Capítulo 10

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Luego de aquella escena con Hades; Cosmos, me había llevado a la habitación de las ninfas para que me arreglara. Éste, le había pedido que por favor, me ayudasen a vestirme y prepararme presentablemente para la junta del concejo.

Las ninfas, muy agradecidas por yo haber intentado salvar a su amiga, me trataron cómo a una más de ellas.

—Fue muy valiente lo que hiciste por Cloe. —Dice una ninfa de cabello verde mientras me cepilla el pelo con delicadeza.

—Sí, enfrentar a Hades de ésa manera fue muy arriesgado; pensé que también te mataría. —Dice la del cabello naranja en tanto me pinta las uñas de ése mismo color.

—No pensé, solo... quería ayudarla. —Suspiro recordando aquel horrible momento.

—No puedes comportarte así ante él, te matará sin pensarlo. —Dice una de cabello morado quién escoge unas ropas en el armario para que yo me las pruebe.

—Él es horrible y cruel. —Murmura la que me peina a mi oído.

—¡Cállate Ciri; te puede escuchar! —Dice terminando de pintarme las uñas de las manos y colocando el esmalte sobre el tocador.

—Lo siento. —Ciri termina también con mi cabello.

Me levanto de mi silla y observo a las ninfas; tan hermosas y perfectas... en realidad, la palabra perfección se quedaba corta ante tanta belleza.

La del cabello morado, Cami, se acerca a mí con dos vestidos muy bonitos.

—Creo que te quedarán bien ambos; ¿cuál te gusta más? —Me los muestra con una linda sonrisa en los labios.

—No lo sé, nunca he sido muy buena para la moda. —Me encojo de hombros sintiéndome un poco avergonzada.

—¡Yo digo el de la derecha! —La ninfa del cabello naranja, Ceci, apunta al vestido azul.

—Sí, creo que ése le quedará perfecto. —Asiente, Ciri.

—Bueno, el azul será. —Sonríe Cami.

Tras las chicas ayudarme a preparar, puedo decir, que me sentía igual de rara que el día en el que morí con aquel horrendo traje rosado puesto.

Quién lo diría... si hubiera sabido que moriría ése día, me hubiera puesto mi pijama de Naruto con mi ropa interior de Bob Esponja y ahí, sí hubiera muerto feliz.

Los vestidos sinceramente no eran lo mío, prefería andar por la vida con unos jeans desajustados y unos Convers; a estar en tacones, faldas y vestidos.

El traje era muy bonito, cómo todo lo que solían usar las ninfas. Tenía un escote un poco pronunciado en la parte de enfrente, unos tirantes muy delgados subían por mis hombros rodeándolos; haciendo que mi espalda quedara completamente expuesta hasta la cintura. El vestido era largo, tanto, que tapaba los zapatos que llevaba, unas pequeñas sandalias, las cuáles, se me figuraron, cómo las que usaban los faraones egipcios. El traje se entallaba en la cintura con la ayuda de unas cadenas muy finas y de color oro que ondeaban hasta la altura de mi muslo.

En mi cabello, las ninfas habían insistido en colocarme algunos adornos color dorados para que fueran acorde con mi vestido y los accesorios. En cuanto a maquillaje, les dije que no quería nada, ya que, me sentía demasiado incómoda en estos momentos cómo para ponerme maquillaje, así qué, solo me colocaron un poco de rímel en las pestañas y se quedaron contentas.

—¡Te ves muy bonita! —Dice Ciri mirándome de arriba a abajo con una sonrisa en los labios.

—No, no tienen que mentir para hacerme sentir bien. Yo sé que no soy bonita; y al lado de ustedes, no soy nada. —Bajo mi mirada al suelo sintiéndome inferior.

Hades ©Donde viven las historias. Descúbrelo ahora