La visita

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Luhán se descalzó en la entrada de la mansión y caminó a paso ligero y seguro por la primera estancia hasta adentrarse en el enorme recibidor, los empleados como de costumbre le esperaban haciendo fila a ambos lados dándole la bienvenida, mientras él, como si estos no existieran pasaba de su respetuoso saludo y continuaba en dirección a las escaleras que conducían a las habitaciones. Estaba exhusto; había decidido emprender un viaje de tres días hacia Estados Unidos para reunirse con los socios más influyentes del legado de sus padres, Luhán sabía que en el mundo de los negocios lo más importante era el capital que generaban las inversiones, a nadie más que a él le importaba cuan grande era la familia Lú, y a ellos sólo que quien fuera que se hiciera cargo de sus intereses mantuviera su fortuna generando verdes, por suerte los americanos carecían de prejuicios y jamás lo habían mirado despectivamente por el hecho de ser ilegítimo, más bien adoptado, y una vez hubo demostrado su valía e ingenio para llevar a cabo la continuidad de los negocios que ellos habían cerrado con su padre, la confianza se había extendido como un manto casi ciego que lo protegía de lo que más temía en el mundo. Por eso había llevado a cabo su determinacion de reunirse con los accionistas y dejar claro de una vez por todas su mayor secreto, ese que por falta de tiempo (e incentivo de su parte) no había salido al mundo exterior y sólo conocían los abogados de la familia, y sus amigos más cercanos, digamos que por mala suerte. Su plan era claro y conciso, develar a los accionistas mayoritarios que el verdadero heredero de la familia Lú tenía en su poder; gracias a la maldad de sus padres adoptivos, la mayor cantidad de acciones y que esto lo colocaba directamente en la posicion de CEO, dejarles claro que dicho heredero jamás había formado parte de su prole, y que aunque este hecho no dejaba de ser desafortunado, nada tendría que ver con sus negocios mientras él continuara siendo el representante y no su hermano, como dictaminaba el testamento que debía ser en diez días.

Diez dias, aún temblaba al pensar en el poco tiempo que le quedaba, ¿Qué se suponía podría hacer en diez días que ya no hubiera intentado en todos esos años? Por el momento su plan inicial era generar conflicto y a la vez respaldo, con todos los accionistas a su favor, al menos, la compañía tendría grandes posibilidades de mantenerse en su poder y por ende su capital; cuando se sometiera a votacion el puesto debido a la inconformidad de los socios, su siguiente paso sería un encuentro con Sehun, y por último y definitivo la reunión con Xiumin en donde decidiría la finalidad de su proceder, todo dependía de Sehun, sólo él podía salvar a esa persona de cabeza hueca y vida montada por no decir inexistente de caer en el olvido, a fin de cuentas el mismo destino habían cargado sus padres, y sólo él conocía la verdad.

Chen entró al hospital con la cabeza en otra parte, llena de pensamientos confusos y a la vez extrañamente coherentes, no sabía a ciencia cierta que buscaba, solo que debía encontrar algo que disipara de una vez por todas sus dudas, aún si eso sólo significaba hundirse más en el proceso, había comenzado a rememorar cada momento de los dos juntos, de él y Xiumin y mientras más lo pensaba más circustancias incongruentes venían a su mente, comportamientos que nada tenían que ver con un enamorado o un novio, esposo, lo que fueran o hubieran sido, y ya no solo se refería a su posición como amante traicionado, sino como profesional y persona, demasiada intriga, demasiadas faltas de respeto, demasiadas noches sólo, en su corazón maltratado una espina punsaba sí, pero no era eso lo que debía sanar ahora, era ese raro comportamiento que iba más allá de una simple traición. Atravesó el patio del hospital sorteando enfermos y familiares, llegando así sin problemas al pasillo donde radicaban las consultas de traumatologia y neurocirugía, entrando fácilmente gracias a la copia de la llave que había pedido en carpeta, y, por supuesto al lazo que lo unía con el doctor Minseok. Su corazón comenzó a latir desbocado justo en el momento en que posó uno de sus pies en la estancia, el temor a ser descubierto afloró haciendo a su adrenalina volar por los aires y, luego de cerrar la puerta cerciorándose de que no era observado, puso en marcha su búsqueda abriendo archivos y revisando expedientes, sin tener nada en particular en mente. Cinco minutos después y totalmente perdido Chen quedó parado en medio de la estancia pensando una vez más que hacer, pasó ambas manos por su cara y luego, colocándolas en sus caderas dirigió sus ojos al ordenador, deteniéndose por un par de segundos antes de avalanzarse hacia él. Debió empezar por allí, pero su nerviosismo le había impedido pensar con claridad, Chen se posicionó en el asiento frente al escritorio y dándole una mirada al reloj de pared ubicado estratégicamente frente al mismo, calculó que tenía al menos veinte minutos antes de que Xiumin apareciera, eran las diez de la mañana, hora de su último recorrido por las salas en donde se encontraban sus pacientes, movió el cursor y la pantalla cobró vida al instante permitiéndole revisar compulsivamente cada carpeta, pero eran demasiadas y su tiempo limitado, otra mirada al reloj le descontó cinco minutos a su misión y su corazón, atolondrado, le avisó un mal presagio, si Minseok aparecía estaría en problemas, debía pensar rápidamente en una estrategia que le permitiera adelantar su proceso de espionaje, entonces su cerebro se iluminó cual bombillo y decidió ir directo al grano, Byun Baekhyun, escribió el nombre en el buscador de las herramientas, nada, era demasiado extraño que el nombre de un paciente tan importante para él, por la relación que tenían no figurase en el ordenador, suspiró derrotado y exasperado a partes iguales cuando las manecillas del reloj casi le rompían los oídos anunciando que los segundos continuaban corriendo y ya solo contaba con ocho, pero aún así y ya de pie con su espalda curvada para poder seguir maniobrando, decidió buscar en los archivos ocultos, ¡Bingo! una carpeta de nombre Confidencial BB yacía frente a sus ojos y Chen, que hasta ese momento solo había pensado en recoger algún tipo de documento en fisico se encontró ante la disyuntiva de como extraer el archivo del computador sin una usb, así que sin pensarlo demasiado comenzó a abrir cada gaveta y compartimento del escritorio hasta encontrarla, copiar el archivo y abandonar la computadora justo al tiempo que la puerta se abría.

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