¿A dónde van los que ya no están?

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De todos los días de vida y su existencia, este era el segundo más triste, Chanyeol ni siquiera pensaba ya en aquellos en los que Baek no podía recordarlo porque básicamente en ese momento su objetivo era lastimarlo, hacerlo sentir miserable, así como se sentía él desde aquella vez en la que abrió los ojos y descubrió que se había convertido en un cosechador de almas, y que estaría vagando por la tierra con sus recuerdos tortuosos a remolque hasta que su tiempo acabara, ahora, después de todas las cosas que habían pasado, y cada uno de los besos y las caricias, después de las promesas que aunque nunca fueron verbalizadas estuvieron presentes en los gestos de amor y miradas de los dos, después de saber quién era y había sido, Baek caminaba de la mano de su rival como si fuera lo más natural del mundo y finalmente, como en antaño, otra vez tuviera ese derecho. Sus sacrificios habían sido en vano, porque a la persona que amaba no parecían importarle y muy al contrario, con cada uno de los recuerdos perdidos que recuperaba se acercaba más a quien siempre fue. Chanyeol caminaba detrás de los dos observando triste y deprimido cada movimiento, Baek continuaba abstraído su paso por los pasillos de la escuela y Chanyeol, como alma en pena vagaba cerca sin poder alejarse de una vez por todas, en su interior creía que al menos debía avisarle sobre Luhan, estaba demasiado cerca, y definitivamente era peligroso, luego se iría para siempre, sabía que su cuerpo no aguantaría durante mucho tiempo porque el deterioro era evidente, y si era sincero consigo mismo prefería dejar de existir o finalmente morir antes de vivir en un mundo en donde no existía Baek para él. Se detuvo abruptamente al notar que había dejado a los caminantes atrás por estar sumido en sus pensamientos, Baek se había quedado estático frente a una familiar puerta y el ángel pudo descifrar, gracias a las expresiones de su rostro, cada sentimiento acumulado en su interior. Chanyeol retrocedió sobre sus pasos, curioso, cuando el castaño soltando la mano de Hyungsik como si ésta de pronto quemase entró al lugar masajeando su pecho, observó el espacio que ocupaba la biblioteca y dió un paso más cuando el rostro de Baek se contrajo con tristeza y sus ojos comenzaron a cristalizarse, estaba pensando en él, lo sabía porque en el pasado, cuando él luchaba con todas sus fuerzas por enamorarlo aquel lugar fue prácticamente una cita para los dos, por aquel entonces Baek pretendía que lo ignoraba y él solo lo miraba fijamente deleitándose en el rubor que cada cierto tiempo cubría sus facciones, siempre en el mismo puesto y a la misma hora, hasta que decidió que un alejamiento sería necesario para acercarlos definitivamente, sus manos picaron con fuerza al verlo llorar y en su pecho un sol caliente y radiante despejó la nube negra que lo ocupaba, no le gusta verlo llorar no, pero esas lágrimas significaban un "Te extraño" tan hambriento como sus nulas oportunidades de poder tocarlo. Baek comenzó a desesperarse y Chanyeol, aunque ya no era ni la mitad de aquel ángel que podía hacerle el amor, limpió de su rostro una lágrima, sin importar que tras esa llegaran muchas más, agradeciendo al cielo el momento en que Baek llevó sus manos al mismo lugar demostrando que le había sentido, Chanyeol dió un paso al frente listo para otro intento, necesitaba abrazarlo y reconfortarlo, era su culpa que ahora Baek no pudiera verlo, culpa de su debilidad, pero el castaño simplemente dio media vuelta y comenzó a correr dejándolos pasmados, sí, Hyungsik seguía allí, pero para los dos ahora era solo un intruso, el mencionado comenzó a correr detrás el más pequeño seguido por Chanyeol, quien en su preocupación había incluso olvidado cómo funcionaban las cosas para él, no necesitaba hacerlo, podía sentirlo, buscarlo, Baek había ingresado a la biblioteca para revivir un momento, si lo pensaba bien y yendo en la misma dirección de pensamientos, solo quedaba un lugar importante, el del recuentro. Apostó una vez más a su amor sin saber a ciencia cierta si allí iría Baek y por supuesto llegó el primero, con las alas de su corazón batiendo con fuerza a la espera, con esperanzas renovadas, entonces lo vio y su desasosiego se reflejó en el rostro del otro, Baek llamaba su nombre con voz rota, con desespero, ¿Qué podía hacer? pensaría que lo había abandonado para siempre si no reaparecía, pero si lo hacía sus días como ángel estarían contados, porque sus fuerzas comenzarían a desaparecer con cada nuevo acercamiento ya que de ellas dependía el que Baek pudiera verlo. Aun así, sus ganas de abrazarlo justificaban cualquier error, cualquier dolor por el que tuviera luego que pasar, así que lo hizo, alzó una de sus manos para crear una ráfaga de viento que revolvió las hojas de los arboles caídas así como el cabello de Baek, y se llevó además la bufanda que cubría su cuello haciéndola caer a sus pies.

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