Capítulo 11

22.6K 2.1K 1K
                                    


La situación con el dios del inframundo se me había salido un poco de las manos. Entre su mal humor constante, y mis rabietas, se puede decir, que hacíamos la combinación perfecta para destruirnos mutuamente.

El dios cascarrabias, está demasiado molesto conmigo, y se había metido entre ceja y ceja que me daría las razones suficientes para que lo odiase.

Pero, ¿cómo odiarle si aún no le desprecio? ¿Cómo sentir algo tan ruin por su persona, si no puedo ni aborrecerle?

Hades, se me queda viendo fijamente por algunos segundos; yo, mantengo mi vista en sus ojos, demostrándole que no me iba a amedrentar; que no caería en sus trucos y amenazas... que no cedería.

De pronto, Hades y yo desaparecemos en una estela de humo negro; apareciendo casi instantáneamente en una habitación totalmente oscura.

Hades, me suelta de su agarre, y lo observo extender su mano y hacer que todas las antorchas de aquella habitación se encendieran simultáneamente iluminando el lugar.

Me quedo quieta pensando en qué pasará, y observo cómo el dios del inframundo da media vuelta y se dirige hacia una mesa metálica que hay en un costado de la habitación.

—¿Qué me harás? ¿Me torturarás? —Digo y una fuerza invisible me empuja contra una pared de roca a mis espaldas.

—Lo que mejor sé hacer... Causar sufrimiento y dolor...

El rey del inframundo continúa en la mesa dándome la espalda, mientras, la fuerza aún sigue pegando mi cuerpo contra la dura roca, impidiéndome mover.

Veo, cómo Hades se voltea y noto cómo éste coloca algo, que no logré ver, en el bolsillo de la parte posterior de su pantalón. Sus ojos negros seguían penetrando mi alma, y su piel... con las venas oscuras aún presentes en su ser.

El rey del inframundo se acerca lentamente a mí y puedo admitir que sentí miedo por un instante; miedo de haberlo provocado así, miedo de que acabase con mi vida tal y cómo lo hizo con aquella ninfa frente a mis ojos hace un tiempo atrás.

Volteo mi rostro hacia un lado para no mirarle, pero Hades, hace un movimiento con su mano y otra fuerza invisible hace que mi rostro quede mirándole fijamente.

—¡A mí se me mira a los ojos hasta que yo diga lo contrario! —Murmura y su mirada recorre de arriba a abajo mi rostro; haciendo que mi pecho se apriete al instante.

—Si me vas a torturar, al menos, hazlo con tus propias manos, y no con tus trucos baratos.

—¿Mis trucos baratos? —Lo noto sentirse un tanto ofendido.

—Al menos, déjame ser torturada libremente. —Lo miro con directamente a los ojos.

—¿Harás lo que yo te diga? —Coloca su mano en mi barbilla ejerciendo presión.

—Los haré... —Suspiro profundo; mis ojos clavados en los suyos.

—¿Obedecerás? —Pregunta en voz baja, y yo asiento.

Hades, se queda callado por algunos segundos, y sé, que lo está pensando.

Siento, cómo la fuerza invisible que me sostenía contra la pared, se esfuma repentinamente dejándome ser libre otra vez.

—Comienza quedándote en ropa interior. —Demanda y retrocede dos pasos. Yo, asiento.

Coloco mis manos en el borde de mi traje, mientras siento cómo mi corazón quiere estallar al tenerme que quitar la topa ante éste dios del inframundo. Sus ojos no abandonan ni por un segundo mi cuerpo, y eso, hace que me provoque escalofríos al sentir cómo la tela de mi vestido me abandona y me expone de aquella manera.

Hades ©Donde viven las historias. Descúbrelo ahora