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―Un caso que puede estar fuera de mi jurisdicción, viejo amigo Ernesto―una voz entrecortada venía desde el otro lado del teléfono―. Me interesa el caso, estaré ahí en tres o cuatro horas, ustedes me verán por la mañana en el museo.

―Muchas gracias, me siento más seguro que venga a ayudar―Ernesto se escuchaba un poco más aliviado del temor que le embargaba, tanto que se recostó en su cama.

―Aunque temo decirle que si lo que investigue está más allá de lo humano, también lo estará de mis capacidades, no obstante, se deben agotar todas las posibilidades que impliquen lo sobrenatural antes de dar pie a la hipótesis que me expone. Hasta entonces, Ernesto, tengo que congelar un par de casos y darle una resolución en tiempo record a otro.

―Adiós, César y gracias―colgó y suspiró.

            ―Adiós, César y gracias―colgó y suspiró

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UN MISTERIO EN GUANAJUATOWhere stories live. Discover now