XVIII Viaje de fin de año (segunda parte)

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Adrien atrajo a Marinette y la abrazó juntando sus cuerpos mojados sin dar crédito a lo aún más hermosa que le parecía bajo la luz de la luna, con su sonrisa marcada que levantaba sus pómulos calientes y sus ojos brillantes clavados en los suyos reflejando el amor de su corazón. Bajó acariciando la piel lechosa de su espalda con el dorso de sus dedos y al llegar al inicio de sus nalgas, volvió a subir alcanzando su nuca, tomó de esta y sin dificultad jaló de su cabeza hacia atrás, pues ella se encontraba por completo a su merced, deseando que hiciera consigo lo que quisiera. Besó lentamente su cuello haciendo pausas para usar su lengua y deleitarse con su sabor, Marinette sintió cómo aquello provocó que sus pechos se inflamasen y sus pezones se endurecieran, haciéndola exhalar un sofocado gemido.

La excitación de Adrien era tal, que perfectamente pudo haberla poseído de inmediato pero estaba tan absorto en la entrega de Marinette, que prefirió alargar la experiencia el mayor tiempo posible, quería tocarla, admirarla, descubrir sus puntos de mayor placer y memorizarlos para siempre.

La elevó en sus brazos y ella se afirmó de él rodeándolo con sus piernas mientras se sostenía de sus fuertes hombros y Adrien la llevo un poco más al fondo, donde el agua le llegaba por debajo de sus pectorales. Ahora sus pechos se hallaban a su alcance y comenzó a besarlos y mordisquearlos con pasión, la chica estaba disfrutando tanto que las sensaciones eran lo único que la dominaban en ese instante, Adrien la estaba haciendo olvidar todo lo demás. Movía sus caderas frotando su sexo contra el abdomen del chico mientras él estaba por completo dedicado a satisfacerla con lamidas, besos y caricias, y sin poder contenerlo ni por un segundo más, un enorme orgasmo llego como por descuido.

-AAAAH AAAAH AAAAH AAAH -sus fuertes gemidos entusiasmaban su entrepierna mucho más.

-Perdóname Adrien... yo... -musitó jadeando avergonzada una vez que el orgasmo dejó de nublarle la razón.

Pero el chico no la dejó continuar y la besó en la boca con vehemencia antes de dirigirse nuevamente a ella.

-No quiero que te disculpes por algo tan rico -dijo mirándola como si quisiera devorarla- ese fue solo el primero.

Marinette dejó sus brazos y el agua le llegaba hasta el cuello, sentía su cuerpo relajado, feliz y amado, tanto por Adrien como por la naturaleza que los rodeaba. El chico nadó hasta donde sus pies no tocaban el piso, experimentando por primera vez la libertad increíble de nadar desnudos una noche estrellada con la persona que amaba, en un inmenso lago para ellos solos. Marinette lo siguió nadando por debajo del agua sin que él la notara.

-¿Marinette? -la llamó asustado al voltearse y no encontrarla.

De pronto, una mano sujetó la suya y lo jaló hacia abajo.

-¡No me asustes así! -dijo cuando ambos salieron a la superficie al mismo tiempo mientras la chica reía- pensé que te había pasado algo.

-No seas dramático -replicó pretenciosa- soy una experta nadadora.

Adrien la sujetó por la cintura y la sumergió junto con él para molestarla pero ella lo abrazó y comenzó a besarlo bajo el agua, fue un beso dulce que duró el tiempo que pudieron contener sus respiraciones. Estuvieron largo rato besándose en el lago que cada vez les parecía más frío por lo que decidieron volver a la orilla para salir de este, buscaron sus cosas y tendiendo debajo de un gran árbol la manta que llevaban consigo, se recostaron mojándola con sus cuerpos.

-¿Para esto la trajiste no es así? -preguntó refiriéndose a la manta mientras Adrien le mordisqueaba sus labios.

-Obviamente -sonrió, y estirándose para alcanzar su ropa, sacó un preservativo de su bolsillo- ¿te cabe la menor duda?

La noche enmascarada, continuación ~MLB~Donde viven las historias. Descúbrelo ahora