaba llegar.

Mi celular sonó nuevamente y respondí casi al primer timbrazo.

—¿Melissa?—dije sin siquiera ver el identificador.

—Estamos en la ambulancia rumbo al hospital
Wellington.

—Voy para allá.

Colgué el teléfono con fuerza mientras metía mis dedos a mi boca para silbar hacia a un taxi que acababa de pasar. El auto frenó en seco y yo corrí hacia él. Me metí en la parte de atrás y le di indicaciones.

Cuando llegué al hospital, corrí hasta la entrada de urgencias y pude ver a Melissa.

Sus ojos estaban manchados de maquillaje corrido por las lágrimas. Lloraba desconsoladamente. Me acerqué a ella y puse mi mano en su hombro. Pegó un bote al darse cuenta de que yo estaba ahí y se levantó echándose en mis brazos.

—Estaba tan asustada —sollozó contra mi hombro.

Yo no podía hablar. Yo también estaba aterrada.
El corazón me latía a mil por hora, tenía un nudo increíblemente grande en mi garganta, las lágrimas me escocían los ojos, temblaba de pies a cabeza y sentía que iba a vomitar en cualquier segundo de la ansiedad que sentía.

—Mamá ya viene en camino —dijo separándose de mí para verme la cara. Su expresión pasó a ser cargada de horror. — ¡Dios mío!, ¿Nicole, estás bien?

Las lágrimas comenzaron a salir de mi rostro.
Las sequé rápidamente pero Melissa me abrazó con fuerza contra su pecho.

—¡Oh, lamento tanto haberte asustado!—dijo con voz arrepentida.

Me sequé los ojos con las mangas de mi jersey e intenté lucir valiente.

—Familiares de Ulises Gilbert—dijo la voz de una mujer detrás de nosotras.

Me giré sobre mis talones y caminé rápidamente hacia ella.

Lucía relativamente joven. Su cabello entrecano estaba atado en un moño apretado y usaba anteojos.

—¿Parentesco? —dijo con severidad.

—Soy su hermana

La mujer se aclaró la garganta.

—No sucedió nada grave. Tuvo una contusión, está en observación en éste momento pero está consciente. Se fracturó una muñeca, pero es todo. Podrán pasar a verlo en unos minutos más. Está en la habitación doscientos seis de éste piso. —nos dijo la mujer con una sonrisa tranquilizadora.

Sus palabras fueron un bálsamo para mis oídos.

Mi corazón disminuyó su ritmo y sentí todo mi cuerpo des tensarse por completo. Me llevé una mano al pecho intentando respirar con normalidad pero era casi imposible. Comencé a inhalar aire con fuerza pero el aire no llegaba a mis pulmones.

"¡No otra vez!" pensé mientras comenzaba a ver borroso al no recibir oxígeno en el cerebro. Me hinqué en el suelo de la sala intentando respirar. Estaba teniendo un ataque de asma.

Era asmática de nacimiento, pero mis ataques eran realmente esporádicos. Era muy rara la ocasión en la que los ataques me asaltaban.

—¡Nicole!—escuché la voz de Melissa gritar con horror.

Busqué en mi bolsillo trasero del pantalón y, con dedos trémulos, saqué mi inhalador, me lo llevé a la boca y aspiré sintiendo mi garganta abriéndose y el aire circulando por mi pecho.

Cerré los ojos con alivio y murmuré -Estoy bien, Melissa, tengo asma aunque no parece.

—¿Pero estás bien?

Asentí lentamente antes de ponerme de pie. —Ve a ver a tu hermano. Debe estar desorientado.
—dije sonriendo débilmente.

—Vamos juntas —me dijo tomándome de la muñeca mientras tiraba de mi rumbo a la habitación donde nos habían dicho que lo tendrían.

Melissa entró casi corriendo y se echó sobre la cama con brusquedad mientras abrazaba a Ulises por el cuello. Tenía aspecto pálido y su brazo izquierdo estaba enyesado.

Yo tenía ganas de hacer lo mismo que ella pero me contuve y miré la escena desde la puerta.

—Estoy bien—lo escuché murmurar mientras besaba el cabello de su hermana.

—¡Oh, Uli!, Estaba tan asustada! —gimoteó
Melissa— Mamá no debe tardar en llegar.

Él sonrió cansadamente y pude ver una sombra de sus hoyuelos asomarse. De pronto, frunció el ceño. —¿Melissa?—dijo en voz baja.

—¿Sí hermano?

—¿Estuviste con Nicole? —mi corazón dio un vuelco.

Melissa se incorporó sonriendo.—¿Huelo a ella?

—Bastante — una media sonrisa
dibujada en su rostro.

—Estoy aquí —dije con voz ronca.

Pude notar como su cuerpo se tensaba por completo al escuchar mi voz.

Melissa se levantó de la cama y dijo —Iré a llamar a mamá. Debe estar vuelta loca.

Caminó hacia la entrada de la habitación y salió mientras sacaba el móvil.

Yo me quedé paralizada en mi lugar. Mi corazón latía en mi pecho con mucha fuerza, mis manos me temblaban y lo único que quería era tirarme a sus brazos.

—Hola—susurró con voz ronca.

Me aclaré la garganta —Hola.

—¿Estás bien? —dijo él con gesto ansioso.

Yo sonreí mientras decía —Esa pregunta me tocaba a mí. ¿Estás bien?

Él sonrió tristemente. Ningún hoyuelo atravesó su rostro y entonces supe que su sonrisa no era sincera —Sí y ¿Tú?

—Estoy bien —dije intentando sonreír.

El silencio incómodo se hizo presente. Lucía abatido, cansado, dolido.

—No quiero estar así contigo. —dijo en voz baja.

—No estamos de ninguna manera, Ulises —dije intentando sonar normal.

—Te besé —Lo dijo como si yo hubiera podido olvidar ese maravilloso momento.

—Y yo también te besé —dije con la voz entrecortada.

Cerró los ojos con fuerza.—Lo lamento —dijo casi en un murmullo.

Suspiré pesadamente y cerré los ojos, consciente de lo que iba a decir—Yo no lo lamento.

Él abrió los ojos como platos mientras abría la boca para hablar pero lo interrumpí.

—Comprendo perfectamente que lo lamentes.
Yo tampoco quería que las cosas se pusieran extrañas entre nosotros pero, pasó —bajé la mirada incapaz de mirar su reacción por lo que estaba a punto de hacer —no lamento para nada haberte besado, que me hayas besado, como quieras verlo. Para mí, fue especial.

Cerré los ojos con fuerza mientras escuchaba a mi propia voz temblorosa decir —Tú a mí, si me gustas. Yo si sentí algo, yo si siento y sentiré algo por ti, pero comprendo que esto es así. A veces se gana, otras no.

Sólo quiero...—suspiré intentando no llorar —si tú me lo permites, estar a tu alrededor. —una lágrima se me escapó de los ojos y la sequé rápidamente. —yo te considero mi amigo. Me gusta estar contigo y, si tengo que fingir que nada pasó sólo para estar cerca de ti, por mi está bien.

—Rachel, por favor, no me hagas esto

No había vuelta atrás debía ser sincera con él y conmigo. No los debíamos.

🩵🩶🩵🩶
Holis, es que yo no podía desaparecer por otros seis meses más, sin dejarles otro capítulo 😩
(Bromis jijijiji 🫣) besitos.

Aunque No Pueda Verte ©Donde viven las historias. Descúbrelo ahora