Capítulo 11

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"Lo más valiente que he hecho fue continuar con mi vida cuando quería morir"

- Juliette Lewis.

▫️▫️▫️

Me levanto en cuanto Ryan da un portazo a la puerta, me aferró al borde de la cama y comienzo a llorar. Mi cuerpo, mi cabeza y mi pecho duelen que siento que me quebraré. Con las pocas fuerzas que tengo me levanto para ir al baño, con pasos lentos entro y cierro con seguro. Me fijo en el espejo y veo como mi mejilla está roja, mi ojo duele porque fue donde Ryan me golpeó, levanto mi blusa y veo las marcas que él me ha dejado, mis dedos fríos tocan la piel lastimada y veo como tengo sangre en ellos. Los recuerdos de antes y los de hoy me hacen sentirme asqueada, siento asco con mi cuerpo.

Me cubro la boca con mi mano ahogando el grito, mi garganta duele pero no me importa, solo quiero sacar todo este dolor. Pensé que solo una vez te pueden romper, pensé que mi corazón ya estaba lo suficiente roto como volver a quebrarse pero me doy cuenta que nunca lo está del todo, siempre habrá algo que lo romperá más, me preguntó si habrá un momento en el que ya esté lo suficientemente roto que ya no pueda romperse más.

Cojo papel para limpiar la sangre que se encuentra en mi cintura, mi llanto no cesa incluso se intensifica. Mis manos temblorosas tratan de limpiar, me siento cansada de esta situación, yo no merezco todo lo que me está pasando.

-¿Por qué sigo aquí? -y no me refiero a la fiesta sino por qué sigo con personas que me hacen daño.

Sin más que hacer en este lugar salgo a toda prisa sin darle importancia si las personas me miran o no, ya no interesa que piensen de mi, yo solo quiero salir de este lugar porque siento que me estoy sofocando. Comienzo a correr sin detenerme en ningún momento, las calles están solas y silenciosas que se pueden escuchar mis sollozos. Quiero gritar como si mi vida dependiera de ello pero no es buen sitio para hacerlo, sigo corriendo haciendo que mi respiración se descontrolé.

Siento como una gota de agua cae en mi rostro y levanto la vista hacia el cielo, más gotas comienzan a caer. En medio de la calle me detengo y caigo de rodillas, ya no puedo seguir, mi cuerpo me pide que deje cansarlo porque ya tengo suficiente con el cansancio que llevo sintiendo todo este tiempo.

La lluvia y mis lágrimas no se distinguen, así que podría decir que no estoy llorando pero cualquiera que me vea pudiese decir que estoy rota porque así me estoy mostrando aunque no hay nadie que lo noté. Quiero llorar y sacar todo el dolor pero mi alma esta echa pedazos, me siento tan vacía por dentro y es que mi corazón sigue latiendo pero mi alma se apagó y ahora no se cómo volver a encenderla y de lo que estoy segura que no podré curarme si sigo con las personas que me han ayudado a romperme.

Mis manos tocan el mojado suelo, mi ropa cada vez se moja más y no me importa en lo absoluto si al día siguiente amanezco enferma. Miro al cielo sin parar de llorar.

-Por favor -pido-. Ya no quiero sufrir más, hazme creer que existes y que puedes aliviar mi sufrimiento.

Cualquier persona pensaría que estoy mal de la cabeza, sin embargo, todos lo estamos. Entre abro la boca tratando de jalar aire, la lluvia y mi llanto me impiden respirar normal. Quiero que todo se detenga, prefiero no sentir nada que estar sufriendo de esta manera.

-Si sigues ahí te dará pulmonía -escucho decir a alguien.

Lo miro. Su rostro está serio y está de brazos cruzados, no hay ninguna señal de que se quiera burlar de mi.

-¿Qué me miras? -pregunto con brusquedad.

-Nada.

Mira hacia otro lado, su mano derecha sostiene el paraguas.

El rostro de la depresión #2 [✓]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora