V El perrito de Pavlov

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¿Mi amor? ¡Adrien la había llamado así por primera vez! Marinette no podía dejar de releer ese último mensaje, lo amaba tanto y a pesar de las complicaciones, no había otra persona en el mundo con quien quisiera estar

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¿Mi amor? ¡Adrien la había llamado así por primera vez! Marinette no podía dejar de releer ese último mensaje, lo amaba tanto y a pesar de las complicaciones, no había otra persona en el mundo con quien quisiera estar.

A la mañana siguiente, poco después de que Adrien se fuera a la escuela, llegaron Amelie y Félix a la mansión Agreste. Gabriel no estaba nada feliz con la imposición de su cuñada de que su sobrino viviera allí debido a algunos acontecimientos del pasado y roces con aquel enigmático chico, sin embargo, no tenía excusas válidas que le impidieran recibirlo.

A Félix le fue asignada una habitación ubicada bajo la de Adrien en el primer piso, la misma que usaba cuando niño con su madre cada vez que iban de visita.

-Muchas gracias por recibirlo Gabriel -dijo Amelie una vez se quedaron a solas para conversar en la oficina de él.

-No tienes de que agradecer Amelie, sabes cuanto quería Emilie a su sobrino, lo hago en su memoria... pero ¿hasta cuando planeas que se quede?

-Solo hasta que nuestros hijos logren algún avance, estoy preocupada por Félix ¡soy su única amiga Gabriel! Eso no es normal en un chico de su edad.

-Bien, me asegurare de incluir a Félix en las actividades de Adrien.

-Oh no ¡no, no, no! De ninguna manera, tiene que ser natural, Adrien tiene muchos amigos y además es muy dulce, si salen juntos ¡las cosas se darán solas!

-Adrien está castigado Amelie, no puede salir con sus amigos.

-Por favor Gabriel ¿es por lo de la revista? El chico tiene 18 y está enamorado, no veo la gravedad en eso.

-No es solo por eso, ¡anoche los descubrí juntos en su habitación! No tenía derecho a hacer eso.

-Ay cuñado -suspiró la rubia- de tal palo, tal astilla ¿o acaso ya perdiste la memoria? Porque yo no.

-¡Es diferente! ¡Emile y yo íbamos a casarnos!

-Si, pero eso no quita lo que mi pobre padre tuvo que ver en su bodega de vinos el día de su cumpleaños y también recuerdo aquella vez que tú y mi hermana...

-¡Ya basta! -la interrumpió avergonzado- entendí tu punto, está bien, seré menos aprensivo con Adrien durante la estadía de tu hijo en esta casa.

-¡Así me gusta! Vendré cada vez que mi trabajo me de un respiro, no estoy acostumbrada a estar lejos de mi bebé por tanto tiempo y mientras más rápido haga amigos, más pronto saldremos de tu vida -terminó diciendo para luego tomar sus cosas y marcharse conforme.

Mientras tanto en la escuela, Adrien y Marinette se besaban fogosamente en el cuarto de calderas.

-Ya basta -rió Marinette tratando de quitárselo de encima- ¡tenemos que conversar antes de que comiencen las clases!

-Pero tenemos asuntos pendientes -dijo él sujetándola de las caderas para apegarse más a ella.

Marinette tomó su cara con ambas manos y lo miró a los ojos con preocupación.

-Hay otros más serios y esto es importante.

Adrien tuvo un flashazo de Ladybug en Marinette en ese instante, una visión que quizo frenar apretando fuertemente los párpados. Confundirla una vez más con su antiguo amor podría costarle la relación que estaban construyendo y no quería perderla por tonterías.

-¿Estás bien?

-Si, me duele un poco la cabeza, con lo que pasó anoche no pude dormir muy bien... entonces, dime qué pasa...

-Es difícil para mi preguntarte esto -comenzó ella- alguna vez... ¿fuiste maltratado por tu padre?

-¿¡Qué!? -la miró asombrado él- ¡no, claro que no! bueno, no fisicamente pero a decir verdad... supongo que lo que hace podría considerarse maltrato psicológico ¿no? ¿Por qué me preguntas algo así?

-Lo siento es que... ¿conoces la historia del perrito de Pavlov?

-¡Claro! El perro que asociaba el sonido de la campana a la comida y salivaba cada vez que oía una... Pavlov es el padre del condicionamiento clásico ¿pero qué tiene que ver en todo esto?

-¡Que tú actuaste como ese perrito anoche!

-Eso era por ti -dijo coqueteándole- tú eres la única campanita que me hace salivar Marinette.

-¡Deja de bromear! Hablo de después, tu padre tocaba su anillo dándote órdenes y comenzabas a actuar extraño ¡no eras tú!

-A ver, a ver, a ver ¿supones que mi padre me condicionaba a golpes cuando niño?

-¡No lo sé! Es la única explicación lógica que encontré.

-¡O tal vez soy un sentimonstruo y mi amok vive en su anillo!

Marinette palideció y sintió que su sangre se congelaba dentro de su cuerpo.

-¿Qu-qué dijiste?

-¡Suena tan ridículo como eso! Tranquila Marinette, no estoy condicionado ni tampoco soy una marioneta, es solo que los años de obediencia a mi padre me están pasando la cuenta ¡eso es todo!

-No lo sé Adrien, tengo un mal presentimiento.

-Se que él está lejos de ser un buen padre pero nunca me ha tocado ni un pelo ¡y tampoco es Shadow Moth! -rió un poco al decir esto último- lo confirmamos con Ladybug cuando nos enfrentamos al coleccionista así que por favor, no te aflijas, estoy bien y trataré de cambiar mi relación con él poco a poco, no quiero que salgas perjudicada, solo necesito tiempo.

-¿Por qué saldría perjudicada?

-Los ricos se creen dueños de todo y en parte lo son... no quiero ni imaginarme de lo que sería capaz de hacer para que no estemos juntos.

-Así que no solo debemos esperar a que derrotes a Shadow Moth...

-Te dije que soy muy complicado...

-Y yo que siempre estaré a tu lado sin importar qué.

Adrien la abrazó con cariño, en realidad estaba asustado pero no quería preocuparla más, Marinette tenía un buen punto pues la noche anterior estuvo a punto de decirle a su padre que habían entrado por la ventana gracias a que él era Cat Noir y aquello fue algo imperdonable pero realmente no recordaba haber recibido algún entrenamiento para obedecer de tal manera, siempre fue natural en él querer complacer a sus padres. El timbre de la escuela fue el aviso que indicaba que su tiempo a solas había terminado.

-Y esa es la campana que nos condiciona a volver a ser solo amigos.

-Eres un payaso Cat Noir -rió Marinette justo antes de besar la comisura de sus labios.

-Su bufón personal reina mía -dijo haciéndole una reverencia- después de usted.

-Con que ya no soy una princesa.

-Lo eres todo y más -suspiró enamorado.

La noche enmascarada, continuación ~MLB~Donde viven las historias. Descúbrelo ahora