Una pareja de tres

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Luhan esperó a que la puerta del auto en el que viajaba fuera abierta para bajar, se había dado una ducha en el hotel de cuarta donde se hospedaba Sehun, lo cual dicho sea de paso había hecho porque el mismo abogado, después de correrse por cuarta vez dentro de él lo había llevado y lavado como si de un niño se tratase sin palabras de por medio, además para ser honesto le hacía mucha falta, sacudió la cabeza intentando apartar el recuerdo de su mente y entró al hospital saludando con la cabeza a la chica de recepción quién rápidamente se colocó de pie para corresponder respetuosamente, era benefactor del hospital y sus bondadosos cheques hacían milagros, así que simplemente caminó hacia su destino y al llegar empujó la puerta que tan bien conocía, sin saludar ni dedicar una sola mirada a la otra persona hasta que se acomodó en el sillón principal del otro lado del escritorio.

-Tú dirás Minseok.





~•••~



-¿Cómo lo estás haciendo amigo eh? -preguntó Kai al cuerpo inerte de Chanyeol -A veces me pregunto dónde estás ahora... ¿Puedes escucharme? Lamento no venir más a menudo pero no sabes cuántas cosas tengo que hacer al día viejo, y mi esposo pierde la cabeza con tanta facilidad que me es imposible mantenerlo feliz... ¿Recuerdas a Kyungsoo cierto? Te perdiste mi boda idiota, ya te lo he dicho otras veces pero no te perdonaré por eso viejo...

El detective asintió para sí mismo y guardó silencio por unos segundos antes de volver a su conversación unilateral.

-La doctora me llamó antes y me dijo que estás portándote mal hombre... Tu corazón volvió a fallar, me estás preocupando, han sido ya dos veces ésta semana ¿Qué estás haciendo por ahí eh?... Debes soportar te lo advierto, porque si te mueres voy a matarte.

Kai observó por un rato más el cuerpo inmóvil de su amigo y su pecho dolió al recordarlo sonriente y lleno de vida, parecía una mentira verlo allí ahora y saber que si estaba respirando era gracias a una máquina, habían sido inseparables desde la secundaria, temerarios, alborotadores, Kai no tenía quejas en cuánto a su educación se trataba aunque hubiera crecido en un orfanato, y sus padres desaparecieran sin dejar rastro a sus seis años, como todo niño rebelde aprendió a escabullirse en las noches y salir a mirar y caminar, pero según pasaban los años sus necesidades se hicieron distintas y el morbo de lo prohibido le llevó a meter las manos donde no debía, robando comida de los puestos callejeros aún cuando no le hacía falta porque, el orfanato donde vivía era un lugar de muy buenas condiciones, o eso parecía, teniendo en cuenta el lujo de las habitaciones y la comodidad del sitio en general, aún así a los quince años ya se creía libre y pasaba más tiempo afuera que adentro.

Fue en una de las tantas noches en que saltó el muro para escapar de su aburrimiento que conoció a Chanyeol, Kai aún recuerda el aspecto de su amigo, alto y delgado con las orejas grandes y su eterna sonrisa, al menos en aquel tiempo, montando una bicicleta en la calle, el moreno se quedó mirándolo por tanto tiempo que la atención de Chanyeol sin poder evitarlo fue hacia él, lo evaluó por unos segundos y luego, levantando una mano lo llamó, invitándolo a jugar con él como si se conocieran de toda la vida, Kai no le preguntó que hacía a esa hora de la noche jugando en la calle porque obviamente eso acarrearía preguntas que no estaba dispuesto a responder, simplemente pasó un par de horas con el extraño chico y luego se fue, pero a la noche siguiente repitió el mismo proceso y volvió a encontrarlo con una pelota esa vez, luego con un par de patines, y así fue durante casi un mes hasta que lo pillaron en una de sus salidas, esa noche llovió mucho y Kai no durmió pensando en su amigo, sobre todo porque después de ese día no pudo volver a salir, hasta que llegó a la mayoria de edad y la directora de la casa le pidió verla en su oficina para, después de un par de palabras que no comprendió bien, entregarle algunos documentos que lo valoraban como dueño de una pequeña fortuna y un apartamento, Kai nunca entendió demasiado, tampoco le importó porque según él, era muy tarde para intentarlo, nadie que abandone a un hijo merece la oportunidad, aún así tomó los documentos y salió de allí hacia su libertad.

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