Capítulo 22

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El ver frente a mis ojos cómo el inframundo, literalmente, se desmorona... hace que mi corazón se estremezca al saber que algo pasa con Hades. Que el dios de éste lugar, probablemente está tan molesto, que su creación se cae en pedazos junto con él.

Miro a Raziel quién está a mi lado; su mirada fija en el horizonte, observando cómo todo se desmorona lentamente, cómo, la furia de su dios, es lo suficientemente grande, como para con solo unos gritos, hacer que todo a su alrededor se estremezca. Su mirada lo dice todo... la expresión en su rostro me deja claro que... tiene miedo.

El que un ser inmortal cómo el ángel caído, el cuál lleva viviendo por miles de siglos; conviviendo con su dios cascarrabias y soportándole sus rabietas; tenga miedo en estos momentos; me dejaba mucho en lo que pensar.

—Esto es peor de lo que pensaba... —Digo, sintiendo como un nudo se forma en mi estómago.

—¡Esto es malo... muy malo! —Menea su cabeza hacia ambos lados; nervioso.

—¿Qué le estará pasando? ¿Porqué actuará así?

—No lo sé, pero esto no va a terminar bien... lo conozco, y una vez Hades se enoja a ésta magnitud; es casi imposible que se detenga. —Veo cómo su respiración es agitada; intranquila y entrecortada.

—Neesito llegar a Hades. —Me volteo hacia el ángel caído y le miro atentamente.

—¿Estás loca? ¿No ves lo que pasa? —Señala las constantes piedras gigantes que se desprenden del techo en la lejanía. —¡Hades está descontrolado; puede mandar éste lugar a la mierda con solo pensarlo!

—Tengo que saber que está bien. —La expresión de su rostro es de angustia. —¡Necesito verlo!

—Lo único que verás serán sus lanzallamas saliendo disparados hacia todas partes. —Voltea los ojos hacia arriba.

—¡Tengo que llegar a él; no me puedo quedar aquí sentada viendo cómo se derrumba y todo se va la mierda...! —Le miro con el ceño fruncido.

—¿Y cómo es que piensas llegar allá? ¿A patas? —Bufa con una sonrisa burlona en el rostro.

—¿Puedes llevarme volando? —Mi estomago se revuelca con solo preguntarle aquello.

—¡No! —Menea la cabeza efusivamente hacia ambos lados. —¡Juré a mi rey que jamás te volvería a tocar... y lo mantendré! —Me mira con firmeza en tanto lo veo tomar un largo suspiro.

—Pues no me toques, yo te tocaré a ti. —Doy un paso hacia el ángel caído; éste, da dos hacia atrás.

—¡Es lo mismo! ¿Cuál es la diferencia? —Frunce el entrecejo y lo noto ponerse tenso.

—Qué si Hades pregunta, le diré que fui yo la que se acerco a ti primero. —Raziel pasa su mano por su rostro y niega.

—¡Me vas a costar la vida, Mar! ¿Es que no lo ves? —Pasa sus manos por su cabello; desesperado. —Con solo hablar contigo, estoy arriesgándome. Hades no me quiere ni a un millón de metros de ti... ¿lo entiendes? —Me mira con una ceja arqueada.

Yo, me le quedo mirando con los ojos entre abiertos; con muy mala cara.

Raziel no me quiere ayudar, y lo entiendo. Su dios le había dicho que se alejara de mí... y yo, estoy consciente de lo que sucedió cuando Hades nos vio hablando en aquel pasillo. Pero, ahora es diferente, el inframundo se derrumba junto con el dios de éste lugar y de mí corazón... y no dejaré que eso pase.

¡Iré a ver a Hades cueste lo que me cueste!

—¡Pues iré caminando, yo sé el camino! —Me doy media vuelta y comienzo a caminar hacia el rio de lava que rodea la fortaleza.

Hades ©Où les histoires vivent. Découvrez maintenant