Capítulo 13

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Desde hace una semana, más o menos, Cosmos me había hecho un nuevo horario; el cuál incluía, arreglar el cuarto de Hades y su baño, limpiar el despacho, y la limpieza de la fortaleza en general. Eso sí, no podía limpiar la habitación de Hades ni su oficina cuando él estuviera; ya que, por ordenes estrictas del rey del inframundo... yo no podía acercármele.

Hace mucho que no me cruzaba con Hades, creo, que los esfuerzos que éste estaba haciendo por evitarme y que yo no me cruzase de ninguna manera en su camino, estaban teniendo sus resultados.

Aún no comprendo el por qué no quiere estar cerca de mí. Puedo admitir, que éste rey del inframundo llegaba a confundirme demasiado. Además de la sopa de letras que tenía yo en mi pecho cuando aveces, le sentía aprecio, y otras, lo aborrecía grandemente.

Creo que eso tiene el ser el rey del inframundo de y todo lo mano; y a la vez, ser jodidamente sexy, sensual y misterioso.

Hoy me tocaba recoger la habitación de dicho dios cascarrabias; ya que, según Cosmos y su libretita apunta todo... El dios del inframundo estaría ocupándose de algunos asuntos relacionados al manejo de éste lugar, y estaría con una agenda muy apretada. Así que, ésta sería mi oportunidad para dejar su habitación y su despacho limpio sin que este tuviera que pasar por el mal rato de verme ni un cabello rojizo de mi despeinada cabellera.

Mientras recojo su cama y doblo sus sábanas, pienso en que realmente me gustaría atravesarme con él en estos momentos, Hace tiempo que no le veía, y puedo admitir que extraño ver esos ojos rojos oscuros, ésa piel tan blanca y ésa actitud cascarrabias que siempre él llevaba encima.

Una sonrisa se dibuja en mi rostro al acomodar sus sábanas y percibir aquel olor característico del rey del inframundo.

Suspiro profundo sintiéndome la única imbécil en el universo que quiere estar frente a la presencia de éste dios de todo lo malo...

Al terminar de recoger su cama y de ponerla lista para el dios éste horrible infierno, me dirijo al baño y comienzo a barrer el suelo de este.

Todo estaba muy ordenado y limpio, había que darle crédito a Hades por eso.

Mientras baro el suelo con mi escoba, escucho una puerta abrirse, por lo que, rápidamente, junto la puerta del baño y me escondo tras ella abrazando el palo de madera de mi escoba entre mis brazos.

—¡Estoy harto de tu ineptitud, Cosmos!—Escucho la voz de Hades y un frío recorre mi pecho al saber que está aquí.

—¡Mi señor, le juro que las almas están picando con todas sus fuerzas en las catacumbas! La piedra es muy dura, y se tardan mucho en avanzar. —La voz de Cosmos suena algo nerviosa. —Estamos haciendo todo lo que está en nuestras manos.

—¿Cuánto más tiempo tomará llegar al corazón de ésa estúpida montaña? —Refunfuña Hades.

En realidad se escucha muy molesto.

—No lo sé mi señor, pero algún tiempo más tomará . No estamos cerca, pero tampoco lejos. —Cosmos habla. —Además , no sabemos a ciencia cuánto nos falta picar para llegar a... —Hades le interrumpe.

—¡No estoy de humor para éstas mierdas, Cosmos! Ve y saca algunas de las almas fuertes de la mazmorra y colócalas en las catacumbas. —Hades suspira molesto. —Nos tomó demasiado encontrar su ubicación, y ahora que estamos tan cerca, no me voy a detener por nada del mundo... —Dice entre dientes. 

—Sí mi amo, entiendo cómo se siente.

—¡No entiendes una mierda! —Grita Hades con furia y la temperatura de la habitación aumenta repentinamente.

Hades ©Donde viven las historias. Descúbrelo ahora